44. Levitando.

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Kageyama se adentraba a su apartamento y detrás de él Daichi y Oikawa.

-Donde estaría bien recostarlo?

-Ah por aquí...

El pelinegro lo dirigió hasta el sofá de la sala, Daichi lo acomodo de forma en que no fuera a caerse.

-Vaya si que es pesado...

-Tobio chan eres tu?

El castaño seguía con los ojos cerrados aún así ya podía reconocer la voz de Kageyama mientras este le dirigía una mirada curiosa.

-Muchas gracias Daichi san, de otra forma no se que hubiera hecho.

-Bueno si las cosas se ponen difíciles, llámame a mi o a Suga.

-Gracias.

Daichi salía del lugar al mismo tiempo que Kageyama cerraba la puerta para dirigirse a su novio, seguía adormilado.

-Tobio chan, no sabes lo que pasó?

-Que sucede?

-Un tonto intento seducirme cuando tu no estabas.

El pelinegro arqueo las cejas, sin comprender de qué hablaba el otro.

-De que hablas?

-Quería llevarme con el, pero le dije que se las vería contigo.

-Enserió?

Kageyama se sentó frente a él, en la alfombra mientras tomaba su mano, sabia claramente que hablaba de él, era un tonto y además estaba muy ebrio como para haberlo desconocido.

-Si, aunque no se rendía y entonces... llegue aquí, te extrañaba, ya no te vi en la fiesta, estaba asustado.

Oikawa arrugó los labios y sus lágrimas comenzaban a salir, Kageyama río por lo bajo al mismo tiempo que beso la mano del castaño y se recargo en el.

-Lo siento, pero ahora estoy aquí para ti.

-No no te disculpes, en vez de eso..

Toruu dejo de hablar, Kageyama logró callarlo con un beso, y la verdad era que estaba siendo demasiado tierno, tanto que Tobio no pudo resistir, el sabor del alcohol le gustaba, siguió besando suavemente, dejando que Oikawa le tomara delicadamente el rostro.

Kageyama se apoyo en el respaldo del sofá, moviendo su cuerpo hasta quedar encima de el otro.

-Tobio...

Soltó el nombre del otro, aun estaba ebrio pero su cuerpo sentía el deseo del otro, no era tanto un deseo carnal, era más que eso, se sentía como desesperación y a la vez mucha ternura.

-No hables...

Con una mano Kageyama hizo que Oikawa guardara silencio, después de ello busco las manos del otro para entrelazarlas con las de el. Prosiguió hablando.

-Suelo pensar mucho en ti, todos los días. Quiero... quiero que sepas que te quiero en mi vida.

Oikawa conservo la mirada en los grandes ojos de Tobio, no podia si quiera mover un musculo, su cuerpo estaba imposibilitado y inmóvil por el cuerpo de Tobio, articular una palabra le era difícil aunque quería decirle que el también quería lo mismo, que había esperado tanto tiempo por eso, la verdad era raro que Tobio le dijera cosas como esa.

El pelinegro se acercó al otro para regalarle un beso, que podía sentirse nostálgico casi que podría haber llorado, en cambio el beso fue correspondido, una risa escapo cuando recordó las tonterías que Oikawa había dicho hace unos minutos, quizá por eso se animo a decir esas cosas aunque sabia que lo avergonzaban.

🌬Lo Que El Viento Me TrajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora