(𝐈𝐈𝐈)

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Hacía tiempo que no actualizaba esta historia. Os comparto el tercer capítulo y ya sabéis, si os ha gustado me ayudáis dejando un voto y/o un comentario.🩷🩷

Espero que disfrutéis de la lectura

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III

Boston, Estado de Massachusetts

Habían pasado dos meses desde que Bárbara ingresó como detective en la unidad de homicidios en el departamento de policía de Boston.

En su trabajo se sentía útil, escuchada, valorada y eso se lo debía sobre todo a su compañera Jane, a Maura, a Frost y Korsak, los cuales ya se habían convertido casi en su segunda familia. Sobre todo se sentía muy ligada a Jane y Maura. Desde que durmieron juntas en la casa de la forense después de que ella casi fuera asesinada por un psicópata, eran uña y carne. Pasaban mucho tiempo juntas tanto dentro como fuera del trabajo, ya fuera tomando cañas en el Dirty Robber, en casa de Maura cenando pizza y viendo alguna serie como Anatomía de Grey y un par de veces la detective O' Reilly las invitó a su casa.

— ¡Joder!, ¡no me puedo creer que literalmente somos vecinas! — exclamó Jane con incredulidad en una ocasión al darse cuenta de que su compañera vivía en el edificio de al lado.

— Yo tampoco me lo creí cuando me invitaste una vez a tu casa junto con Maura — contestó Bárbara guiñándole el ojo a ambas.

***

En esos 2 meses los toqueteos, las miradas y el tonteo entre las 3 mujeres estaba llegando ya a un punto de no retorno.

Jane, Bárbara y Maura se percataban de la gran tensión sexual que empezaba a estar presente cada vez que las tres estaban reunidas en la misma habitación, pero ninguna era lo suficientemente valiente para dar el paso.

Una noche de tantas, Jane invitó a ambas mujeres a su apartamento. Tanto Maura como Bárbara aceptaron con ilusión acudir a la cita.

La detective apareció en el umbral de la puerta llevando una camiseta grande que apenas cubría sus largas piernas, Bárbara y Maura se la comieron con los ojos nada más verla, deseando que llegara el momento en el que no tuvieran que conformarse solo con mirarla. Jane las observó como un depredador observa a su presa.

Por su parte, la detective Rizzoli mostró sus dotes como anfitriona: la cerveza ruló con generosidad y degustaron 2 pizzas para cenar.

Luego, se acomodaron en el sofá y charlaron de forma animada, mitigando el sonido de un aburrido documental que estaba de fondo.

—¿Habéis estado liados con alguien del departamento de policía? — preguntó Bárbara con curiosidad.

— Yo no — contestó Maura y notó sonrojar sus mejillas.

— Yo estuve con una agente una vez. Nos divertimos pero decidimos dejarlo pasar, —comentó Bárbara rememorando el polvazo que compartió con la agente de policía.

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