Mundo para dos

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Nota

Recuerden que cuando la historia se refiere a los personajes del segundo mundo sus nombres estarán escritos en cursivas.


Mundo para dos


Ni a Harry ni a Severus parecía importarle la regañina de Minerva McGonagall. Desde su asiento, encogido contra sí mismo, el joven de ojos verdes luchaba por no sonrojarse demasiado con la penetrante mirada que Snape tenía sobre él. Era como si aún quisiera convencerse de no estar ante una alucinación que desaparecería en cualquier instante.

No puedo creer que no me hayan hecho partícipe de sus planes. —se quejó McGonagall sin dejar de estirar las sábanas del Profesor—. Quisiera tener a ese vejete frente a mí para decirle unas cuantas verdades.

Eso logró que Snape despegara sus ojos de Harry. Miró a su colega con profunda pena recordándose como el asesino del Director.

Minerva, yo... siento mucho haber...

No sé porqué habrías de disculparte, Severus. —le interrumpió la profesora—. Estoy molesta con Dumbledore por haberme hecho dudar de ti. ¡Mi pobre muchacho! ¡Mira que dejarte luchar solo desde tu trinchera mientras que los demás te creíamos un traidor! ¡Ay, lo que pensé de ti!

Minerva, no he sido un santo, en verdad.

Eso no lo dudo, pero tampoco el monstruo que pensamos. —gimió apesadumbrada—. Por fortuna todo ha quedado en el pasado, gracias a Potter que nos abrió los ojos.

Harry se sonrojó cuando Severus volteó a mirarlo tan intensamente que el chico sintió que en cualquier momento podría leerle sus pensamientos.

¡Lo hubieras escuchado decirle a Voldemort que lo amabas, Severus!

¡Profesora! —exclamó Harry perturbado mientras que Snape escuchaba interesado.

Nunca había escuchado a Potter así de apasionado. Fue tan evidente que también te entregó su corazón que, al día siguiente, la noticia más relevante en El Profeta no fue la derrota del monstruo sino que el gran héroe tenía su propio héroe del que se había enamorado.

Por favor, ya no diga más. —suplicó Harry ocultando su rostro entre sus manos.

Sólo relato los hechos, señor Potter. —manifestó Minerva aunque luego volteó a mirarle entrecerrando sus ojos—. A menos que se haya arrepentido.

¡NO! ¡Nunca me arrepentiré!

Ya veremos. —respondió respirando fuerte, Harry nuevamente notó algo extraño en la voz de su ex profesora pero no dijo nada—. Ahora los dejo solos, Poppy vendrá más tarde a revisar a Snape, espero que no importune demasiado a su profesor, Potter. —dijo para luego suspirar cansina—. Eso me recuerda, debo reunirme con la junta escolar.

Sin decir nada más, la Profesora abandonó la enfermería. Harry y Severus se quedaron en silencio por un momento, mirándose enamorados hasta que Harry notó que los párpados de Snape luchaban por mantenerse abiertos.

¿Porqué no duermes un poco?

¿Y si cuando despierto ya no estás? —cuestionó somnoliento—. ¿Y si todo es un sueño?

Ahora que estoy a tu lado, nada ni nadie podrá apartarme de aquí.

Harry acercó la silla hasta la cama volviendo a sujetar la mano de Snape entre las suyas.

Nuestro amor en cada mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora