Nuestro amor en cada mundo

De vuelta a mi mundo

De vuelta a mi mundo

Dumbledore se arrodilló junto a Harry. Severus le había llamado con la esperanza de que él pudiera sacarlo de esa crisis. El joven Gryffindor continuaba en la misma posición en la alacena, sin soltar su varita, dispuesta a accionarla si Snape se acercaba nuevamente a él.

Al ver que Harry continuaba aprensivo con la presencia de Severus, Dumbledore le hizo una señal para que le dejara a solas. Severus obedeció de inmediato volviendo a su habitación. Solo de esa manera Harry relajó un poco los músculos y bajó su varita.

— ¿Porqué tuvo que matarte? —gimió mirando el bondadoso rostro del Director.

Dumbledore prefirió no aclarar que su Severus no le había hecho nada y por lo tanto no debía temer de él. Comprendió que Harry necesitaba desahogar su odio de una forma u otra. Se sentó a su lado en el piso del pequeño almacén mirándole como sólo él sabía hacer.

— No sé porqué me mató, Harry. —respondió con dulzura—. Pero sé que lo he perdonado.

— ¡No, no merece ser perdonado! —negó aferrándose a su odio—. Usted tendría que seguir vivo, ayudándome a destruir a Voldemort... usted no me hubiera dejado solo pero por su culpa ahora estoy perdido, no sé qué hacer.

— Puedo ayudarte desde aquí. Severus y yo te diremos cómo puedes terminar con tu único enemigo, Harry. Escucha, sabes que he estado negociando con las sirenas, les expliqué que debes utilizar su portal, ellas han accedido a dejarte usarlo pero tiene que ser en una noche de luna negra, para eso faltan tres días, entonces podrás volver a casa con la sabiduría de cómo derrotar a Voldemort.

— ¿En tres días volveré a mi mundo? —repitió recuperando su esperanza.

— Sí, y aprovecharemos este tiempo para que sepas todo lo que tienes que saber sobre horrocruxes.

— ¡No, mejor venga conmigo! —propuso emocionado—. Los dos juntos lograremos vencerlo.

— Sé que hay un motivo para que mi muerte haya llegado antes en tu mundo, Harry. Lamentablemente no puedo acompañarte, pero te prometo que estaré contigo en espíritu y sé que saldrás victorioso.

Harry no estaba muy conforme con la negativa de Dumbledore sobre acompañarlo pero asintió, después de todo ahí ya había cumplido con su deber y no podía arriesgarse a que nuevamente fuera asesinado.

Ese último pensamiento le recordó a Snape, frunció el ceño con odio que de inmediato pudo ser interpretado por el mago más anciano.

— Quizá sería buena idea que no te esforzaras tanto por seguir odiándolo.

Harry entrecerró sus ojos sin comprender bien las palabras de Dumbledore, pero luego sonrió levemente, era reconfortante volver a escuchar sus frases misteriosas.

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Esa tarde, Severus se apareció en la playa, invocó su Patronus para avisar de su llegada. No tuvo que esperar mucho hasta que Harry apareció permitiéndole atravesar las defensas. Pero en esa ocasión su encuentro fue diferente. Harry tan solo le sonrió y caminó hasta él sin lanzársele a abrazarlo.