Mundos confusos

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Mundos confusos


"Tengo que salir de aquí" Se apremió Harry mirando la puerta de aquella habitación. No podía simplemente darse por vencido, pero ahora ya no tenía ni siquiera la varita de Hermione en su poder. Estaba furioso consigo mismo por permitir que Snape, con esa nueva estrategia, lograra desarmarlo demasiado fácilmente. Ahora con más ansia deseaba matarlo. El odio le quemaba las entrañas, aunque no tanto como la náusea de haberlo tenido tan cerca y no haberle destrozado con sus propias manos.

Estaba desesperado, se rehusaba a creer que aquel era su fin, no cuando había logrado superar tantas batallas, no terminaría muerto en manos de Snape.

Revisó los armarios encontrándose con ropa de su medida, incluso uniformes de Gryffindor. Al mirarlos más detenidamente no supo ni qué pensar, eran idénticos a los suyos. Tomó un cambio que fuese cómodo, no podía irse usando un pijama.

De pronto se escuchó la puerta abrirse nuevamente y el corazón se le paralizó. Aquella era su oportunidad y no pensaba desaprovecharla. En cuanto entró el Profesor, Harry le empujó con fuerza y salió despavorido con un único pensamiento en mente: traspasar las barreras del castillo para poder desaparecerse.

Corrió lo más rápido que le permitieron sus piernas, rogando por no encontrarse a ningún mortífago en el camino. Y así fue, jadeó esperanzado cuando por fin llegó hasta el lobby, ya quedaba muy poco, podía lograrlo.

Y entonces algo lo hizo girarse hacia las escaleras. Un par de alegres voces que él conocía a la perfección. Sus ojos se abrieron desorbitados al ver a Ron y Hermione.

¡Por todos los cielos! ¿Qué hacen aquí? ¿Cómo llegaron al castillo?

Ron y Hermione le miraron confundidos pero sin dejar de sonreírle a su mejor amigo.

Esas son preguntas muy extrañas, Harry. —respondió Hermione finalmente—. Mejor dinos a dónde vas tú con tanta prisa.

¡Tenemos que salir de aquí antes de que nos atrapen!

¿Y a dónde iríamos? —cuestionó Ron apresurado a colocarse a su lado—. ¿Tienes algún plan para esta noche? ¡Genial! Creí que volverías a pasarte el tiempo encerrado con Snape.

No sé de qué demonios estás hablando, Ron... ¡Vámonos ya!

Harry tomó la mano de Ron jalándolo hacia la puerta y el pelirrojo se dejó llevar, sin embargo, Hermione tan solo ladeó la cabeza intentando comprender hasta que finalmente volvió a sonreír, pero no hacia ellos, miraba a su izquierda.

Harry giró a ver qué era lo que su amiga veía y la sangre se le fue a los pies al descubrir a Snape arribando junto a ellos.

Se acabó la diversión. —suspiró Ron resignado, pero no pareció alarmarse por la presencia del Profesor, tan solo se soltó de la mano de Harry y volvió a reunirse a Hermione—. ¿Vamos a cenar? tengo hambre.

¡¿Es que se han vuelto locos?! —gritó Harry con desesperación.

Los tres guardaron silencio, Snape y los dos amigos de Harry le miraron confundidos y preocupados.

¿Qué le pasa? —preguntó Hermione dirigiéndose a Snape.

Tuvo un accidente en el lago y me temo que no le había dado la suficiente importancia... hasta ahora. —dijo Severus bastante preocupado.

Nuestro amor en cada mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora