Capítulo 25

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Seis meses habían pasado desde el día en el que le pidió ayuda. Ella había ido a terapia dos veces por semana en esos seis meses. Le había ido muy bien porque en cierta manera era lo que necesitaba, pero desde que le dijeron que su padre había muerto no había pintado nada. Por mucho que lo había intentado no había podido hacerlo. Habían salido con amigos, con la familia, habían salido al parque con su hija y por fin habían adoptado a un perrito.

Su psiquiatra les sugirió que empezasen a preparar la boda. Después de unos días hablando habían llegado a la conclusión de que era una buena idea y que querían preparar la boda, ya que lo hubiesen hecho de igual forma. La psiquiatra había asegurado a ambos que ella se encontraba en mejor estado que cuando empezaron, lo cual era evidente para él que la había visto así de hundida.

La terapia había avanzado tanto que incluso había ido a visitar la tumba de su padre, algo que claramente no había sido fácil para ella, no había podido si quiera volver a entrar a casa de su padre después del día de la lectura del testamento, aunque era algo que debía conseguir.

Ya habían preparado casi todo lo de la boda y lo que no estaba preparado era porque aún no habían podido ir a la cita. Por ejemplo, el local en el que iban a celebrar la boda, tenía un jardín al aire libre que era donde celebrarían la boca, mientras que el banquete sería en un salón cubierto. Solo faltaba que les hiciesen una degustación de los menús, para lo cual ya tenían una cita, pero aún quedaban unos días para que eso pasara.

Los preparativos de la boda ya estaban en marcha y, aunque ninguno de los dos lo había dicho, les hacía mucha ilusión.

Durante ese tiempo, Sasuke había pasado más tiempo en casa, pero desde que ella empezó a mejorar con el tratamiento, empezó a ir más a la oficina, pero aun pasaba más tiempo en casa que fuera. Ella notaba la preocupación de él continuamente y era normal que se sintiera de esa forma, si fuese al revés ella se sentiría exactamente igual, de eso no cabía duda.

¿Quién le iba a decir que después de tantos años en los que se habían conocido iban a acabar cansándose y ya tenían una hija? Si se lo hubiese dicho cuando iban al instituto, probablemente, pensarían que se estaban riendo de ellos. Realmente no cambiaría ni un solo segundo de todo lo que había pasado en su vida, porque todo aquello era parte de su destino y era así como tenía que vivirlo. En aquel entonces, aunque quisieran, ellos no estaban preparados para lo que podría haber sucedido y, claramente, el desenlace habría sido completa y absolutamente distinto. Daba igual si ese desenlace era mejor o peor, aun así nunca cambiaría el destino que estaba viviendo.

La joven se encontraba tranquila en esos momentos, se encontraba desayunando con su futuro esposo y con su hija.

-¿Ya fuiste a probarte tu traje? - Pregunto mirándole a los ojos.

-Si, falta medirlo por última vez.

-El día de la boda vamos a tener que poner pequeños cubos, a más de una le va a sangrar la nariz o se le va a caer la baba - la joven se ríe tapándose los labios-.

-No sería mala idea, se van a quedar embobados por los dos.

El azabache se pone en pie,acercándose a su hija para tomarla en brazos y dándole un beso a su esposa en los labios cuando se acercó.

-Disfruta probandote tus vestiditos de princesa - dice con sorna como riéndose de ella -.

-Lo que desearías es poder verlos - contestó divertida -.



Después de que Sasuke se marchase con Aeri, recogió lo del desayuno y fue arriba a hacer las camas, ya que aún quedaba un poco para que se fuesen a la tienda de novias a buscar un vestido. No era que le importase mucho el precio del vestido, solo quería uno que verdaderamente le gustase.

Nuevas aventuras (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora