tw: LondonEye
Intenabo-
Gustabo suspiró por enésima en el día.
Nunca en su jodida vida había pensado que con la presencia de Jack nuevamente en su vida iba a ser un dolor de huevos. Tener que verlo todos los días en comisaría y ver el "disimulado"acercamiento y los roces que tienen el Comisario con el antiguo Superintendente, hacía que perdiera la cabeza.
De verdad había imaginado tener una buena vida con Conway a su lado mientras estaba de estadía en Londres, pero estuvo totalmente errado. Cada día se decepcionaba de si mismo por haber idealizado Jack a muerte. Lo proyecto de tal modo que imaginaba una vida entera llena de amor junto al moreno.
A pesar de eso, no podía culpar a Jack, no tenía culpa de nada. A los ojos de Gustabo, él era un ángel, cosa que arruinaba su mente en cada momento.
Entró por la puerta trasera de comisaría, cerrando esta de un fuerte portazo. Fue hacia la oficina de Conway para buscar unos informes de la mafia, al menos iba de analizar el ultimo caso nuevo que tenían antes de que su servicio acabara.
Pensando que el azabache no estaba en el despacho, para su mala suerte si estaba presente junto a Gordon, bromeando y charlando amenamente, sentados frente al escritorio de madera. Sin esperar que vieran su presencia, se marchó con una mueca y un nudo en su garganta empezaba a manifestarse.
Por el otro lado, estaba Jack sentado en la silla de su despacho, junto a la compañía del comisario londinense. Mientras hablaban, percibió la angustiada y entristecida figura del rubio menor detenida en la puerta, sin embargo, este evacuó rápidamente el lugar "sin ser visto".
No le prestó mucha atención, pero luego se dedicaría a preguntarle que por qué estaba más distante de lo normal. Era extraño ver una actitud tan apagada viniendo del pícaro y rebelde Gustabo.
[...]
Con pasos arrastrados, llego a la recepción donde podía marcar que salía de servicio. Cuando iba a lograr lo que más había anhelado en todo el día, salir del edificio policial, una voz a sus espaldas lo llamó.
—Gustabo, ¿ya vas a irte?— el nombrado suspiró, rascando su nuca como acto de nerviosismo —Yo ya voy saliendo, te puedo llevar a casa.
—No se preocupe, yo me voy caminando— sin voltearse para mirar al contrario, salió del edificio, sintiendo unos pasos rápidos siguiéndolo a sus espaldas.
—Que no, está nublado, en cualquier momento puede llover— insistió.
—Mejor, así me enfermo más rápido.
Iba a seguir caminando, sin embargo, su antebrazo siendo tomado con firmeza hizo que parara y se girará de una vez por todas.
—Hey, ¿qué pasa?— cuestionó Conway con ceño fruncido, aunque se relajó cuando conectó con esos azulados ojos que lo miraban fijamente —. Yo te llevo, no acepto un no como respuesta.
—Agh, está bien— dijo, para luego ser arrastrado al coche que estaba en el parking de comisaría.
El camino a su casa estaba envuelto en un silencio sepulcral, tanto que se convirtió incómodo para los presentes. El rubio no tenía ganas ni energía para hablar y Jack pensaba como romper el hielo de manera correcta, sin herir a Gustabo con sus frías palabras.
En el momento que Jack se dió cuenta que ya estaban cerca de su destino, decidió hablar.
—¿Te sientes bien, Gustabín? Te he visto un poco... decaído.
—¿Por qué iba a estarlo?— dijo, mostrando una sonrisa sin gracia.
—Sabes que siempre podrás confiar en mi, en lo que necesites— estacionó su coche enfrente de la casa donde vivía el rubio— No tienes porque avergonzarte o...
—Esto no se trata de tener vergüenza, Conway— sentenció, saliendo del coche y cerrando la puerta de este de forma ruda.
El azabache protestó entre dientes, observando como Gustabo a pasos seguros se dirigía a su hogar. Con solo reflexionar durante tres segundos, bajó de su coche y a pasos acelerados llegó a la entrada de vivienda. Por suerte, el rubio seguía afuera ya que se había demorado en encontrar y sacar las llaves de sus bolsillos.
—Gustabo, te estoy hablando en serio.
—Yo también le estoy hablando en serio, Jack—gruñó, cansado de la situación —Si le digo la verdad, conociéndolo, me va a decir que es una gilipollez o una mierda así.
—Si estás así de mal, no debe ser una gilipollez— puso una mano en su hombro, dando un leve apretón para brindarle confianza.
Intranquilo, mirando a su alrededor para encontrar una solución, soltó la respuesta que el azabache quería escuchar.
—¿Qué sucedería si alguien le dijera que desde hace mucho tiempo está enamorado de usted hasta las traqueas, pero como ALGUIEN se la pasa pegado en el culo del comisario, no puede hacer nada al respecto?— reveló, sin dejar de mirar a esos iris amielados, que afortunadamente no estaban ocultos por las oscuras gafas que utilizaba todos los días.
Conway, sin romper el contacto visual con el más bajo, pestañeó varias veces procesando la información. Si lo que dijo Gustabo era real, ¿la respuesta del por qué el rubio estaba decaído, era por él?
—Eh...
—Si no quiere responder, no se preocupe, el imbécil aquí soy yo— al no recibir una contestación por parte de Jack, cabizbajo se dispuso a abrir la puerta de su casa.
Conway sin dejar que huyera, tiró de su chaqueta e hizo un suave agarré en su cintura, envolviéndola con sus grandes y venosas manos. Unió sus labios con los del rubio, creando un cálido pero inesperado beso. Con esta nueva sensación, podían expresarse uno al otro los sentimientos que empezaban a florecer en su corazón.
Gustabo sintió que iba a fallecer cuando percibió como las comisuras de Jack eran elevadas en medio del beso. Una verdadera sonrisa se plasmó en su rostro.
Se separaron con delicadeza para recuperar el aire que requería sus pulmones. El azabache con una mano acarició la nuca del más bajo, y con la que quedaba libre, la posó la sonrojada mejilla de Gustabo. Con sus dedos, rozó la suave piel, palpando las pequeñas pecas que permanecían ahí.
—Madre mía, sabía que no me iba a arrepentir de esto— susurró Gustabo, ladeando su cabeza por las tiernas caricias que el mayor cedía.
—Si tanto me querías, me lo hubieras dicho, joder.
—Nunca imagine que esto iba a pasar.
—Ahora pensándolo bien, dijiste unas chorradas sobre Gordon. ¿Estabas celoso, Gustabín?— murmuró cambiando de tema, acercándose más a los belfos rosados del rubio —. El que calla, otorga...
—Puede que si...¿o no?
Dió un pequeño pico en los labios de Jack, pero este tomo la iniciativa nuevamente y profundizó el beso, haciendo que Gustabo perdiera la poca cordura que le quedaba. El rubio sintió que iba a fallecer en cualquier momento cuando percibió como las comisuras de Conway eran elevadas en medio del beso. Una verdadera sonrisa se plasmó en su rostro.
La nueva adicción que nadie le quitaría a Gustabo es perderse entre esos finos pero suaves labios de Jack. Ese viejo lograba transportarlo a otra galaxia con solo sus besos.
Ahora, podía tachar un par de cosillas en su lista de deseos.
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𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨 ; Intenabo y Rebornplay
FanfictionCortos relatos sobre las parejas Intenabo y Rebornplay, sin continuidad entre ellos.