Parte 3.- Nobleza

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--¡Kairyum! Espero me estés escuchando. Todavía no es hora de que mueras. Mata al Jedi y dirígete a tu caza TIE. Los escudos de la nave Calamari rebelde son débiles, puedes derribarlos si usas armamento pesado. Necesito que comandes a los pilotos restantes y nos consigas más tiempo.

Charles Spring trató de distraer a su enemigo una vez más. Los relámpagos de sus manos brotaron de nuevo. Pero las fieras eléctricas fueron frenadas por la palma de Nicholas Nelson.

--Creo que tienes prisa amigo –se mofó Nick de su oponente

Parecía que el almirante solo pensaba desde la comodidad de su silla. Matar a un Jedi era algo muy complicado; algo que podía costarte la vida.

Dar la espalda y huir a su caza TIE era la peor opción posible. Nicholas Nelson probablemente destruiría el reactor de la nave. Y con su sable azul, podría alcanzarlo en un instante.

La fatiga mental por el combate comenzaba a hacerse presente, a Charlie le costaba pensar en alternativas viables para cumplir la orden del almirante, y al mismo tiempo no dejar al Jedi a la deriva.

--¿Qué ocurre? ¿El lado oscuro te está pasando factura? ¿O acaso ya te diste cuenta que no vas a ganar?

Charlie entendió lo que su enemigo trataba de hacer. La burla, la presión; eran buena opción para intentar hacerlo perder el control. Tratando de ganar algo de tiempo y de recuperarse lo mayor posible, le siguió la corriente a su adversario.

--Arrogante y confiado. Es algo que no estoy acostumbrado a ver en el lado luminoso de La Fuerza

Nicholas Nelson no pareció inmutarse ante este comentario. Tal vez sabía controlar muy bien sus sentimientos, o tal vez ya estaba acostumbrado a escuchar algo parecido.

--No sería ni el primero ni el último. ¿Me equivoco?

Un leve temblor sacudió la sala de reactores. Ambos se contemplaban con la mirada; esperando el mínimo movimiento del otro para responder con rapidez.

Ante la evidente señal de que no les quedaba mucho tiempo; el joven Jedi fue directo al asunto que quería tratar, haciendo desaparecer el burlesco tono de su voz.

--Amigo, no tienes que hacer esto.–dijo Nick extinguiendo la hoja azul de su sable y abrochando la empuñadura a su cinturón--. El Imperio está acabado, los últimos destructores estelares están siendo derribados. Ya no hay Estrella de la Muerte. Y varios de sus soldados los traicionaron, nos brindan información suficiente para anticipar todos sus movimientos.

El joven Jedi extendió la mano, completamente vulnerable y solo armado con una sincera sonrisa en el rostro.

--Llevamos peleando mucho tiempo, pero ya no hay motivo para seguir siendo enemigos. Podemos reconstruir la Orden Jedi... juntos.

Kairyum prestó atención a la propuesta de su enemigo. El reactor tenía energía, pero la nave no tardaría en caer presa del fuego de la Alianza Rebelde. Seguir retrasando aún más las cosas solo culminaría en la caída de su misión encomendada.

--Querido Jedi. Dudo mucho que tu maestro no te haya dado una importante lección. Jamás... y escúchame bien. Jamás... bajes tu arma frente a un enemigo... con el que estás combatiendo. Así que no me culpes por esto.

Acto seguido, el joven Sith se lanzó con toda su fuerza. Mientras cruzaba sus brazos para dar un corte en forma de cruz a su oponente. Nick trató desesperadamente de alcanzar su espada en reposo.

El golpe llegó tan rápido que Nelson apenas tuvo tiempo de encender la hoja azul de su sable. Su error fue fatal. El tiempo no le alcanzó para adoptar un movimiento defensivo.

El rojo rubí de uno de los sables de Kairyum dividió sin titubeo la empuñadura de la espada del Jedi. La luz azul zafiro que representaba la esperanza de Nicholas de continuar peleando disminuyó su intensidad hasta desaparecer frente al brillo carmesí del joven Sith.

Pero la espada roja frenó de golpe a pocos centímetros de dar el golpe final. Nick quedó sorprendido al ver que un Sith le había mostrado piedad.

El aturdimiento fue reemplazado por la sorpresa de ver cómo su enemigo flexionaba su codo hacia la espalda, para después con la palma de su mano, lanzar un veloz golpe al aire. Y con ello, un gran empujón de La Fuerza mandó al Jedi a volar por los aires.

La espalda de Nelson impactó contra las paredes; su nuca golpeó contra el metal; y el aturdimiento desvaneció su instinto de pelea.

--Tu acto fue tonto Nick, pero muy noble. No quiero matar a mi mayor adversario si éste me cede la victoria. Te perdono esta vez –dijo extinguiendo el brillo rojo de su sable restante--. Te sugiero que vengas detrás de mí, así al menos podrás tratar de evitar que yo mate a tus amigos rebeldes. O puedes quedarte a destruir mi nave y ver desde lo lejos cómo yo destruyo toda tu flota. Ven a matarme. Así tendré la oportunidad de devolverte el favor y eliminarte como se debe.

Kairyum desapareció en breve, con tanta velocidad que lo único que pudo ver el Jedi, después de lo aturdido que se sentía por el golpe, fue una pequeña nube de polvo, frente a la cual, yacían los restos de lo que alguna vez fue su leal sable de luz.

Heartstopper/Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora