(𝐕𝐈) 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥

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Maura comprobó repetidas veces que todo estuviera en orden, pues hoy haría una cena en su casa, pero no una cualquiera

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Maura comprobó repetidas veces que todo estuviera en orden, pues hoy haría una cena en su casa, pero no una cualquiera.

La detective y la forense en esos 2 años que llevaban de relación ya habían comenzado a vivir juntas.

Ambas habían acordado que Jane se mudaría a la casa de Maura, pues pasaba tanto tiempo en casa de ella que si se veía de esa forma, casi desde el comienzo de su amistad y su posterior relación de pareja, Jane había pasado más tiempo en casa de la forense que en su propia casa. Querían avanzar en su relación, por lo que los planes de boda pasaron a ser parte de muchas de las conversaciones que mantenían. Jane bromeaba con la idea de que ambas se casaran en secreto en algún lugar como Cancún o París, a lo que Maura se oponía entre risas porque consideraba que su entorno tenía derecho a disfrutar también de ese paso tan importante para ambas.

***

Volviendo al presente, a la cena que tendría lugar, Jane, ante la insistencia de Maura se puso el vestido rojo que solo usaba en ocasiones especiales a conjunto con sus taconazos negros, con los cuales podía medir fácilmente 1 metro ochenta. La forense se la comió con la mirada mientras acortaba la distancia existente entre ellas, meciendo suavemente las caderas. Jane se mordió el labio inferior mientras deseaba quitarle a Maura el vestido que se había puesto esa noche, el cual era blanco y negro y se amoldaba a su figura como un guante.

— Amor, estás preciosa — susurró Maura antes de depositar un beso en el cuello de la detective que le había robado el corazón.

Jane cerró los ojos, disfrutando de los suaves besos de Maura. Un gemido abandonó sus labios cuando Maura la mordisqueó en su punto más sensible.

— Tú también lo estás, aunque realmente siempre estás preciosa — contestó Jane generando una gran sonrisa en Maura. Sus brazos rodearon la cintura de la forense y juntó su frente con la suya una vez que ella separó los labios de su cuello.

Jane no necesitaba decir nada más. Aproximó sus labios a los de Maura y la besó con calma. El ensordecedor ruido del timbre interrumpió el beso que estaban compartiendo, haciéndoles recordar que esa noche no estarían solas.

Los primeros en llegar fueron el detective Barry Frost y el sargento Vince Korsak, que disimuladamente guiñaron el ojo con complicidad a la doctora Isles porque sabían que esa noche le pediría matrimonio a Jane. La detective, totalmente ajena a esos planes, les saludó con un abrazo, sin sospechar que ambos serían cómplices de lo que iba a tener lugar esa noche.

Unos minutos más tarde llegaron Ángela Rizzoli, Frankie Rizzoli y el hermano pequeño de los Rizzoli, Tommy. La detective y la forense saludaron a los recién llegados con un corto abrazo, los cuales desconocían el fin por el que habían sido invitados a esa cena. Maura decidió no arriesgarse a contarles sus planes por miedo a que a alguno de ellos se le escapara y arruinaran la sorpresa.

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