Odio en un mundo, amor en el otro

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Odio en un mundo, amor en el otro


Harry, Ron y Hermione se escondieron tras los árboles de los límites en el Bosque Prohibido, desde ahí veían el castillo de Hogwarts en penumbras. La expresión sombría de Ron y Hermione contrastaban con el brillo ilusionado de Harry quien no podía disimular su ansiedad por ver a Severus.

¿Estás seguro de querer hacer esto? —preguntó Ron con la esperanza de que su amigo desistiera de lo que consideraba una mala idea.

Totalmente. Ustedes esperarán aquí, y no se preocupen, les digo que Sev no me lastimará.

Aunque sea cierto que Snape está de nuestro lado... —le interrumpió Hermione—... eso no quiere decir que el resto de los Mortífagos lo esté, ellos no se tentarán el corazón para apresarte y llevarte con quien-tú-sabes.

Confíen en mí, no me arriesgaré más allá de lo necesario, además cuento con la capa y el mapa, eso me mantendrá a salvo.

Eres igual de necio que nuestro Harry. —se lamentó Hermione—. Bien, cuídate mucho y si no sales en un par de horas...

... se irán y no intentarán rescatarme ni nada parecido ¿de acuerdo?

Y lo confirmo, eres igual a nuestro Harry. Bien, Ron y yo vigilaremos la entrada al colegio, si vemos algo sospechoso correremos en direcciones opuestas, entonces nuestros nombres accionarán una alarma en el mapa del merodeador, esa será la señal para que salgas de inmediato y espero seas prudente, no pierdas ni un segundo en huir.

Harry les sonrió infundiéndoles ánimo, no quería demostrar que también estaba algo temeroso, sin embargo era más su emoción por ver a Severus que cualquier otro sentimiento. Se colocó la capa de invisibilidad y lentamente se adentró en los terrenos de Hogwarts.


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Harry tocó al despacho de Dumbledore, aún se sentía extraño sabiendo que el mago estaría ahí, del otro lado de esa puerta, con su sonrisa bondadosa y sus túnicas de alegres colores... y no en una tumba por culpa de Snape.

Toma asiento, Harry, por favor. —le ofreció el Director amablemente, a Harry no le sorprendió ver que Severus Snape también estaba ahí, le saludó con una sencilla inclinación de cabeza y ocupó la silla junto a él.

¿Disfrutaste la cena? —preguntó Severus alargando su mano para enredarla con la de Harry.

El chico reaccionó retirándola de inmediato y castigándole con una dura mirada de advertencia. Severus sólo se encogió de hombros sonriendo un poco.

No puedes culparme, eres igual a él.

¡No soy él! —gruñó molesto.

En cierta forma sí, no es que sólo luzcan igual, han vivido casi la misma vida. Al verte, es como si lo viera a él hace un tiempo, cuando creía que yo era un traidor. Presiento que quizá descubras pronto que en tu mundo también podría no serlo y entonces, pensarás en mí de un modo diferente... bueno, de tu Severus.

¡Que no es MI Severus! —refutó empuñando sus manos antes de dirigirse hacia Dumbledore que los observaba con una sonrisa que a Harry le pareció irritante—. ¿Ya saben cuándo o cómo puedo volver a mi mundo y olvidarme de esta locura?

¿Ya aceptas que no estás alucinando?

Desafortunadamente. —gruñó por lo bajo—. Y no entenderé jamás cómo una versión de mí mismo pudo olvidarse de las humillaciones y maltratos que le diste, Snape.

Nuestro amor en cada mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora