— No estoy seguro si esta es una buena idea — murmuró el pelirrojo, tomando fuerte el brazo de su amiga, quien solo pudo reír.
— ¿Asustado?
— Para nada, pero Foggy no va a poder dormir en la noche y alguien va a tener que cuidarlo — Karen solo ríe mientras el mencionado los miraba indignado.
— ¡Hey!
— Es verdad — Matt se encoge de hombros, mientras que Karen se inclina más sobre él, tratando de contener su risa — aún puedes regresar.
— No, tengo que hacer esto — dijo Foggy con una seguridad que era poco usual en él — Marci no tarda en llegar y quiero que vea lo valiente que soy.
Ambos se rieron, sabiendo que su amigo no llegaría más allá de la puerta de entrada.
La feria no era el lugar favorito de Matt, demasiado ruido, demasiados olores, algunos más desagradables que otros. La gente siempre estaba muy junta, demasiado enfocados en sí mismos como para dejarlo pasar, y eso que un ciego en medio de la feria era algo que no pasaba desapercibido, por lo que continuamente tenía que rechazar la ayuda de las personas.
Aunque el evitar las filas era algo bueno.
Así que ahí estaban, al frente de la fila, para entrar a la casa embrujada, tratando de calmar a Foggy, que saltaba de miedo con cada sonido que se escuchaba en el interior de la casa, ni hablar de los gritos que se escuchaban ocasionalmente desde el interior. Por supuesto que todo eso lo llevó a soltar el grito más fuerte de su vida cuando alguien más había sido movido hasta el frente de la fila y se golpeó contra su espalda.
— Lo siento — murmuró el hombre con el que había chocado, pero ya era tardeo. Incluso él se estaba aguantando la risa.
— Oh Dios, lo siento — fue todo lo que pudo decir Foggy antes de acercarse y susurrarle — ya no estoy seguro de querer entrar.
— Puedes esperarnos afuera — dijo Page con una sonrisa comprensiva.
— No puede ser peor que la secundaria, ¿cierto?
Al menos en eso tenía razón, no fue peor que la secundaria, o al menos para el pelirrojo.
Pero Matt no era una persona que se asustara fácilmente. Todos decían que tenía los sentidos más desarrollados, y probablemente era cierto, pues, al menos en ese lugar, donde Foggy gritaba hasta cuando pisaba la basura del suelo y Karen se pegaba más contra él cuando alguien salía de la nada gritando o tocándolos desde algún lugar, Matt solo reía, completamente divertido por las reacciones de sus amigos.
Él podía escuchar a las personas acercarse, lo suficiente para saber que esperar y decirle a sus amigos que corrieran, los latidos acelerados de las personas que habían estado haciendo el mismo trabajo todo el día, corriendo de un lado a otro, los gritos de otras personas en puntos distintos que solo le preparaban para cuando ellos llegaran a ese mismo sitio del recorrido, podía oler la sangre falsa y el sudor debajo de los disfraces cuando estaba lo suficientemente cerca como para poder esquivarlos. Seguía siendo divertido, pero entendía que el punto de la atracción no era ese.
Siguieron avanzando, y solo sucedió más de lo mismo, gritos, sustos, tanto a ellos como a los desconocidos detrás de ellos, Foggy corriendo como si su vida dependiera de ello, Karen saltando en su sitio y lo único que era capaz de causarle terror real era lo pegajoso del suelo.
Cuando un hombre comenzó a perseguirlos con un hacha, Foggy salió corriendo y gritando junto a Karen, como lo habían estado haciendo, y Matt los siguió un poco más lento. Entonces escuchó a una chica gritar con dolor cerca de donde estaban y no pudo evitar ir a socorrerla.