Intenabo
-
Gustabo caminaba por todo el local entregando los pedidos de los clientes. En la cafetería donde trabajaba era muy famosa en la ciudad y más que en la mañana muchas personas van a desayunar y tomar un café.
Desde hace un tiempo, tenía un cliente favorito, ni más ni menos que el mismísimo Superintendente del CNP. Casi todos los días iba a tomar el delicioso café que preparaban, pero también era para ver ese mesero rubio que había llamado su atención. El chico que utilizaba una camisa azul claro como el cielo, con un delantal azulado como el profundo mar realzaba los tonos celestes de sus iris, el pantalón que solía utilizar se ajustaba perfectamente a sus esbeltas piernas, y esos pequeños pero brillantes piercings que decoraban su oreja habían hecho que un nuevo sentimiento creciera dentro de Jack, estaba totalmente cautivado ante ese joven blondo.
Gustabo estaba terminando de entregar una orden en la mesa de unos clientes, cuando a través de la puerta de entrada apareció la figura de Conway, quién portaba su traje y gafas que lo hacían ver mucho más atractivo de lo que ya era; la comisura de los labios del rubio se levantaron involuntariamente.
Cuando el rubio llegó a la barra para dejar las bandejas vacías, su amigo gallego se acercó a él.
—Ve a atender al viejo cachondo, te está esperando— vaciló Segismundo subiendo y bajando las cejas divertidamente, pero cambió de cara cuando el iris celestes lo fulminó.
Ignorando por completo al gallego, Gustabo caminó hasta el trajeado quién detrás de sus oscuras gafas miraba de reojo su cautivadora forma de caminar.
—¡Buenos días, Superintendente! ¿Qué desea ordenar?— saludó con su gentil y atractiva sonrisa que enamoraba a más de una persona.
—Un americano y un pastel de fresas, por favor— pidió amablemente, inconscientemente dejó de fruncir la frente por la grata presencia del rubio.
—Okey, en un momento se lo traigo— dijo brevemente terminando de anotar el pedido en sus notas.
Fue a pasos rápidos hasta la trastienda para preparar el café de Conway, encontrándose a varios amigos y compañeros en el camino.
—Así que enamoradito de Confleis, eh...— insinuó su amigo mexicano, Emilio, situándose a su lado.
—¿Qué? ¿Quién te dijo eso?— preguntó nervioso con un intenso color carmín subiendo a sus mejillas.
En el intento de camuflar su sonrojo, miró hacía al frente velozmente fijando su mirada en Jack, quién estaba entretenido viendo su móvil. Ese viejo intimidante y serio empezaba a producir ese problemita en su estómago llamado 'mariposas', cada vez que cruzaba miradas con el, sentía que sus piernas flaquear ante esa poderosa y atractiva mirada.
—El abuelo te tiene pendejo, wey— asintió Emilio teniendo razón en sus propias palabras, el rubio solo se limitó a quedarse callado analizando cada parte del cuerpo de Conway, embobado hasta las tráqueas.—Yo no hablo idioma de enamorado, chingada madre.
—¿Eh?— miró confundido al mexicano saliendo de su trance. —Si, si. Ya voy a entregarle el café.
Gustabo rayado mentalmente, tomó la rebanada del pastel, lo emplató de forma limpia y fue hasta la mesa de su cliente con el café en mano.
—Gracias, Gustabín...— agradeció mirándolo encima de sus gafas encurvando un poco sus labios.
—No es nada, si necesita algo, me dice y yo vendré enseguida.— sonrió tímidamente yendo otra vez hasta la trastienda, desde donde estaba parado pudo ver a Emilio alzarle sus dedos pulgares en forma de apoyo.
Quién diría que por una simple taza de café se iniciaría una relación amorosa entre un mesero y el Superintendente de la ciudad.
ESTÁS LEYENDO
𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨 ; Intenabo y Rebornplay
FanfictionCortos relatos sobre las parejas Intenabo y Rebornplay, sin continuidad entre ellos.