𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩𝙢𝙖𝙧𝙚

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Intenabo

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Jack entreabrió sus ojos, sintiendo una gran pesadez en ellos. Ve como por medio de las cortinas se colaba la luz de la luna iluminada que permanecia en la noche. Cuando ve a Gustabo a su lado, durmiendo profundamente, sin inmutarse y envuelto en las afelpadas mantas, no recuerda exactamente que fue lo hizo que despertara.

Unos sollozos.

Unos casi inaudibles sollozos e hipidos hicieron que todos sus sentidos se activaran y estuvieran en alerta.

Salió delicadamente de la gran cama que compartía con su pareja, para que este no despertara de su adorado y profundo sueño. En el momento que quedó en el pasillo de las habitaciones, buscando algún signo extraño, se dió cuenta que el sonido venía del dormitorio de su pequeña rubia.

Entró de manera sigilosa para no causar algún susto y se encontró con Sara, la cuál estaba en su cama sentada, con un adorable peluche de conejo, el cuál que le había regalado su tío Horacio y Viktor en su cumpleaños. Abrazaba a este como si su vida dependiera de eso.

—Hey, Sara ¿qué sucedió, sweetie?— Jack se maldijo internamente cuando vió que la nombrada dió un respingo asustadizo por la repentina voz del mayor en la habitación.

Conway dió unos cortos y vagos pasos hasta llegar al lado de Sara. Hizo un amague para deshacer esos finos hilos de agua pero la menor abrazo de manera inmediata su cuello, enterrando su pequeño rostro en el.

—Soñé...que todos ustedes desaparecían. Papá Gus, tú, tía Chele, tío Horacio, Viktor, Freddy, Ivanof y Greco me abandonaban...me dejaban sola— explicó entre hipidos y lágrimas, mientras abrazaba más a Jack como si este también se desvanecería al igual que en su desagradable pesadilla —. No quiero que eso pase, Papu.

—Eso no va a pasar, honey. Tanto Gus como yo, siempre estaremos contigo, hasta que el sol deje de brillar— murmuró suavemente, cargando del todo a su pequeña para arrullarla en sus cálidos brazos —. I'm here. Nunca te dejaremos sola.

Meciendo a Sara, pensaba como calmarla de ese aterrador momento que había soñado. Sabía claramente que no sería tan fácil que conciliara rápidamente el sueño, esto era una clara similitud que tenía con Gustabo. Después de un mal momento de ansiedad o una alucinación relacionada con Pogo, las cuales habían épocas que eran más frecuentes, había aprendido a tranquilizarlo con mimos y delicados y suaves masajes que brindaban paz y serenidad.

No iba a irse a dormir dejando a su hija en ese estado. Tenía que hacer algo al respecto para consolarla.

Empezó a tatarear la melodía de una canción, bastante conocida. Don't Cry, de la banda Guns N' Roses. Su agradable voz, resonó en forma de susurro por toda la habitación.

Talk to me softly

There's something in your eyes

Don't hang your head in sorrow

And, please, don't cry

Ladeó una sonrisa cuando percibió que el llanto de la menor cesaba. Estaba funcionando.

I know how you feel inside, I

I've been there before

Something is changing inside you

And don't you know

Mientras se dedicaba a musitar, observó de reojo como una figura adormecida se quedaba en el lumbar de la puerta en silencio, este solo se limitaba a escuchar atentamente como la amada y ronca voz de su esposo hacía que inconscientemente una amplia sonrisa adornada su ruboroso rostro.

Don't you cry tonight

I still love you, baby

Don't you cry tonight

Finalizó de canturrear la canción en el momento que la sosegada y pacífica respiración de Sara era lo único que se podía percibir en la habitación.

Conway salió del dormitorio en total silencio, sintiendo como el mayor de los rubios imitaba su acción perezosamente. Dejó a Sara en el medio de su amplia cama, rodeándola con las esponjosas almohadas que sobraban y terminó envolviéndola con las sabanas por el frío nocturno que estaba presente en la casa.

Se volteó de manera ágil cuando sintió una frías y pálidas manos colarse por debajo de su camiseta, acariciando su fornido abdomen.

—Es la segunda vez en la noche que me asustas, muñeca— susurró el moreno sobre los pomposos y rosados labios de su esposo.

—Lo siento, no me quería perder una balada espectacular de mi precioso esposo— rió sutilmente, dando cortos besos en los labios del contrario.

Conway envolvió con sus grandes manos entre la cintura y cadera del rubio, dando cariñosos masajes en ella mientras Gustabo escondía su cara en el cuello del mayor, deleitando como su exquisito y varonil aroma del perfume inundaba sus fosas nasales.

Gustabo siempre pensaba que nunca se cansaría del contacto físico de Jack. Amaba cuando se volvía cursi y dulce solo con él y para él. Podía pasar horas mimados, abrazados o acariciando alguna parte de su esbelto cuerpo y nunca se agotaría de ello.

—Ven, vamos a la cama— dijo en un susurro el mayor, guiando al rubio para que no se tropezara y despertara a la pequeña infante.

—Descansa, Jack— ya acostados, el nombrado dejó un beso en la frente de Gustabo —. Te amo.

—Te amo más, Gustabin— antes de hacer cualquier cosa, reviso atentamente que sus amados rubios estuvieran cómodos y seguros —. Good night, love.

𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨 ; Intenabo y RebornplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora