Capitulo 18

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—Un beso.

Abro mucho mis ojos.

—En la boca. —sigue él sin dejarme que asimile la noticia.

—¿Por qué? O ¿Para que?

Thiago solo se encoje de hombros.

—Santiago ¿estás bien? —le pregunto pasmada.

Él se levanta y yo hago lo mismo, ya los dos de pie se nota la diferencia de altura que tengo que alzar la cabeza para verlo a los ojos.

—Solo es un beso, Vanessa. No es para tanto, no es como si nos fuéramos a casar o tener sexo.

—Nos caemos mal ¿para que lo haríamos?

Él hace una mueca.

—Quiero comprobar algo.

Junto mi entrecejo.

—¿Comprobar algo?

—Si.

¿Comprobar que? Casi le pregunto pero no lo hago. ¿Qué ya no nos odiariamos como en los libros?

—Esta bien. —le susurro.

Él voltea a verme directo a mis ojos.

¿Por qué su mirada tiene que ser tan penetrante? Bajo mi mirada, y él se va acercando.

Hasta siento picazón en el cuerpo por los nervios.

Usa dos dedos para levantarme el mentón y hacer que lo mire. Nuestras miradas se conectan. Su mirada azulada y la mía verde, se quedan bailando por unos segundos.

Se va acercando a mi rostro hasta que nuestros alientos chocan. Y rompe cualquier distancia cuando une nuestros labios en un beso lento pero apasionado. Y se siente tan bien. Sus labios son suaves y cálidos. Me sujeta de la cintura con las dos manos y yo me agarro de sus hombros anchos.

Después de unos largos minutos nos separamos por falta de aire, nuestras respiraciones están agitadas. Cuando nuestras miradas conectan no puedo descifrar lo que veo, ni lo que yo siento.

Thiago iba a decir algo cuando Mónica y Erik entran al gimnasio.

—¿Thiago que haces aquí solo? —le pregunta ella como si Thiago estuviera solo y yo no estuviera.

—¿Vanessa nos vamos? —me pregunta Erik.

Thiago no despeja su mirada de la mía, seguimos sumidos en una especie de nube como si solo nosotros existieramos. Pero tengo que romper esa nube.

—¿Qué hacen aquí? —les pregunto.

—Se estaban tardando, no sabíamos que hacían e íbamos a venir antes pero sus amigos nos lo impidieron. —gruño Erik con un tono molesto en su voz.

—¿Qué tanto hacían? —pregunta Mónica con una mirada inquisitiva.

—No les importa —contestó Thiago.

—Si nos importa —le responde Erik.

—Porque no buscan que hacer con sus vidas en vez de estar al pendiente de la nuestra —Thiago se dirige a ellos con una voz y mirada gélida.

Erik le da una mirada desafiante, se siente la tensión de pelea en el aire. Y antes de que se peleen a golpes, agarró a Thiago de la mano y lo jalo para que venga conmigo fuera del gimnasio.

Erik nos iba a seguir pero Mónica lo detiene del codo, y me da una mirada fulminante.

—¿Qué pasa? —me pregunta ya alejados del gimnasio.

Su insoportable Manera De Ser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora