No Promises ||James Potter|| ✔️

21. James, tenemos que hablar

13 de diciembre de 1979

Amelie Potter Rosier

Ya había pasado unos meses y las cosas estaban empeorando demasiado, pero no podíamos bajar la guardia en ningún momento. Sabía que James tal vez sospechaba de que supiera más cosas de las que él creía, opero no podía decirle todavía nada. Estaba reuniendo todos los horrocruxes en un lugar seguro, solo me quedaba el guardapelo, que no sabía donde estaba. Según Regulus le dio instrucciones claras a Kreacher, así que se estaba ocupando de encontrarlo para dármelo.

James hace meses me entregó una carta escrita por Regulus, pero no tuve el valor de leerla, no me sentía preparada, aunque sabía que debía hacerlo en algún momento, pero no hoy ni mañana. Debía estar preparada para volver a revivir ese dolor o bueno volverlo a dejarlo salir. 

Era tan difícil sin Reg y más ahora que me había enterado de que estaba embarazada.

Siempre pensé que él estaría en este momento, al igual que sabía que sería un gran tío. Le hubiera obligado a ser el padrino de mi bebé, aunque sabía que él, feliz aceptaría, pero ahora él no estaba y esto era horrible.

Solía hablar bastante con Pandora, después de todo era una de mis mejores amigas y siempre había estado a mi lado al igual que Marlene, que sin importar mi casa, fue y es un gran mejor amiga para mí. 

Hace unos días tuve la suerte de verlas, vinieron a nuestra casa porque a principios de noviembre ya todo estaba listo para irnos y la casa era preciosa, tenía un gran jardín y era enrome. Siempre como había querido, lo bueno es que nadie sabía de ella y los chicos se encargaron junto a mi madre de poner todas las protecciones necesarias.

Recuerdo que ese día los chicos se tuvieron que ir y me dejaron con Marlene, Pandora y mi madre. El problema es que ya llevaba unos días mal y pensé que había sido por algo que había comido, pero la verdad es que ese no había sido el motivo y mi madre lo había confirmado. 

Debía reconocer que estaba demasiado sorprendida, porque no pensé que pasaría tan pronto, pero había sido algo evidente, siendo que James y yo lo estuvimos hablando. A pesar de que hubiera una guerra, sabíamos que haríamos lo que fuera por nuestro bebé. 

Estaba demasiado feliz de saber que sería madre, siempre pensé que sería una madre horrible, pero James no dejó de repetirme que sería la mejor madre del mundo y yo haría lo que fuera para que así fuera.

Estaba demasiado emocionada y más por contárselo a James, así que hoy lo haría porque sabía que Remus y Sirius no estarían, irían a algún sitio, tampoco dijeron a donde a sí que supuse que eran de esas misiones de espionaje que les ponía Voldemort para ganar su confianza. 

Estaba preocupada por ellos, siempre lo estaba. Ahora que vivíamos aquí, yo estaba sola casi todo el día y temía que ellos no volvieran con vida. Es verdad que James intentaba no irse tan a menudo, pero era complicado.

Yo solía quedarme a esperarles hasta tarde, porque no podía dormir sabiendo que ellos estaban por ahí. 

Ahora él se encontraba comprando algunas cosas, y yo me encontraba sola en casa limpiando un poco, aunque era un poco complicado porque me sentía cansada la mayoría del tiempo y James estaba preocupado por mi estado, algo que se me hizo demasiado tierno, viniendo de él.

Una vez que terminé decidí sentarme en el sofá, aunque al final preferí acomodarme mejor, no tenía previsto dormirme, pero sintiéndome tan cansada, pensé que era una buena idea dormirme un rato, así que eso hice.

No sabía que hora era, pero estaba segura de que James había vuelto, porque al despertarme me encontraba en nuestra habitación. Solté un pequeño suspiro, James sabía que debía despertarme porque no quería dormir tanto tiempo, porque sabía que sería complicado dormir temprano por la noche. Me levanté con cuidado aunque me mareé un poco. Mi madre dijo que sería normal al igual que las náuseas.

Salí de la habitación con cuidado y bajé las escaleras del mismo modo. 

Fui a la cocina para encontrarme a James cocinando, dándome la espalda. 

Sonreí y me acerqué a él para abrazarle por detrás, logrando ver como dejaba las cosas en la mesa y se giraba para abrazarme por la cintura y verme con una gran sonrisa.

—Pensé que seguías durmiendo, ¿te desperté?

—No, pero creo recordar que te dije que me despertaras porque luego es más complicado que me duerma temprano —él me acaricio la mejilla con cuidado.

—En mi defensa diré que te veías demasiado adorable durmiendo, así que te lleve a la habitación para que durmieras mejor. Te veías también durmiendo y sé que últimamente no sueles dormir muy bien —asentí con una pequeña sonrisa viéndole.

Era demasiado afortunada por tenerlo en mi vida, en todo este tiempo ha intentado ser el mejor hombre y aunque a veces solía ser un idiota, siempre sabía que hacer para arreglarlo. Era detallista y siempre se preocupaba por mi bienestar. 

Tenía un lado para todos los mortífagos y otro lado que era el James que había conocido en Hogwarts, ese chico dulce y cariñoso que me había enamorado con pequeñas cosas. Que se había quedado conmigo a pesar de todo, que no se había rendido conmigo y que siempre lucho para que tuviera una sonrisa en mi rostro.

Él que me había limpiado un montón de veces las lágrimas y me había amado con todo lo que era. Él me amó con mis defectos y mis virtudes, me hizo sentir perfecta tal y como era. Me ayudó a amarme y estuvo ahí para evitar que me cayera. 

Sabía que pasara lo que pasara, siempre seríamos él y yo.

Sin importar que nos depararía el destino, siempre hallaríamos la manera de volver a encontrarnos, en esta vida y en todas las siguientes.

—James, tenemos que hablar —susurré y él me vio un poco preocupado.

—¿Qué ocurre amor?

—Es algo que nosotros ya hemos hablado en su momento y que está pasando —él me miró sorprendido pero con una pequeña sonrisa en su rostro.

—¿Es lo que creo que es? —asentí con una sonrisa y lágrimas en mis ojos— ¿Vamos a ser padres?

Asentí de nuevo. 

James emocionado me tomó en brazos y comenzó a dar vueltas conmigo en sus brazos, realmente emocionado, yo, en cambio, estaba riendo mientras me aferraba a él.

Unos segundos después me bajo para verme a los ojos y agarrarme delicadamente el rostro.

—Te amo demasiado amor, gracias por darme esta oportunidad de ser padre y de que sea el padre de tu bebé. Estoy demasiado feliz de saber que seremos padres y te prometo que haré todo lo que esté en mi mano para protegeros de todo y de todos. Os prometo ser el mejor padre y el mejor marido que os merecéis y vamos a estar juntos siempre, porque ninguno de los dos vais a libraros de mí —solté una pequeña risa mientras le abrazaba por el cuello divertida.

—¿No vas a dejarnos nunca? ¿Lo prometes amor?

—Lo prometo, palabra de Merodeador. Si es que te convence más —volví a soltar una pequeña risa.

—Bien, te creo amor —y sin esperar nada más, tiré de él para juntar mis labios con los suyos en un lindo beso.

Un beso que deseaba con todas mis fuerzas que no acabara.

NOTA DE AUTORA

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