𝘽𝙡𝙤𝙣𝙙𝙚

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Intenabo

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Gustabo corría sin parar por los largos y extensos pasillos de comisaría. Llegó tarde a la reunión, otra vez. Aunque ya se lo imaginaba, no quería recibir un nuevo regaño de cierto trajeado que hacía que su corazón se moviera a mil por minuto.

Abrió la puerta del despacho de su jefe de un empujón, siendo el centro de atención de los agentes del CNI que estaban presente. Queriendo que la tierra lo tragara, intentó recuperar el oxígeno perdido.

—Siento haber llegado tarde...— intentó excusarse entre un jadeo pero se vió interrumpido.

—Ya hemos acabado— masculló Michelle brevemente.

—Venga, macho. No me jodan— chilló el Inspector Jefe. Su intento de llegar temprano se fue al garete —. Hoy era mi día libre ¿Yo que culpa tenía?

—Que putada, Gustabin— dijo sarcástico Conway, el cuál estaba sentado en su mítica silla de cuero —. Tienes una responsabilidad llamada Inspector Jefe. Ahora, mañana tu turno completo y solo papeleo.

—¡Pero...!

—Sin peros— sentenció el moreno, viendo suspirar al español.

—¿Ahora cuál es la razón de llegar tarde, Gustabo?— cuestionó Volkov expectante. Siempre el primer nombrado en cualquier ocasión, intentaba investar una excusa para salvarse el culo.

—¿Paja mañanera, neno?— bromeó Freddy viendo como Greco y Horacio ahogaban las carcajadas al ver la cara de Gustabo, Viktor masajeaba una de sus sienes y por el otro lado, estaba Jack y Michelle blanqueando los ojos ante la ridiculez expuesta.

—¿Se puede saber por qué tienes MI gorra puesta?— ya serio todos serios, pregunto el crestas ignorando a todos sus amigos que estaban en la sala. Se había dado cuenta que la vestimenta de Gustabo se consistia en unas zapatillas, un chandal y un jersey junto a la gorra (la cuál estos dos últimos eran de color negro) que ocultaban toda su cabellera de forma misteriosa.

—¡Fue lo primero que encontré en mi closet!— alzó sus manos en forma de paz para luego retirarse la gorra y la capucha de la sudadera.

El Inspector reveló su cabello ahora rubio. Con sus dedos intentó peinar los mechones que caían para verse, al menos, decente.

—¿Qué?— soltó Gustabo con un aire de nerviosismo cuando sintió la profunda mirada de todos los presentes sobre él, incluso de Michelle que estaba mirando entretenidamente su movil.

—¡Volvió Gusnabo rubio!— dijo sorprendido Horacio. Desde hace un largo tiempo, Gustabo habia empezado a teñirse el cabello color castaño—Hostia, que recuerdos.

—¡Te sienta bien el rubio, chorbo!— expresó honesto Trucazo.

—Hasta teñido se ve bien. No sé que se le ve mal a este hombre, joder— reprochó en broma Greco. Este estaba seguro que hasta con saco de patatas se vería bien.

—Gustabo no es teñido. ¿No ven que esas pestañas y cejas son más claras que el alma de todos nosotros juntos?— dijo con obviedad Horacio.

—Entonces, ¿por qué coño te tiñes?— cuestionó la pelirroja con el ceño fruncido.

—Pregunto lo mismo— musitó confuso el ruso.

—No sé— alzó sus hombros—, antes no me gustaba mi cabello natural.

—Yo pienso que a Conway le fascina, le gustan las Barbies— bromeó el barbudo sacándole una amplia sonrisa a más de uno de los presentes—Por eso que no habla, está babeado por el chaval.

—If you say this to someone, you don't live to tell— pronunció con su afinado inglés junto a una mirada fulminante hacía Greco —and I mean it.

—No hablo idioma "viejo amargado" pero me ofendí— se cruzó de brazos el comisario con barba.

—Es inglés, gilipollas— dijo Volkov.

—Gilipollas tu abuela en...

—A callaos ya, joder— vociferó Jack, cansado de las absurdas peleas de los agentes— . Ya todos os podeis retirar, menos Gustabo— miró a este por encima de sus oscuras gafas.

Mientras todos se retiraban en silencio, Horacio se acercó a su mejor amigo— Buena suerte con Papu— susurró para luego apretar su hombro amablemente y marcharse.

Luego de que Freddy fuera el último en salir y cerrara la puerta, Gustabo se rascó la nuca y Jack retomó la conversación.

—¿Sabes que si sigues llegando a este tipo de reuniones, eres consciente de que puedo hacer que te lleves desde una sanción hasta estar un mes sin paga?— habló sereno el azabache, poniendo toda su atenta mirada en Gustabo.

—Si, pero soy consciente de que usted no lo hará— contestó imitando la acción de Jack, sin romper el contacto visual.

—¿Ah si? ¿por qué estás tan seguro de ello?— se levantó de su silla, yendo hasta quedar en frente del rubio. Observando su lenguaje corporal y como su respiración se aceleraba, se quedó de pie apoyado en su escritorio.

—Al saber que usted me tiene cariño, haría cualquier cosa o chanchullo para que no me saquen de comisaría— murmuró ladeando su cabeza hacia el mayor —Le conozco desde hace un tiempo, Conway.

—Estás es todo lo correcto. Es bueno que tengas un poco de inteligente en esa cabecita, Gustabin— no sabía que era pero había algo que hacía que se perdiera entre esos profundos azulados orbes como el gran océano —Mhm...¿qué podría hacer para que llegues temprano a tu trabajo como la persona civilizada que eres?

—Una maravillosa idea iluminó mi cabeza, pero seria mejor si la llevara a cabo, Superintendente— se levantó de su silla y al estar de pie, casualmente, quedó en frente del mayor.

Joder, si Jack adoraba que Gustabo lo llamara de usted, ahora nombrándolo con su rango policial estaba haciendo que perdiera la poca cordura que le quedaba. Iba a perder la cabeza.

—Entonces...¿Cuál es la idea que...

Sin dejar hablar al trajeado, Gustabo lo sorprendió en el momento que unió sus labios creando un beso lleno de sentimientos encontrados. Amor, deseo, pasión, cariño. Ambos empezaban a delirar de lo bien que se sentía estar junto al otro. Un sentimiento inefable. Una nueva necesidad.

—¿Sabes que puedo cambiar de opinión y ponerte un castigo por tu irresponsabilidad a la hora de llegada?— musitó Jack para luego dejar nuevamente un necesitado beso en los belfos rosados del rubio.

—Si el castigo consiste en que me mate con sus besos, claro que acepto sin pensarlo, Superintendente— jugueteó  con la pulcra corbata de Jack, haciendo reír suavemente a este.

Un brillo especial apareció en los ojos celestes de Gustabo. Conway no tenía que fingir una risa cínica y alocada, podía ser él mismo, mostrar su verdadera personalidad delante del menor sin tener algún temor o inseguridad.

—Eres un caso perdido, Gus— se inclinó un poco hacía abajo por la diferencia de estaturas, no quería que el rubio se sintiera incómodo.

—Soy tu caso perdido, viejo decrépito.

Hundió su mano en la sedosa y lisa cabellera rubia, acariciando parte de la nuca delicadamente con sus dedos. Gustabo empezó a plantar besos esquineros en los labios de Jack, sonriendo como un tonto enamorado. Nunca pensó verse tan tierno o cursi delante una persona, pero si es para Conway, él sería capaz de caminar sobre fuego para solo verlo feliz.

𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨 ; Intenabo y RebornplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora