Capitulo 7

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Vanessa

Estoy en clases de literatura mi segunda clase favorita.
Y en esta clase también están Thiago y Alejandría. Me senté algo retirada de ellos, pero ellos se sentaron juntos.

Parece que se han vuelto mejores amigos.

La maestra Durán, comienza a redactar —Voy a unir grupos de tres y van a leer el libro que yo les diga. Voy a comenzar a decir quiénes van a estar en grupos.

Que no me toque con ellos. Que no me toque con ellos.
La maestra comienza a nombrar apellidos.

Algunos se desilusionan porque no les toca con sus amigos y otros se alegran.

—Cooper, Vincent, y Brown. Van a trabajar juntos en grupo.

¡Noooooooo!

Me agarró mi cabeza y estrujó mi cabello.

Ella comienza a redactar los libros que nos van a tener que tocar leer a cada grupo—. También tienen que escribir lo que opinan del libro al terminar de leerlo. Cada integrante de grupo tiene que escribir una opinión diferente, no me vengan con la misma opinión que su compañero de grupo.

Cuando salen todos los alumnos me acerco a hablar con la maestra.

—Señora, Durán , ¿Puedo hablar con usted?

—Si, claro ¿Qué pasa?

Me preparo para decir lo que diré
— Podemos negociar lo de estar en el mismo grupo que, Vincent y Cooper.

Frunce el ceño.—¿Qué quiere decir con negociar?

—Le doy algo y usted a cambio me cambia de grupo—digo confidente.

Ella abre los ojos como platos—¿Me está queriendo sobornar?

Pues…si.

—Eh…¡No! ¿Como creé?.

—¡Nunca creí que usted sería capaz de hacer esto señorita!. Lo espere de otros alumnos pero no de usted.

No se que decir.

—Ah…

—Si no quiere que le bajé la nota tendrá que trabajar con ellos, todas las tardes de esta semana hasta el lunes de la otra.

—Esta bien—agacho mi cabeza y comienzo a caminar cabizbaja.

Derepente mi cabeza golpea con algo duro.

Levanto mi cabeza y veo a Derek, acabó de golpear mi cabeza con el pecho de él.

—¿Qué pasa? bonita, ¿Por qué estás triste?

—Es que la maestra Durán, me puso en el mismo equipo que Thiago y Alejandría.—me lamento—.Y ahora todas las tardes de esta semana tendré que ir a la biblioteca a leer con ellos.

Él me da una mirada divertida.

—No se que decirte.

Suspiró—Y trate de sobornar la pero no funciono.

Me mira atónito.

—¿Qué tú hiciste que?

—Ya se, no debí de haberlo echo.

—No, no debiste.

Hasta ahora caigo en cuenta algo.

—¡Ojalá no le valla a contar a mis padres!

Tuerce los labios.

—Esperemos que no.

Después de un rato nos hallamos acostados en el césped del patio de la preparatoria.

Su insoportable Manera De Ser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora