Parte 35.- El palacio de Jabba

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--Iktuh Ieknah

--Vengo a ver a Jabba el Hutt. Lo busca el cazarrecompensas Aled Last.

--Vakty vak lidu

El ojo mecánico se introdujo nuevamente a través de la puerta. Los engranes comenzaron a sonar, elevando el tremendo blindaje que bloqueaba el acceso al palacio de Jabba.

El calor de Tatooine era insoportable. El sol brillaba tanto que podía irritar la vista.

Entrar a un lugar frío y lleno de sombra fue un descanso para Aled, para quien el malestar físico, no era nada comparable con lo que su corazón sentía.

Fue en una de esas bodegas a lo largo del pasillo... que tuvo su primer beso.

Fue junto a uno de los pequeños droides ratón... que conoció a aquel chico.

Fue en uno de los rincones que...

--¡Aled Last!

Entre las sombras estaba, cruzado de brazos, un hombre de piel completamente azul, de escleras rojas, que a sus mejillas tenía conectados dos artilugios cilíndricos, apenas visibles por la sombra que su sombrero proyectaba.

-- La última vez que supe de ti, ibas tras el sable oscuro, impulsado por tu ridículo deseo personal de venganza. Verte es una sorpresa bastante desagradable.

--No sabía que Jabba aún daba trabajo a los ancianos.

--Más respeto mandaloriano. No estás en posición de crear problemas.

Aled se acercó, mirando a este hombre a través de su visor. Para tener una edad avanzada, no parecía nada deteriorado.

--Diría que me siento aterrorizado de tener al mismísimo Cad Bane frente a mí, pero mentiría.

Bane se incorporó de su posición de descanso para plantarse frente al muchacho. Estaba por completo tranquilo, ni siquiera se molestó en intentar llevar su mano a la pierna para tomar su arma.

--Si intentas crear una fachada de seguridad, solo por tener esa armadura tan privilegiada, aún te falta mucho por aprender muchacho. Pudiste seguir con nosotros. Es una lástima que preferiste meterte con ese mugroso esclavo –le respondió apretando los dientes.

--Si quieres jugar a insultarnos, podría mencionar al chico que te rompió los dedos. Pero no he venido a eso. Necesito hablar con Jabba.

El cazarrecompensas azul le dio la espalda al mandaloriano. Y fijó su rumbo hacia el interior del lugar.

--Sígueme.

A pesar del narcicismo y la obsesividad del Hutt, el palacio estaba descuidado. Varias reliquias de la colección del daimio estaban llenas de arena. Algunas luces fundidas.

--¿Qué rayos pasa aquí? Este lugar es una porquería.

--Jabba el Hutt está muerto niño tonto. Murió tras un ataque orquestado por Luke Skywalker.

Aled no pudo evitar sonreír. La persona que le había causado tanto sufrimiento ahora ya no existía. La persona que ordenó quitarle lo que amaba, ahora estaba muerta.

--¿Los Jedi por fin hicieron algo bien? Bueno. ¿Ahora quién dirige todo esto?

--Bib Fortuna

La sonrisa se le borró inmediatamente al mismo tiempo que el estómago comenzó a revolvérsele.

--¿Bib...? ¿Bib Fortuna? ¿Por...? ¿Por qué?

--El conoce el palacio y dónde guardaba el Hutt sus riquezas. Era el único que podía pagarnos y generar empleo.

El mercenario lucía molesto, evidenciado por el apretón de sus gruesos nudillos azules. Para el mandaloriano, saber que alguien más odiaba al sucesor de Jabba, era tranquilizante.

--Ese cerdo ambicioso no hace más que tragar todo el día –se quejó Cad Bane.

--Parece que estás molesto ¿no? –dijo Aled tratando de burlarse.

El cazarrecompensas sacó de su bolsillo apenas dos monedas doradas. Apenas dos monedas que le alcanzaban para un plato pequeño de comida.

-- Jabba el Hutt ofrecía buenas fuentes de empleo. Pero este idiota ni siquiera se ha molestado en levantarse de su silla. Te darás cuenta cuando veas lo gordo que está. El flujo de economía en Tatooine depende casi enteramente de la venta de esclavos y del trabajo que los mercenarios realizan. Sin ello, la pobreza crecerá aún más.

--Siento decírtelo anciano, pero ese ahora será el menor de los problemas.

Bane detuvo su paso para volverse hacia Aled. Sus dientes rechinaban de ira, imaginándose los miles de motivos por los que el mandaloriano estaría pisando ese palacio.

--Tú no estás aquí por trabajo niño. Tú vienes aquí por otra cosa.

--Tan acertado como siempre. Necesito de tu ayuda. Más bien... la de todos ustedes.


Heartstopper/Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora