Nota
Recuerden que cuando la historia se refiere a los personajes del segundo mundo sus nombres estarán escritos en cursivas.
Mundo de dolor
El tiempo corrió rápidamente gracias a que los Profesores los tenían siempre ocupados con cientos de tareas, y que Harry contaba con sus amigos para hacerle los ratos de ocio mucho más agradables. Sus entrevistas con Severus sucedían demasiado esporádicamente para su gusto, habría querido pasar los fines de semana a su lado pero parecía que la Directora estaba empecinada en no darles mucho tiempo libre.
Pero las vacaciones de Navidad se aproximaban, y Harry no podía estar más feliz. Severus le había prometido que estarían juntos por dos semanas. Ahora no dejaba de contar las horas para que las clases terminaran. Su corazón, su cuerpo, toda su alma palpitaba ansiosa, pero también con un poco de expectación. Ya lo tenía decidido, esas vacaciones haría algo importante.
Ron sonrió de soslayo cuando vio que Harry se revisaba una vez más en el espejo. Su amigo jamás había sido vanidoso y ahora ya se había mudado de ropa en media docena de ocasiones.
— Que pena que no puedas venir a mi casa. —le dijo sonriéndole—. Mamá dice que espera que convenzas a Snape de pasar Navidad con nosotros, les tiene obsequios a ambos.
— Se lo agradezco mucho, y yo le enviaré un regalo también, pero no sé si Severus quiera ir, ya sabes que no es muy sociable. —dijo volviendo a peinarse meticulosamente su rebelde cabello.
— ¿Severus... o tú? —cuestionó arqueando una ceja—. Oh vamos, Harry, es más que obvio que por fin piensas dar el gran paso.
Harry se sonrojó violentamente y Ron pudo verlo a través de la imagen en el espejo.
— ¿De qué hablas?
— Te has bañado tres veces y checado tu aliento como cincuenta. Además, no sé por qué te pruebas tantas camisas si en cuanto te vea, Snape seguramente te la arrancará de un movimiento de varita.
— ¡Ron!
Ron se carcajeó, pero realmente se sentía feliz por su amigo. Justo entonces Hermione entró para apurarlo, los carruajes ya esperaban para llevarlos hacia la estación de Hogsmeade.
— Estás muy guapo, Harry. —manifestó Hermione aprobando su vestimenta—. ¿Por qué no bajas ya a las mazmorras? Supongo que deben estar esperándote.
Harry asintió, pero el sonido de un picoteo en la ventana llamó su atención. Titiritó un poco al abrir para dejar entrar a la lechuza. Afuera estaba empezando una copiosa tormenta de nieve, pero eso no le preocupaba, en pocos minutos estaría cobijado en los brazos de Severus.
Sin embargo, cuando leyó la nota que llevaba, su alegría se desvaneció como por encanto.
— ¿Sucede algo? —preguntó Hermione.
— Severus pospone nuestro encuentro. —informó Harry sentándose alicaído sobre su cama—. La Profesora McGonagall lo ha llamado a su oficina y dice que no estará libre en todo el día.
Ron y Hermione intercambiaron una mirada de tristeza por su amigo.
— Podríamos quedarnos contigo. —ofreció Ron—. Estoy seguro de que nos dejarán usar luego la red flu para ir a casa.
— No, no se preocupen por mí. —respondió Harry esforzándose por recuperar su sonrisa—. Ustedes empiecen sus vacaciones, yo daré un paseo para hacer tiempo hasta la noche.
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Nuestro amor en cada mundo
Hayran KurguHarry seguía en busca de los horrocruxes sin saber que un suceso inesperado le haría cuestionarse del rumbo de su vida, de su corazón y hasta de sí mismo. Snarry * Esta historia surgió al preguntarme qué podría pasar si el mundo de Harry Potter que...