Día cinco: Primeras palabras

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Los personajes pertenecen a mojito uwu. FG y Khnum solo hacen un cameo en este cap y, bueno, le puse Jesuda a FG, si alguien tiene mejor idea es bienvenido a decirme uwu
Comentarios con respeto por favor.

Diez meses.

Habían pasado diez meses desde que su hijo llegó a su vida.

Diez meses desde que había sentido el segundo dolor más abrumador de su vida, diez meses desde que había tenido que adaptar adecuadamente su rutina para incluir a un bebé recién nacido a ella. Diez meses desde que sostuvo por primera vez a alguien tan pequeño y frágil en brazos. Diez meses desde que Anubis era una pequeña patata dormilona.

Actualmente su bebé no solo estaba despierto la mayoría del tiempo, si no que ahora era mucho más activo que en sus primeros meses. Lo cual era adorable y aterrador al mismo tiempo.

Antes podía dejar a su cachorro en una posición y saber que al volver estaría exactamente igual a como lo dejó. Ahora lo dejaba en un rincón y al instante gateaba hacia otro lugar, lo que provocó que la primera vez que sucedió casi le diera un paro cardíaco ¡su bebé había desaparecido!

Pero no, obviamente no. Simplemente se había desplazado del pequeño armado de sonajeros y cosas coloridas al baño donde él había dejado la puerta abierta. El alivio le llegó rápido, más el susto prevaleció unas horas más.

Ahora tomó sus debidas medidas para hacer el pequeño departamento en el que vivían lo más seguro posible para su niño movedizo. Podían llamarlo paranoico si quisieran, pero se condenaba antes de permitir que, bajo su guardia, su nene se lastimara.

Diez meses de una completa evolución y nueva adaptación a su rutina al añadir un cachorro enérgico y travieso a la misma.

Pero no solo habían pasado diez meses para el crecimiento de Anubis, sino que también cinco meses desde que él volvió a trabajar y, no iba a mentir, las primeras semanas fueron un infierno.

Su trabajo como fotógrafo pagaba decentemente, si, le habían dado varias concepciones por haber tenido un cachorro y era un alivio al fin hablar con más de un adulto. Sin embargo, a veces extrañaba terriblemente a su cachorro y los posibles hitos que se estuviera perdiendo.

Por ahora para los momentos especiales estuvo siempre presente, más temía que un día eso cambiara. ¿Y si se perdía sus primeros pasos? ¿Sus primeras palabras? Sería horrible y aunque sabía que el niñero y la anciana grabarían todo para que él lo viera, no sería lo mismo. Nunca lo sería.

Soltó un gran suspiro mientras apuñalaba su ensalada. Estaba en la hora del almuerzo y al estar en completo silencio, esos pensamientos eran más intrusivos.

— ¿Qué te tiene tan decaído, pequeño gatito rojo?— Se erizó cuando el beta que se hacía llamar su "mejor amigo" se atrevió a sentarse a su lado. ¿Quién se creía? — ¿Es por el pequeño perrito?

—¡No me digas gatito y no hables de mi hijo! —gruñó, apuñalando más fuerte la ensalada. Jesuda Caruso le quitaba la mayoría de su paciencia y eso era algo, considerando que aún estaba intentando que Anubis durmiera las malditas ocho horas de sueño ininterrumpido.

—Eso no me dice que no— el tipo ronroneó, picando sus mejillas, lo que provocó que le tirara el tenedor a la cara. Idiota. —El perrito debe estar bien, gatito. Tiene buenas niñeras, después de todo, las has elegido tú. —le llegaba a guiñar el ojo otra vez y lo juraba por los dioses, le iba a dar...

El sonido del celular lo quitó de sus ansias homicidas. Rápidamente lo tomó en sus manos, temiendo que fuera un mensaje sobre algún accidente en el que su pequeña luz se hubiera visto envuelto.

Al instante en que hizo click en el chat, una sonrisa boba apareció en sus labios.

Un mini video fue enviado de parte de Khnum, en donde Anubis estaba sentadito en su alfombra, sosteniendo en sus manitas el peluche de gatito que le había regalado hace una semana. Luego cayó hacia atrás y simplemente comenzó a babear una de las patitas del peluche.

¡Demasiado adorable!

— ¿Ese es tu bebé? ¡Es adorable! Aunque no se parece en nada a ti, realmente es un perrito para un padre gato. —Un tic se formó en su ojo al escuchar la voz de la plaga tan cerca suyo. Guardó celosamente su celular, levantándose para tomar su ensalada. — ¿Es Anubis no? ¿Le pusiste a tu hijo el nombre del dios de los muertos? Y yo me quejaba de mi nombre. Oh, Oh ¿por qué lo guardas tan rápido? Yo quería ver más ¿es por celos? ¡Eres una verdadera mamá gallina, estoy orgullo...!—No acabó la frase porque una ensalada le voló directo a la cabeza.

Maldito idiota.

— ¡No te me acerques! —Ahora tendría que buscar un nuevo almuerzo y un lugar en paz para ver los próximos videos de su cachorro.

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La jornada, luego del incidente con Jesuda, fue un completo agotamiento. ¿Cómo soportaban a ese idiota? Se masajeó la sien a la par que abría la puerta de su apartamento, demasiado ansioso por tomar a su hijo en brazos y para pagarle al joven niñero. Entre más rápido se fuera, mejor para él.

—"Vamos Annie, tu puedes, Khnum, di Khnum" — ¿qué?

Se acercó muy sigiloso a la sala de estar donde notó dos cosas muy importantes. Una: Anubis se veía muy sanito y lindo sentado en su círculo tejido con lana roja y dos: el mocoso parecía querer enseñarle a hablar a su niño.

No sería mala idea, si no fuera porque el cachorro AUN no decía ninguna palabra.

—"Khnum, vamos, antes de que llegue tu papá" — ¿Disculpen? ¿Antes qué llegue él? Un aura oscura salió de su cuerpo mientras se acercaba por detrás del tonto niño, tocando su hombro. De inmediato el menor saltó, dándose la vuelta a una velocidad que no podía ser humana. —Se...Señor Savant ¿fue...fue un buen día de trabajo?

—Mocoso...—Gruñó, ojos rojos brillando. — ¿Qué le estabas enseñando a MI Anubis? Aun no dice ninguna palabra ¡¿intentas reemplazarme?! —Ya se le estaba por lanzar encima a pesar de las negativas del niño cuando algo tiró de su pantalón.

Miró hacia abajo para notar los grandes ojitos de su bebé, su sonrisa alegre.

La mitad de su enojo se fue. La mitad.

—Hola bebé—Sonrió, volviéndose para ir tras el mocoso – que había aprovechado para huir – cuando una pequeña voz lo detuvo.

— ¡Pa-pá! — ¿Anu...Anubis dijo lo que creía qué dijo? Nunca antes se dejó caer en el suelo con tanta rapidez.

—Anubis ¿qué dijiste? Dilo de nuevo. —Pidió, esperando que eso no hubiera sido una alucinación auditiva.

—¡Papá, papá, papá! —Ni tuvo que pedirlo, en el instante en que acabó de recitar las palabras, lo alzó con fuerza, besando toda su bella carita mientras la alegría invadía su ser y enterraba la ira de hace unos momentos.

¡La primera palabra de su hijo! ¡Y las había oído! ¡Y era él!

En momentos como estos no podía estar más que feliz y seguro de las decisiones que había tomado.

—Te amo, mi lindo Anubis. Te amo tanto...—Lo hizo girar en los aires, apachurrándolo en sus brazos.

Lo amaba tanto.

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