|𝐂𝐞𝐫𝐬𝐞𝐢 𝐋𝐚𝐧𝐧𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫 & 𝐓𝐚𝐞𝐧𝐚|

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Nota de la autora: Doy comienzo a esta obra con este capítulo. Quiero advertir que este capítulo contiene lenguaje malsonante y muy subido de tono.

Aclaración: Taena de Merryweather es un personaje que aparece en el libro Festín de cuervos, omitido en la serie de Juego de Tronos. Podría ser considerada la única amiga de Cersei Lannister y ambas duermen juntas. 

Poneos cómodos y transportémonos a Desembarco del Rey.

Poneos cómodos y transportémonos a Desembarco del Rey

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Desembarco del Rey

—Cersei, ¿no puedes poner alguna excusa y no acudir esa cena? — le preguntó Taena a la reina regente mientras salía de la bañera tal y como le trajeron los dioses al mundo.

Los ojos de Cersei la admiraron descaradamente, paseándolos por sus generosos pechos, su abdomen plano y sus piernas kilométricas. Taena se percató de la intensa mirada de Cersei y sonrió complacida porque a los ojos de la reina parecía ser hermosa.

— Ojalá pudiera Taena, pero no tengo remedio — le respondió la reina mirándola por fin a los ojos.

Taena no pudo evitar perderse en sus increíbles ojos, la reina la imitó perdiéndose en sus ojos castaños.

Parecía que ninguna quería romper el contacto visual. Llevaban ya bastante tiempo compartiendo dormitorio y parecía que las cosas se estaban tornando un poco raras entre ellas. Últimamente cuando ambas se metían desnudas en la cama para dormir, evitaban cualquier tipo de contacto físico, porque les asustaba la placentera sensación que les recorría el cuerpo entero cuando apenas se rozaban sus cuerpos. Taena sonrió a la reina y decidió dejar de mirarla porque sintió el rubor subiendo por sus mejillas. Cersei, que era muy observadora, sonrió internamente.

 Ambas se despidieron con un beso en la mejilla.

— No me esperes despierta— le pidió Cersei a Taena mientras abandonaba la habitación, no sin antes volver a mirar con descaro el cuerpo desnudo de Taena.

Cersei caminó decidida hacia el salón del trono y pensó que esa noche las cosas cambiarían. Llevaba meses deseando follarse a Taena y lo peor de todo era que tenía todo a su favor: Taena dormía con ella todas las noches. Se ponía nerviosa cada vez que la miraba intensamente y no menos importante, a ella le gustaba realmente la myerense.

Cersei recordó que ella era la reina. Podía tomarla sin tener que preguntárselo. Si fuera cualquier otra doncella así lo habría hecho. Se la follaría sin pensárselo 2 veces y le recordaría una y otra vez que era su reina y que podía hacer con ella lo que le diera la gana. Pero Taena era diferente. En cierto modo la consideraba su amiga, su consejera, de las pocas personas de Desembarco del Rey en la que confiaba. No podía tomarla sin pedirle permiso aunque se muriera de ganas por hacerlo, dejó a un lado esos pensamientos y se sentó en el Trono de Hierro, donde recibiría a su invitada y después cenarían en la sala de banquetes, sonrió complacida cuando vio que un criado se acercaba a ella con una frasca de vino y una copa.

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