8. No quiero casarme

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20 de noviembre de 1978

Amelie Rosier

Ya había pasado más de un mes desde la última vez que vi a James y la verdad es que estaba un poco asustada por la situación.

¿Y si los mortífagos lo habían descubierto? ¿Y si algo malo le había pasado? Tampoco tenía mucha certeza de eso, porque no hablaba con él, por obvias razones.

Estaba demasiado asustada por todo lo que se estaba viniendo, no quería casarme, eso era algo demasiado obvio, y ya sabía lo que me esperaba si desobedecía. La verdad es que los castigos de mi madre dejaron de importarme hace mucho tiempo, no era justo para mí tener que pasar todo esto. 

Yo no quería casarme y ella lo sabía perfectamente, pero aun así no quería escucharme, mi padre era igual que ella, pero se mantenía al margen. Mi hermano, bueno, él tenía bastante con lo suyo. 

No le había visto desde hace unos días, según mamá se había ido a cumplir una misión que le había adjudicado Voldemort. Así que ya me hacía una idea de cuál sería la misión, estaba convencida de que mataría a inocentes, algo que él sabía que odiaba, pero aun así él no podía hacer nada porque saldría peor.

Así que me mantenía fuera de eso, cuanto menos supiera mejor para mí.

Caminé por los pasillos de la mansión Black, como lo solía hacer últimamente, aunque también solía mantenerme encerrada en mi habitación, pero debía salir porque mi madre insistía y discutir con ella no era una opción últimamente.

Miré todo como siempre solía hacer, los mismos tapices oscuros viejos, que debían ser cambiados porque eran horrorosos.

Walburga Black salió de una de las habitaciones con una expresión seria en su rostro, me miró de arriba a abajo y arqueó la ceja. Bajé la mirada y no había nada que pudiera disgustarla, mamá se había encargado que todo estuviera perfecto y quería que Walburga estuviera feliz. Aunque dudaba que ese sentimiento existiera en el vocabulario de la señora Black.

Ahora entendía a Sirius, su madre carecía de sentimientos, algo que tenía en común con mi madre.

—¿Algún problema señora Black?

Ella negó.

—Acompáñame señorita Rosier, debemos hablar un poco de la situación y sobre el compromiso con mi hijo —asentí siguiéndola callada.

Walburga Black imponía respeto y temor ahí a donde iba. No había nadie que pudiera llevarle la contraria y era demasiado segura de sí misma. 

No iba a mentir, sí que le tenía miedo, mi madre no era nada comparada con Walburga Black, a pesar de que las dos lastimaron a sus hijos. Aún no entendía por qué tuvieron hijos si solo los estaban haciendo sufrir.

Las dos rompieron a sus hijos sin importar nada y yo solo quería llevarme a Regulus lejos de todo esto, pero sabía que nos encontrarían. 

No tenía ni un plan por mucho que quisiera irme lejos, sabía que no serviría de nada. Así que no tenía otro remedio. Tal vez debía dejar de luchar y casarme con Regulus, porque sabía que si no lo hacía, nuestras familias serían capaces de herir a gente que realmente nos importaba. 

No iba a arriesgarme a perder a James ni mucho menos, prefería verlo feliz con otra persona que no fuera yo porque solo sería capaz de lastimarlo. 

Bajamos y fuimos hasta la biblioteca que había, era un lugar lindo, pero tampoco tenía muchas ganas de permanecer más tiempo ahí. Sentía demasiadas malas vibras, bueno, en toda la casa, pero no podía hacer nada contra eso. Era lo que los Black querían demostrar, demostrar lo crueles que podían ser, querían enseñar que la pureza de la sangre era lo más importante. Cuando eso no era así, pero sabía que compartir mis pensamientos sería una condena demasiado larga de castigos y dudaba que pudiera salir con vida de todo eso.

Cerré la puerta detrás de mí y me quedé erguida en mi lugar, pensando muy bien en todo lo que tal vez me diría. No podía saberlo, ella era tan impredecible que por mucho que mi madre estuviera machacándome con todo, no podría saber nunca que podría salir por la mente de la madre de los Black.

—Llevo preguntándome mucho tiempo, respecto a tus sentimientos sobre mi hijo, y es obvio que no existen. No obstante, por muchas oportunidades que tuviste de salir de esta casa no lo hiciste, ¿por qué? ¿Por mi hijo?

—No quiero que nada malo le pase, eso es todo. Si estoy aceptando todo esto, es para que Regulus esté bien.

—Al igual que esos traidores, ¿verdad? —la miré sin expresión alguna, no iba a permitir que hablara mal de ellos.

—Le pido por favor que se abstenga de soltar esos tipos de comentarios respecto a la gente que me importa. Porque si solo me ha llamado para que me diga eso, prefiero irme si no le importa.

—La conversación todavía no ha acabado, y no me interesa que no te guste o no. Debes aprender que tus actos pueden tener consecuencias y es muy fácil atacarte. Dudo que tu madre hiciera un buen trabajo contigo... Incluso admitiría con seguridad que no eres apta para casarte con mi hijo. No obstante, no puedo hacer nada, así que debo aguantarte y aguantar a tu familia toda la vida.

—¿Algo más? No estoy de humor para escuchar sus criticas que no me sirven para nada, mejor piérdase por esta casa y déjeme tranquila. No entiendo por qué no se lleva bien con mi madre si las dos sois como dos gotas de agua. Las dos habéis destrozado a vuestros hijos, nadie merece todo lo que los hermanos Black, mi hermano y yo hemos vivido. No merecéis nada bueno en este mundo. Espero que algún día sufráis al menos la mitad de lo que hemos sufrido todos. Y sí, tienes razón, no quiero casarme y ya le dije por qué.

Walburga se acercó a mí furiosa dándome una bofetada.

Mi mejilla izquierda ardía y me dolía demasiado, tuve que evitar dejar caer mis lágrimas para que ella no notara que me había dolido. Aunque era algo demasiado evidente.

—No vuelvas a hablarme de ese modo, ¿los has entendido? Estás en mi casa, así que seguirás mis reglas, te guste o no Amelie. No estoy para tus juegos de niña pequeña, aquí nadie tiene el mando más que yo. Espero que haya sido clara, porque la próxima vez no seré tan buena. La próxima vez utilizaré otros métodos y créeme, no te van a gustar para nada.

Me miró una vez más antes de salir de la biblioteca, dejándome con las palabras en la boca. Acaricie la zona afectada con cuidado y caí de rodillas rompiendo en llanto.

No podía soportarlo más, por mucho que lo intentara era algo realmente difícil para mí. No estaba lista para todo esto ni mucho menos preparada para todo lo que se vendría. Solo quería desaparecer de una vez.

Solo quería ser libre y tener una vida feliz, pero eso nunca se podría. Debía casarme con Regulus y debía ser una buena esposa si quería que nada malo les pasara a la gente que me importaba.

Este juego solo podía haber un ganador y estaba demasiado claro que yo no lo sería por mucho que lo intentara.

Por mucho que luchara por mi libertad, era algo que ya no podía tener, estaba amarrada a estas reglas.

Era un títere en esta mansión y no pude hacer nada para evitarlo.







NOTA DE AUTORA

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No Promises ||James Potter|| ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora