Día 14: Primera Rabieta.

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Practicamente chillo con cada comentario y voto, de verdad que muchas gracias nwn
Los personajes no me pertenecen, yo solo escribo de ellos uwu

El encuentro con Nephthys – uno que jamás pidió – le había dejado con las emociones echas un desastre.

Simplemente no podía recuperarse de la visita de alguien que formaba parte del pasado y cuya presencia su omega sentía como una amenaza. No solo porque también era una omega que entró a su nido, sino porque era una amenaza para su cachorro y esa sola mera idea provocaba en él una ira que no podía describir ante la posibilidad de perder a su pequeña luz.

A eso se le añadían las pesadillas que comenzaron a volver luego de tanto tiempo.

Pesadillas que le dejaban indefenso mentalmente.

Imágenes de Osiris sobre él, diciéndole el hermoso omega que es. Osiris metiéndose entre sus piernas sin importar cuantas veces suplicó. Osiris remarcando cuanto le estaba gustando a pesar de que era una reacción de su cuerpo traidor y no realmente placer. Osiris tomando a Anubis lejos de él, llevándoselo sin importar cuanto su bebé y él llorarán. Él mismo de rodillas, rogando que le deje estar con su hijo, que hará cualquier cosa que pida. Siendo mordido por él, atrapado en un matrimonio.

Toda esa combinación de escenarios nacidos desde su profundo trauma que salía a flote en cuanto se relajaba le provocaba levantarse demasiado temprano, jadeando y tocando su glándula de unión con desesperación solo para asegurarse que realmente no hubiera una mordida. Luego necesitaba ver que estaba en el apartamento, no en la gran mansión que era el hogar de los Atem. Y, finalmente, necesitaba levantar en brazos a Anubis, llevarlo a la cama con él y asegurarse que seguía aquí, que nadie lo tomó de su lado, que él estaba allí, durmiendo y abrazado a su peluche favorito.

La vista de pequeñín dormidito, tranquilo y alejado de su propio horror le daba la paz que necesitaba y ayudaba a que durmiera aunque sea unas horas más antes de ir al trabajo, con una sensación de picor bajo la piel.

Si bien se concentraba en cada sesión de fotos que realizaba – después de todo le ayudaba a distraerse – había cambiado mucho su actuar. Ya no almorzaba en la sala de estar, le rehuía a Jesuda como a la peste, no soportaba estar en la misma habitación que los alfas masculinos y más de una vez se encontró mirando sobre su hombro, como si esperara ver a su victimario en vez de a sus compañeros.

La rutina en casa era, quizás, peor.

Dejaba más de mil instrucciones a la señora Hassan y al mocoso Khnum, especialmente sobre quienes no podían estar cerca de su hijo en ningún momento, quienes podrían ser una amenaza y en qué situación llamar a la policía.

No podía arriesgarse a que Nephthys o Isis se aprovecharan al ver que había dos desconocidos para entrar como si nada o, peor, que Osiris hiciera el papel de "hermano preocupado".

Vivía pegado a su hijo.

Lo llevaba en su regazo tanto como podía, lo mecía y mimaba hasta que se pegaba a él, dormía con él en la cama por mucho que algunos lo consideraran poco saludable (lo era, aunque no por el motivo que podían pensar) y lo perfumaba todos los días sin falta para dejar muy en claro a cualquier omega que el cachorro ya tenía un padre.

Las salidas al parque se redujeron bastante y aunque aún iba –especialmente porque era él quien quería estar aislado, no Anubis – mantenía una vista de halcón en su niño travieso.

En su apartamento las cosas no iban mucho mejor.

Sin importar cuanto le costó, cambió el timbre normal por uno con cámara instalada. La habitación principal ahora poseía doble cerradura, y rara vez atendía a alguien que no fueran personas conocidas, las cuales se resumían en dos.

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