Un mundo de celos

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Nota

Recuerden que cuando la historia se refiere a los personajes del segundo mundo sus nombres estarán escritos en cursivas.


Un mundo de celos


Ron despertó y miró a Harry sentado en la ventana, aún con su pijama y mirando sombrío la nevada tras el vidrio. Llevaba así algunos días. Ron había temido que Harry y Severus tuviesen problemas pero su amigo lo negó.

"Él está muy ocupado con el colegio" Respondió justificando su abrupta llegada a La Madriguera. "Supusimos que me aburriría mucho estando solo, por eso creímos que era mejor que pasara las vacaciones aquí"

Ron no insistió, pero estaba seguro que Harry no podía aburrirse más de lo que ya estaba. Nunca tenía ánimo de jugar a nada, ni de charlar, tan sólo se quedaba horas en silencio con la mirada perdida en el blanco paisaje. A veces en las noches, le parecía oírlo acallar un suave llanto en su almohada, quería hacer algo por él pero prefirió dejarlo tranquilo y respetar su silencio.

Otras veces, Harry despertaba aún agitado por dolorosas pesadillas, con el nombre de Severus en los labios y un extraño y lejano eco de voces desconocidas, como de otra vida, latiendo en sus oídos.

Llegó Nochebuena y para sorpresa de los Weasley, quienes esperaban que Snape se presentara a cenar con ellos, el Profesor brilló por su ausencia. Ni siquiera envió un regalo o nota para Harry. Ya ninguno tenía duda de que algo malo sucedía. Sobre todo por la expresión desolada de su joven amigo que parecía que hasta las velas del árbol de Navidad le arrancarían las lágrimas.

Después de la cena, mientras los hijos levantaban la losa sucia para lavarla, Molly aprovechó y fue a sentarse junto a Harry quien aún continuaba mirando en silencio su postre intacto.

Creí que la tarta de melaza era tu favorita. La cociné especialmente para ti.

Harry levantó la mirada hacia la querida señora y le sonrió apenado. Se forzó a comer un bocado pero sentía como si estuviese comiendo papel.

Es delicioso. —dijo sin mucho entusiasmo—. Perdón por no comer más, creo que me sobrepasé con la cena.

¿La cena que casi ni tocaste? Harry, querido, no es necesario que nos ocultes nada, es muy obvio que lo tuyo con el Profesor Snape no funcionó pero no tienes porqué avergonzarte por eso.

¿Eh? No... no es así.

Escucha, todos admiramos infinitamente al Profesor ahora que sabemos lo que hizo por ti, y entendemos que eso te pudo confundir, eres un chico muy dulce y sensible, mereces a alguien igual a tu lado.

Pero, señora Weasley, yo sé bien lo que siento y...

Claro que sí, querido niño. —le interrumpió Molly amablemente—. Me imagino que debes sentirte muy desilusionado, pero te prometo que pronto te recuperarás. A mí me encantaría que le dieras una segunda oportunidad a Ginny.

Harry abrió los ojos alarmado, no le gustaba nada el rumbo de esa conversación. Sólo él sabía cuánto le dolía no poder ceder a aquella petición, quedarse en esa casa que amaba y tener una vida que todos consideraban normal. Pero esa idea no lo hacía feliz. Miró a su alrededor, los demás habían dejado sus ocupaciones para estar pendientes de su respuesta, sólo Ron lucía apenado por las palabras de su madre, seguramente porque él había vivido un tiempo con Harry y Severus y sabía bien lo equivocada que estaba Molly.

Nuestro amor en cada mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora