16 de junio de 1978
James Potter
No podía creer que ya habían pasado siete años desde que había llegado por primera vez a Hogwarts. Nunca pensé que el tiempo podría pasar tan rápido, aunque, por una parte, me entristecía saber que dejaría esta escuela, la otra parte me ponía feliz al saber que sería de alguna manera libre.
Había hecho tres grandes amigos, eso era cierto. Siempre estuvieron para mí, al igual que yo estuve para ellos. No siempre podía contentar a todo el mundo, me juzgaban sin saber y ya me consideraban una mala persona por haberles hecho muchas bromas a todos. Es cierto que me arrepientía de ello, porque sabía que no estaba bien.
Lily solía recordarme en todo momento lo horrible persona que era, y no era justo, si cometí errores, pero ella debía darse cuenta de lo que hacía su querido mejor amigo, mejor conocido como Quejicus.
A Snape le solían fascinar las artes oscuras y estaba demasiado convencido de que sería fiel seguidor de Voldemort. Además, yo no lanzaba hechizos para herir a la gente, en cambio, él si lo hizo.
Recuerdo ese día perfectamente, estaba de camino a mi entrenamiento y por el pasillo donde iba no había gente, así que era en parte mejor para mí.
—¡Potter! —me giré para ver a Snape apuntándome con la varita.
—Quejicus no tengo tiempo para ti, debo ir a mi entrenamiento —él negó divertido.
—Me temo que no Potter... ¡Sectumsempra! —el hechizo me dio logrando que cayera al suelo y sintiera fuertes dolores por todo el cuerpo, como cuchillos cortándome por todas partes. Estaba sangrando y todo me dolía. Vi a Snape acercándose hacia mí y soltar una risa— Para que no juegues conmigo Potter, te sorprendería las cosas que puedo hacer, espero que te diviertas ahí arriba con Godric. Snape se fue de ahí, no sin antes asegurarse de que no hubiera nadie, no podía moverme porque cada vez que lo intentaba era como si los cortes dolieran aún más. Era demasiado agonizante y no creía la verdad que pudiera salir de esta.
—¡James! —reconocí el grito de Amelie y aunque no pudiera expresarlo por el dolor, estaba demasiado feliz de oírla. Ella se acercó preocupada a mí y sacó su varita— Tranquilo, te prometo que te pondrás bien —ella a punto con su varita hacia mí—. Vulnera Sanentur —susurró ella, yo no pude articular palabra, el dolor había sido demasiado que lo último que recuerdo antes de caer inconsciente, fue la voz de Amelie preocupada.
Siendo sinceros solo ella y yo sabíamos sobre qué había sido cosa de Snape, pero decidimos no decírselo a nadie. Según ella, me contó que el idiota solía crear algunos hechizos con sus contra-hechizos y bueno como nadie sabía de lo nuestro, pues Snape pensaba que ella me odiaba, así que le soltó varios datos que tenía escritos él en su libro.
Conocí a Amelie desde que teníamos once años, pero lastimosamente las cosas no podían darse porque su hermano no la dejaba hablar con otras personas que no fueran de su misma casa o que compartieran los mismos pensamientos que ellos. Así que no hablé con ella desde quinto, aunque tampoco es que habláramos mucho. En sexto año en una fiesta pasaron cosas entre los dos, no teníamos una etiqueta, simplemente cuando necesitábamos del otro, nos reuníamos en la Sala de los Menesteres cuando nadie estaba cerca para descubrirnos. Aunque desde que paso lo que paso con Snape, ella se alejó, cosa que nunca entendería.
Ella era diferente a Lily, mientras que Lily era tranquila, Amelie era un caos, pero un caos lindo.
—Cornamenta, ¿en qué piensas? —miré a Sirius y negué con una sonrisa.
—En nada, anda bajemos que seguro nos están esperando. Sirius asintió poco convencido y juntos salimos de nuestra habitación, que había sido nuestra durante siete años, ahora todas nuestras cosas estaban en nuestros baúles preparadas, ya que mañana abandonaríamos la escuela.
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No Promises ||James Potter|| ✔️
Hayran KurguDonde James Potter está cansando de ser el bueno. O Donde Amelie Rosier le demuestra el mundo horrible en el que se ha metido.