— ¿Me repites por qué estamos aquí? — dijo Frank en voz baja, reclinándose hacia su novio para que los demás no le escucharan.
— Karen quiere hacer un concurso de calabazas, tenemos que buscar la nuestras — respondió el mismo tono.
No pudo evitar perderse en el rostro de Matt, en su nariz sonrojada por el frío, en su bufanda de colores y su chamarra ridículamente grande que Karen le había obligado a usar para evitar que se enfermara. Tal y como la suya, solo que en Matt se veía mejor, aún más cuando sonrió sintiendo su mirada sobre él.
El clima de otoño era algo particular, con neblina baja que al ser Nueva York se podría confundir perfectamente con contaminación, pero que aun así le daba un aspecto mágico a esos lugares apartados de la ciudad, como el huerto donde estaban. Ciertamente, había olvidado que existían esos sitios.
— No necesito recordarte por qué no puedes ganar, ¿cierto? — dijo en un susurro, el pelirrojo negó con la cabeza, probablemente ni siquiera participaría.
— Déjalo Frank, en todo caso es mejor, es menos competencia — dijo Karen mientras miraba las calabazas junto a sus pies, analizando la que tenía mejor tamaño y forma.
Lamentablemente, habían descubierto que la rubia era demasiado competitiva.
— Yo solo quiero dulce de calabaza de la señora Cárdenas... — dijo Foggy, quien intentaba no resbalar por el lodo del camino tomando el hombro de la rubia.
— No creo que nos regale dulce este año — dijo el pelirrojo con una mueca, él no era muy fan de dicho dulce y su parte correspondiente siempre iba a Frank, quién podía entender perfectamente la tristeza e indignación de Foggy.
— No digas esas cosas Matty, obviamente se va a acordar de darle un poco a su abogado favorito que le ayudó a recuperar su hogar.
— Hasta que explotó — murmuró, ganándose un bufido de su amigo.
— Cuidado con la piedra — le dijo a Matt, que a pesar de llevar sus brazos entrelazados, no estaba usando su bastón, por lo que se vio en la necesidad de guiarlo.
— Detalles — dijo finalmente su amigo.
— ¡Mira esa calabaza! ¡Tú no, Frank, no hagas trampa! — y con eso perdieron a Karen y a Foggy de vista. Solo pudieron escuchar como el otro abogado se quejaba por casi caer en un charco de lodo y por la agresividad con la que había sido tirado del brazo.
A Karen no parecía importarle mucho, estaba enfocada en una gran calabaza perfectamente redonda, un par de lugares más arriba.
El huerto era muy grande, quizás más de lo que hubiera pensado en primera instancia, pero ahora lo veía como un sitio donde perfectamente se podía perder un niño pequeño. Contrario a lo que cualquiera podría creer, contaba con pequeñas colinas en la tierra cubiertas de calabazas, eran apenas puntos naranjas en la distancia, unos más pequeños que otros.
— ¿En qué piensas? Estás muy callado — pregunto Matt después de un tiempo.
— Karen va a ganar — dijo simplemente, no queriendo decir todo lo que estaba pasando en su mente en ese momento.
— Definitivamente — concordó su pareja con una sonrisa, pegándose aún más a su lado en medida de lo posible.
— Está muy solitario aquí, cualquiera podría perderse. A Frank Jr. le encantaría correr por aquí.
— ¿Por qué no los trajiste?
— ¿Crees que Lisa y Karen juntas sean una buena idea? — ambos rieron ante eso, no era una buena idea, las dos eran demasiado competitivas y ya podían imaginarse como iban a ir las cosas el día en que realmente se juntaran a tallar las calabazas -- hoy les tocaba estar con su madre.