𝙃𝙞𝙙𝙙𝙚𝙣

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Intenabo

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—¡Gustabo!

—¡Hey, Greco! ¿Qué tal, amigo?— el rubio saludó al barbudo que llegaba a su lado con las manos detrás de su espalda escondidas.—¿Qué llevas ahí?— cuestionó curioso.

—Te tengo un regalo.— mostró sus manos dando a conocer un hermoso ramo de rosas —¡Son para ti!

Gustabo quedó petrificado, sabía los sentimientos reales de Greco hacia él, pero no se imaginaba que era más de lo que esperaba.

—¿No te gustó?— dijo desilusionado viendo la cara de Gustabo —Si quieres yo...

—No, no, están muy lindas. Gracias.— respondió nervioso —Si no que no esperaba esto de tu parte...— trató de sonar los más gentil posible.

—No es nada, Gus— Greco lo abrazó sorprendido abruptamente al rubio quien respondió como pudo al abrazo.

Cuando alzó la mirada para separarse, vió a Conway mirando la escena desde las puertas de recepción con cara de pocos amigos. Lo conocía tan bien que el moreno podía desucir que estaba sintiendo internamente tristeza y dolor.

Para que los presentes se dieran cuenta de la presencia del Superintendente, este carraspeó y percibió miradas sobre él.

—Hay un código 3 en curso, necesito a varios agentes presentes— varios policías afirmaron que asistirían.—Bien, los demás capullos sigan currando y estén pendiente de la radio.

Al recibir varias respuestas de 10-4, le dirigió una última mirada a Gustabo, quien tenia la mirada agachada. Aunque el rubio no lo admitiera en esos momentos, se sentía como la culpabilidad se apoderaba de él.

Seguidamente de que el atraco se acabara, se llevo a los atracadores a comisaría para procesarlos y meterlos bajo rejas. Al terminar esta labor, fue hasta el despacho de su pareja pero estaba totalmente vacío, cosa que le extrañó.

Fue hasta recepción y al único agente que estaba ahí era Leonidas junto a unis civiles que estaban sentados en la sillas azules esperando ser atendidos.

—Leonidas, ¿Has visto a Ja...al Superintendente?

—El Supe' hizo 10-10 hace unos diez minutos— respondió viendo como Gustabo hacia lo mismo.

—¡Gracias!— soltó para salir de forma rápida a los vestuarios y poder irse de comisaría.

Gustabo emprendió camino a la casa de Jack. Quería hablar con él. Estar un tiempo a solas con él.  Necesitaba esa dosis diaria que el mayor le daba.

Apenas entró al hogar de Conway, suspiró aliviado al ver las gafas y pistolera de este en la pequeña mesa de café. Soltó una risa nasal cuando escuchó una rápidas pisadas desde el salón hasta donde estaba él.

—Hola, hermoso— saludó cariñoso a Ivadog que después de restregarse contra la pierna de Gustabo, salió nuevamente corriendo hasta el salón.

Desde el sofá, Conway sonrió para si mismo cuando escuchó a su rubio hablarle así a Ivadog. Amaba cuando Gustabo era mimoso y lo consentía, era algo que no podía comparar.

Ivadog se montó nuevamente en el sofá con intención de estar con Jack. El perro se le montó encima boca arriba para que su dueño lo mimara y le hiciera cariñitos en la barriga, cosa que Conway hizo, este veía fascinado como Ivadog se quedaba quieto al rascarle el torso de su peludo cuerpo.

—Vosotros sois muy tiernos.— expresó Gustabo recibiendo una adorable mirada por parte de Ivadog.

Se sentó al lado de Conway y abrazó su antebrazo recostándose en este. Ante esto, Jack colocó su cabeza contra la cabellera dorada de Gustabo, al respirar su aroma relajó totalmente su tensado cuerpo.

—¿Por qué te fuiste temprano del trabajo? Nunca sueles irte a esta hora...— con voz tranquila indagó esperando una respuesta.

—Porque si.— Gustabo lo miró con cara de "Eso no justifica tu respuesta"—Soy el Superintendente, puedo hacer lo que me salga de la polla.

—En serio, ¿Qué pasó?— preguntó Gustabo esperando esta vez que no fuera una mala respuesta —Jack, te conozco, se que sucedió algo. Cuéntame qué pasa.

—Bien, estoy cansado— suspiró —, cada vez más cansado de tratarte "mal"— hizo comillas con sus dedos —o como si fueras un desconocido en comisaría. Tener que tragarme las palabras cuando quiero decir abiertamente que tengo una relación contigo.

—Jack, no hay que rendirnos. Pase lo que pase, estaremos juntos. Vas a ver que en un abrir y cerrar de ojos es mafia estará bajo tierra. — el azabache asintió dándole la razón —Cuando esto acabe, nos vamos a Australia, o a un lugar lejos de acá. Donde nos podamos abrazar, besar o tomarnos de la mano sin sufrir algún peligro.— apretó una de sus manos para brindarle confianza.

—Eso suena bien.— sonrió ante la hermosa imagen mental.

Subió al rubio a su regazo viendo esos hermosos ojos celestes que habían hecho que vuelva a sentir amor. Tomó una de sus pálidas manos, acariciando sus dedos y se dió cuenta que faltaba algo especial.

—También tengo que...— cortó sus palabras para no decir la inesperada sorpresa.

—¿También qué? Quiero saber.— el rubio ladeó la cabeza divertido.

—No, te jodes y aguantas, muñeca— Gustabo frunció sus rubias cejas. —No seas insistente, se que te va a gustar. Estoy seguro.

Jack desde hace unos meses había pensado que  ya estaba llegando ese esperado momento para casarse. Aunque no lo admitiera, le hacía ilusión nombrar a Gustabo como su esposo, un futuro Conway.

El rubio le dió un cariñoso y suave beso a Jack, vió un característico y único brillo en sus ojos oscuros. Sabía que lo que su pareja estaba planeando algo emocionante y especial.

𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨 ; Intenabo y RebornplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora