24. Harry James Potter Rosier

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31 de julio de 1980

Amelie Potter Rosier

Las cosas se habían complicado, pero de momento creíamos que Voldemort todavía no sabía de la Profecía, lo que nos daba un poco más de tiempo para seguir planeando todo. Yo estaba asustada de que llegaría este día, porque no quería que mi hijo tuviera que ver con una maldita Profecía, y sabía que James pensaba lo mismo que yo, porque estaba haciendo todo lo posible para que nadie sospechara. Aunque se perdía muchas cosas para conseguirlo, hacía ya dos semanas que no sabía de él, ni siquiera de los chicos y estaba demasiado preocupada por ellos.

¿Y si lo habían descubierto y ahora estaban muertos?

Ni siquiera quería pensarlo, estaba demasiado asustada por ellos, y ni siquiera pude comer o dormir bien. A pesar de que Euphemia intentara convencerme, era complicado, no podía estar tranquila.

Necesitaba que estuvieran bien, y que él volviera a casa lo antes posible.

Bajé las escaleras, estaba claro que mi rostro había perdido su color y se habían formado unas pequeñas ojeras por la falta de sueño. Me despertaba en medio de la noche por culpa de las pesadillas y eran parecidas a las de antes. 

James muriendo en mis brazos y yo sin poder hacer nada. Esa sensación era tan horrible que no sabía que más hacer para que dejaran de ocurrir. 

Necesita que James estuviera aquí porque era el único que podía hacer que no las tuviera.

Una vez que las bajé por fin, me encontré a Euphemia que se acercaba a mí con una pequeña sonrisa.

Seguramente Alya se encontrara con Fleamont en la sala, hacía unas semanas había cumplido un año y James no pudo estar lastimosamente. Había que admitir que Alya era bastante pegada a James. Se la pasaba la mayoría del tiempo en brazos de James y eso a él le encantaba demasiado y a mí me encantaba verlos.

Era bastante lindo ver a James con un bebé en brazos y solo quería que estuviera aquí para el nacimiento de nuestro segundo bebé, porque a pesar de que Alya no era biológicamente nuestra, para nosotros sí lo era, y la amábamos como si fuera nuestra. 

Ella era nuestra pequeña y le agradecía demasiado a Regulus que me diera la oportunidad de cuidar de su pequeña. Había sido una gran sorpresa, aunque me molesté porque no me lo había contado, entendía sus razones.

Nunca podría odiarlo, siempre sería una parte muy importante en mi vida.

—¿Cómo estás querida?

—Estoy bastante bien, no te preocupes por nada. ¿Hay algo en lo que pueda ayudar? Me sabe demasiado mal que tengas que ocuparte de todo.

—Ni te preocupes corazón, todo está bien y Alya está con Fleamont jugando en la sala —asentí con una pequeña sonrisa— ¿Quieres desayunar algo en especial? —negué con una pequeña sonrisa.

—Cualquier cosa está bien —ella asintió y fuimos a la cocina. Yo me senté como pude y ella me sirvió el desayuno.

Eran unas tortitas, algo que se había convertido en mi desayuno favorito. Sin duda alguna la comida de Euphemia era increíble. Tenía un increíble talento para la cocina y estaba demasiado feliz de que estuvieran los dos con nosotros. Eran de gran ayuda, aunque estaba asustada de que alguien pudiera encontrarnos y que les pasara algo.

—Mi niña, come un poco más, estás embarazada y los dos tenéis que estar bien alimentados —solté un pequeño suspiro. 

—Por mucho que lo intente, se me hace difícil. No puedo dejar de pensar en si estarán bien o no. Tengo mucho miedo y no quiero pensar más de esa manera, pero en los tiempos en los que estamos se me hace demasiado difícil Solo quiero que estén en casa, y más James. No quiero que se pierda más cosas de los niños y sé que lo hace para protegernos, ¿pero qué pasaría si le pasara algo?

No Promises ||James Potter|| ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora