Parte 47.- Guardias Reales

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La nave esperaba por él.

Piso cuarenta.

Piso cincuenta.

Piso sesenta.

Incluso para ser un elevador rápido, el Gran Visir sentía que la espera para llegar a su vehículo de escape en el punto más alto era eterna.

Cuatro guardias reales lo escoltaban. Sin titubear ni por un momento, con sus armas en mano sostenidas por sus guantes rojos. Sin bajar su estado de alerta. Sin siquiera mirarse los unos a los otros. Solo con un objetivo en mente.

--Transporte de emergencia, el paquete está en camino, solicitamos confirmación de preparación para el despegue.

Pero detrás del comunicador del soldado, no se escuchaba más que estática. Ni el más mínimo sonido de respuesta alguna.

--¡Transporte de emergencia! ¡El paquete está en camino! ¡Solicitamos confirmación!

Sin respuesta.

Piso ochenta.

Piso noventa.

Piso cien. Se encendió una luz amarilla.

Sin dudarlo un segundo, los cuatro hombres de uniforme rojo tomaron sus lanzas con ambas manos, apuntando a lo que estuviera detrás en cuanto la puerta se abriese.

Un frío sudor escurría por el obeso cuello del Gran Visir. Sus manos temblaban. No había escapatoria.

Y cuando el metal del elevador se apartó para dar paso a la nave del político, el puerto ya se encontraba en llamas.

La silueta de los dos cruceros Venator penetrando la atmósfera era lo bastante apreciable como para notar que los vehículos se acercaban a una velocidad considerable, con toda intención de estrellarse.

La nave de emergencia estaba pulverizada.

Y frente a ella, dos cabezas aún cubiertas por los cascos de piloto se encontraban en un charco de sangre.

--¡Que honor conocerlo Mas Amedda! –dijo un hombre sentado entre los escombros, con su cuerpo metálico envuelto por las llamas--. ¡Me pregunto lo que su mente aportará para mí en cuanto mis infectados lo contagien! ¡Tengo que agradecerle al Coronel Dax por darme la información pertinente sobre su ubica...!

--¡Formación Delta! ¡Ahora! –ordenó uno de los guardias.

Y cuando menos se lo esperaba, uno de los hombres rojos se encontraba ya a su izquierda.

La lanza negra aparentemente inofensiva se alargó para dejar ver un foco energético de plasma de alta energía, el cual desplegó varios relámpagos rubí que envolvieron el arma.

Darth Nekrom recibió un poderoso golpe en la cara, que provocó la ruptura y agrietó algunas piezas de su rostro metálico.

--¿Qué ra...?

--¡Formación Alfa! –Con sus lanzas envueltas en electricidad, dos de los hombres formaron una X con sus armas, protegiendo a Mas Amedda.

Mientras tanto, los otros dos hicieron girar sus lanzas. La electricidad parecía enfurecerse con cada giro. Y tras sobrecargarse los dispositivos, ambos hombres apuntaron el extremo afilado hacia Nekrom, liberando una poderosa descarga de plasma.

El androide ni siquiera podía moverse. Su cuerpo convulsionaba con la electricidad que recibía.

Poca información había sobre los guardias reales en la red de Kamino o los archivos de Coruscant. Ahora comprendía por qué.

Heartstopper/Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora