Enfrentamiento

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[Presente]

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El puño de Pete tembló ante la impotencia. Escuchar los reclamos de Kan uno tras otro mientras culpaba a Vegas de todo hizo hervir su sangre.

¿Qué clase de padre hacía eso? ¿Por qué Khun Kan no podía ver en lo que había convertido a Vegas?

Su Omega pudo sentir la rabia y tristeza de su Alpha.

Dio un paso mal; su pie se enredo con la cadena haciéndolo tropezar.

—Mierda. —Susurro mientras se incorporaba de nuevo. Se paralizó cuando escucho pasos pesados y rápidos cerca de la puerta y después otro golpe más.

Su nariz no lo engaño. El aroma agrio y nauseabundo del padre de Vegas acompañado de Alphas de baja categoría lo alertó. Busco un lugar, algo que lo ayudara a esconderse, pero la habitación era demasiado pequeña, el baño no podía cerrarse por la cadena y, precisamente, la cadena lo delataria.

Además pudo escuchar los gritos desesperados de Nop alejarse poco a poco.

Lo único que atinó hacer fue retroceder al ver como la puerta se abría en un empujón.

—¿Qué..? —El padre de Vegas lo miró con sorpresa, antes de que sus ojos se pintarán en furia—. El guardaespaldas.

Pete tenía los músculos tensos, dispuesto a defenderse y a matar. Sus instintos se despertaron al verse en peligro, al sentir como la feromona de Kan se expandía por toda la habitación borrando la de Vegas.

"Nadie puede saber tu casta" . Recordó las palabras de su abuela. "Pete, eres un gran tesoro, uno tan inmenso que no hay manos que no quieran arrebatarte".

Pete se debatía internamente que hacer mientras resguardaba cualquier rastro de su aroma.

—Agarrenlo. —Ordenó el Alpha a sus subordinados. Pete se puso a la defensiva, golpeo a los sujetos, pero su fuerza no era la misma. Su cuerpo estaba débil, se sentía cansado y mareado.

Pronto se vio en brazos de esos gorilas.

—Vegas debió matarte cuando le di la oportunidad. —Kan sacó su arma, se acercó al sureño y acarició con la pistola su rostro—. Ahora arreglaré esos pequeños errores.

— ¿Khun Kan haciendo las cosas por sí mismo? —Pete sonrió desafiante— ¿qué tan podrido tiene que estar para querer borrar la sonrisa de su propio hijo? —el sureño ya no podía parar—. Tal vez Vegas no tenga el valor para decirlo, pero yo no soy él. Khun Kan ha sido un maldito perdedor y siempre lo será.

Una bofetada le volteo el rostro. Pete rio.

— ¡No te atrevas a reírte de mí! —Kan lo tomo de la cara con rudeza. Sus ojos hervían en ira.

—Vegas no siempre hará el trabajo sucio por usted. ¿Dice que sus hijos no son dignos de usted? ¿Cree acaso que usted es el padre ejemplar? —El guardaespaldas escupió la sangre en su boca—. Vegas y Macau son mucho para un inútil como usted.

Kan le dio otra bofetada, haciendo que Pete se tambaliara; hubiera caído de no ser por los hombres que lo sujetaban.

—Eres un maldito don nadie. —El padre de Vegas tenso la mandíbula—. No tienes ningún prestigio, solo eres un perro más de la primera familia, un estorbo en la vida de mi hijo, una piedra en mi zapato.

—Hágalo, máteme. —Pete lo miró con seriedad, despertando el lado precavido de Kan—. Porque si sobrevivo yo seré el encargado de hacerlo pagar su karma. No voy a tentarme el corazón como lo hace Vegas, no voy tener compasión por lo que pueda decir Macau. Usted es solo una carga para ellos.

Kan alzó su mano con el arma apuntando a la cabeza del sureño. Estuvo así por varios segundos hasta que una sonrisa aterradora se dibujo en su rostro.

Pete tuvo un mal presentimiento.

—Ya que no le tienes miedo a la muerte, alimentare tu sed de venganza. —Gun miró a sus hombres—. Muchachos, todo suyo.

Phongsakorn abrió sus ojos asustado al sentir como su cuerpo era tirado al suelo. Esos tipos ahora tenían miradas depravadas en él.

Pete percibió la lujuria en sus asquerosas feromonas.

—Ya no eres tan valiente. —Kan tomó asiento en la cama. Su sonrisa se hizo más gran al ver como los sujetos tomaban al guardaespaldas por los brazos y piernas.

Pete tembló al imaginar lo que esos tipos tenían en mente. Se resistió, rasguño, golpeó y trató de morder al tipo que insistía en acercarse a su rostro.

Pero no podía, no tenía la fuerza para acabar con esos vándalos.

—¡Vegas! —Grito el nombre de su Alpha— ¡Vegas, por favor! —Imploro al sentirse como un puto muñeco.

Tenía miedo, estaba furioso, se sentía tan inútil.

La risa de Kan lo hizo enfurecer—. Grita todo lo que quieras, eso lo hace más divertido.

Uno de los tipos dirigió su mano al resorte de su pantalón. Pete cerró los ojos con fuerza esperando que ese infierno terminará.

Un disparo lo hizo saltar en su lugar; el tipo que segundos antes trató de bajarle la prenda cayó muerto encima suyo.

El otro tipo llevó sus manos a su arma, pero la bala atravesó su cráneo antes.

—¡Vegas! —Khun Kan se levanto colérico al ver como su hijo apuntaba su arma hacia él.

El Alpha más joven de esa habitación se tambaleaba, con la cabeza sangrando, pero con una mirada feroz.

—Largate. —Advirtió Vegas son bajar la mano.

No había duda, no había miedo. Vegas estaba furioso por lo que su padre estuvo por hacerle a su Omega.

—Lo pagaras muy caro. —Kan miró a Pete en el suelo—. Los dos lo van a lamentar.

El error de Vegas fue darle la espalda a su padre en cuanto vio que este se marchaba. Pete vio en cámara lenta como Kan tomaba el pequeño escritorio de la habitación dispuesto a golpear con ello a su hijo.

—¡Vegas!

El Alpha escucho el sonido de la tabla siendo destrozada. Su corazón se paralizó al ver al Omega en el suelo con la espalda sangrando ante el impacto de la madera en ella.

Pete había reaccionado más rápido que su lado racional. Se levantó del piso recuperando su agilidad y fuerza para ser el receptor de dicho ataque.

—¡PETE! —Vegas se arrodilló a un lado de Pete e intentó despertarlo sin éxito. Sus ojos no dejaban de llorar.

Kan salió de ahí antes de recibir una bala por su propio hijo.

—¡Pete! —El Alpha miraba a todos lados aterrado ante la imagen en sus ojos— ¡Nop! ¡Nop! —El Beta no hizo acto de presencia ante los gritos desgarradores de su jefe— ¡Pete despierta, por favor, mi amor! ¡PETE!

Vegas en toda su vida jamás se sintió tan miserable como en ese momento.

Pete. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora