El insoportable calor del sol era reflejado por el metal de la nave. Las turbinas estaban listas. Funcionaban a la perfección.
Para él, el portar el casco mandaloriano era un alivio, o de lo contrario, los cazarrecompensas lo habrían visto deshecho.
Un trozo de su armadura... un trozo de su herencia... ya no estaba con él. Y tras acabar la misión, tendría que entregar el resto, incluido el preciado casco de su madre.
--¿Iyun ili? –preguntó uno de los Jawas
--No. Requiero de un reactor de hiperimpulsor. O al menos de una parte. Si es preferible de algún Destructor Estelar viejo, mucho mejor –respondió el mandaloriano--. Requiero que sea lo más inestable posible.
--¡Wuka! –se alejó el pequeño ser encapuchado volviendo a su gigantesco mercado portátil
Aled trataba de disimular, pero un pequeño sollozo escapaba de vez en cuando. Trataba de no pensar en ello, pero el sabor de las lágrimas llegando a sus labios no hacía más que recordarle la armadura que estaba por dejar atrás.
--Te felicito Last. La negociación con Bib Fortuna fue rápida y concreta –lo elogió Cad Bane añadiendo una carga de municiones a su nave en forma de media luna.
--Supongo que cuando hay dinero de por medio, cualquier negociación es fácil. Eso me lo enseñaste tú y... no quise escucharte en ese momento –respondió el mandaloriano apretando una de las tuercas de su nave.
Bane se cruzó de brazos. Una pregunta aún rondaba por su mente. El pequeño Aled era ingenuo, pero nada tonto como para entregar una posesión tan valiosa así de fácil.
--¿Por qué no simplemente le pediste ayuda a la gente del pueblo? Los cazarrecompensas de Mos Eisley hubiesen accedido a este ataque por un precio menor.
--Consideré miles de opciones antes de volverle a ver la cara a Bib Fortuna. De verdad quise poner miles de excusas antes de acceder a esto. Pero ustedes son los mejores. Los mejores para pilotar, para planear y para... asesinar. Sabía que ese maldito gusano me exigiría una paga y me preparé para esto. No quieras compadecerte de mí ahora.
--No lo hago Last. Sigues siendo ingenuo, pero ya eres un hombre como para cuidarte solo. En fin... ya que nos contrataste, ahora tú eres nuestro comandante. ¿Qué es lo que planeas hacer?
Aled presionó los botones de su brazalete para mostrar un pequeño holograma de una de las naves en las que el virus era transportado. Un Crucero Venator.
--Debemos destruir esta nave en órbita. Evitar que llegue al planeta.
--¿Con solo nueve cazarrecompensas a tu disposición contándote a ti? Espero que tengas idea de lo que estás diciendo.
--Es por eso que necesito a los mejores. Tú peleaste en las guerras clon contra los Jedi y la República. Debes saber cómo funcionan estas cosas, cómo destruirlas.
El mercenario azul apretó los dientes al ver la tarea tan estúpida que Aled estaba encomendándole.
--Esos cruceros son mortíferos niño. Sus cañones podrían despedazar incluso un Destructor Estelar Imperial. Tenemos apenas unos cuantos torpedos de iones para neutralizar sus escudos unos segundos. Aun así, nuestras armas de bajo calibre no le harán más que cosquillas.
Aled cambió el holograma de su brazalete por uno en donde predominaban las tan conocidas dunas de Tatooine. En ellas, varios huecos en la tierra estaban presentes.
--Escuché que un Dragón Krayt habitaba cerca de Mos Pelgo. Los agujeros que cava son enormes. Hizo túneles profundos cerca de las montañas.
--Lo eliminaron hace unas semanas Aled, pero no entiendo qué tiene que ver eso.
--¡Yuta! ¡Yuta! –gritó uno de los Jawas regresando de su vehículo junto con dos compañeros cargando un enorme cilindro metálico.
El pequeño enano se acercó a Aled, realizando sonidos agudos y alzando las manos en señal de victoria.
--Es perfecto. Solo es parte de un hiperimpulsor pero servirá. Ten tu pago amiguito –respondió el mandaloriano lanzándole una bolsa café que tintineaba al moverse de un lado a otro.
Se puso de rodillas para analizar el enorme aditamento metálico que le habían traído. Esta cosa casi le doblaba el tamaño. Era pesada. Y desparramaba una especie de grasa dorada en cada uno de sus orificios.
--Si planeas usar esa cosa para impulsar tu nave, vas a explotar antes de despegar –lo reprendió el mercenario azul.
--No voy a usarlo como impulsor. Lo usaré como bomba.
--¿Destruir un Destructor Estelar clase Venator solo con eso? Sin mencionar que la explosión perderá potencia en el espacio.
Detrás del casco de Aled, una gran sonrisa había aparecido. Una picardía que solo puede sentirse cuando algo está saliendo justo como lo planeas.
--Creo que esta vez te voy a sorprender Bane. Por cierto... ¿A quién de ustedes se le dan bien los explosivos?
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Heartstopper/Star Wars
FanficTras la destrucción de la Segunda Estrella de la Muerte, la muerte de Darth Vader y la caída del Emperador Palpatine a manos de la Flota Rebelde, la estabilidad del gobierno imperial en la galaxia pende de un hilo. Miles de soldados y oficiales impe...