Parte 5.- Leia Organa

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--¡Kairyum! ¡Los cálculos para saltar al hiperespacio están completos! ¡Vuelve a la nave!

--Negativo almirante. Mi nave caza recibió un disparo fatal. Tendrán que completar la misión sin mí. Yo me las arreglo.

--Recibido. Completaremos la misión gracias a ti. Tu sacrificio no será olvidado.

El destructor estelar del almirante Tarkwon comenzó a alargarse, deformando todo su imponente aspecto. Lento, pero de manera notable. Las turbinas lanzaron un destello que indicó su alta potencia. Y acto seguido, la gigantesca nave imperial desapareció del campo de batalla; dejando atrás a todos aquellos que no estuvieran a bordo de ella.

Fuego. Alerta. Las sirenas de la nave de Kayrium advertían a todo volumen el daño catastrófico, además de la alta probabilidad de impacto contra una de las naves insignia rebeldes al frente.

El timón dejó de obedecer, tendía a inclinarse con fuerza hacia la derecha por el ala rota. Intentó maniobrar hacia el hangar del crucero estelar enemigo; aterrizar en una nave insignia rebelde implicaría una probable sentencia de muerte, pero era la opción más viable.

--Vamos pequeña, trata de no explotar por favor –el joven Sith rogaba a su dañado vehículo, mientras intentaba estabilizar su vuelo.

Pero sin que él lo hubiera previsto, su caza TIE recuperó de pronto la cordura. Era una fuerza magnética. Una invisible energía atraía la nave igual que un imán atrae un alfiler.

--Rayo tractor ¿eh?

El rayo tractor del crucero rebelde lo atraía hacia el hangar; irónicamente, el objetivo que el muchacho había procurado.

Charlie no pudo hacer más que soltar el timón, relajarse un poco poniendo los pies sobre el tablero y dejarse capturar por sus enemigos.

Cerca. Cada vez más cerca. El dañado caza TIE finalmente hizo contacto con el suelo de la nave. El pseudo-aterrizaje fue tan poco elegante que terminó por destruir el ala dañada y por aboyar el ala sana.

Charlie se retiró el cinturón de seguridad y con un gran empujón de la fuerza, hizo trizas el cristal de la cabina del piloto, permitiéndole salir y hacer frente a la cálida bienvenida que los rebeldes le habían orquestado.

--¡Ahí está! ¡Mátenlo! --Tres guardias accionaron sus blásters para liberar ráfagas de disparos controlados.

El muchacho procuró ponerse a cubierto usando los escombros de su nave. Respiró profundo, y tomó firmeza para lo que estaba a punto de hacer.

La hoja rubí del sable de luz del joven Sith fue liberada, acompañada de un temible instinto asesino.

Kairyum se presentó ante sus enemigos, y con gracia y claridad, inició su contraataque. Los disparos láser dirigidos hacia su torso encontraron el fin de su camino al ser bloqueados por el filo de la espada.

Y en un movimiento rápido, Charlie encendió su segundo sable, lanzándolo como una daga hacia uno de sus objetivos con tremenda ferocidad.

--¡Jyg! ¡Cuidado! –uno de los soldados llegó al final de combate en cuanto el arma de luz lanzada acertó un corte directo al hombro, dejando al hombre con un gran ardor por la quemadura.

Y mientras el sable retornaba a su dueño, atraído por el poder de La Fuerza que Kairyum ejercía con su mano, los dos hombres restantes perdieron la compostura y liberaron otra ola de disparos láser.

Las balas fueron liberadas con tanto enojo que la puntería fue pésima. Una dirigida al hombro, otra a la pierna, otra a la capa. Todas y cada una fueron bloqueadas por el par de sables rojos del invencible Sith.

Heartstopper/Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora