— ¡No me jodas!, ¡No me jodas!, ¡Tienes una cita, maldita sea, sí! — Christopher estaba saltando de lado a lado en su habitación, con solo una toalla alrededor de su cadera cubriendo sus partes nobles. Su baño de belleza había sido interrumpido por el llamado desesperado de su mejor amigo.
Aaron negó con la cabeza, pese a ser una llamada — No, no... Digo no lo es. Sebastián solo tenía unas entradas, Alex ya le había rechazado y yo casualmente estaba pasando — excusó la situación para bajarle los ánimos al beta al otro lado de la línea. No quería que se hiciese una novela que no ocurriría — Soy el plato de segunda mesa —
El omega un poco cohibido por la situación, yacía trabajando en su cena; un sándwich de jamón, estaba ocupado guiándose en su pequeña estancia donde apenas le alcanzaban los muebles y la distancia entre la cocina y la pared era de pocos metros.
— Corazón — Chris apoyó dos de sus dedos sobre el puente de su nariz como un gesto para tomar aire y calmarse antes de echarse a despotricar contra su amigo — Alex tuvo su oportunidad y por orgulloso la perdió. Tú, corazón, solo viste la ola llegar y te montaste, disfruta —
Una larga toma de aliento y al omega no le quedó más opción que asentir — Bien, pero deja las metáforas en donde me monto a cosas, es raro... Ya hasta me siento abierto —
— Sí la cita sale bien lo... —
— No es una cita. No voy a tener sexo con mi vecino, al que obviamente le gusta su vecino — cortó de raíz las intenciones de esa voz insinuadora. Iba a darle dolor de cabeza si alargaba la charla entre lo que era y no era, de igual forma, saldría con Sebastián y necesitaba apoyo de parte de la única persona que podría conseguirlo.
Christopher resopló y llegó a patalear cual mocoso berrinchudo — Eres un aguafiestas, te odio — se desplomó en su cama, botando una de las cinco almohadas que abrigaban su cama — Entonces... ¿Para qué me necesitas? —
Aaron que estaba por llevarse el primer bocado de su sándwich se detuvo en seco, se atragantó con un trago de saliva y se despojó de sus lentes, al menos que Chris supiese que lo necesitaba, aceleraba el proceso.
— Mi salida es en un hora y no sé qué ponerme — dijo de forma un tanto apenada, pellizcando el pan para tomar un pedazo. Escuchó un par de refunfuños y maldiciones del rubio que quisquilloso se vestía gritando por su poca motivación de verse bonito para salir.
— ¡Prende la cámara, prende la jodida cámara, Aaron! — renegó entre más quejas con las notas de su voz que escalaban a tonos agudos, molestos para el omega, tanto que tuvo que alejarse el celular de la oreja — ¡Estás comiendo! Maldita cerda, debes preocuparte por lucir hermoso para tu crush. ¡Es tu oportunidad! —
— Solo es una salida al cine, tampoco es para tanto — se encogió de hombros acomodando el celular al apoyarlo contra la bolsa de pan de molde, robando más de su propia comida, abriendo la boca mientras proseguía — Me pondré una sudadera y algún pantalón. ¿Qué piensas? —
— ¡Cierra la boca al hablar, cerda! — su melena rubia caía en cascada, su perfecta dermis marcaba una expresión de enfado, tal como que Aaron le hubiese escupido en la cara — No, no maldición no. ¡Vas a salir con tu crush!, debes ir por todo. Demostrar que eres mejor que el mono ese —
— Alex — corrigió a sabiendas de que sería ignorado mortalmente.
— Sí, como se llame, a nadie le importa — rodó los ojos rebuscando alguna chaqueta en su armario — ¿Y qué haces allí sentado? Busca, busca el armamento secreto con el que vas a conquistar a ese macho — meció sus cejas de arriba hacia abajo de forma provocativa.
ESTÁS LEYENDO
El Extra
RomanceAaron está en medio de una encrucijada de un romance cliché externo a él, entre sus vecinos; Sebastián, la personificación de lo imperfecto y Alex; la personificación de lo perfecto. Quienes parecen empezar a pasar del amor al odio cada día. Mientra...