— Te ves genial, cariño — la voz de Frank llega a sus oídos en un susurro y no puede evitar sonreír.
— No sé por qué pensé que dirías eso — Matt le sonríe y momentos después deja un pequeño beso en sus labios.
No es el primero en decirle algún cumplido, varios de los invitados ya se habían acercado para elogiar lo bien hecho de su traje y a preguntarle de dónde había sacado un chaleco antibalas real.
Frank tampoco se veía mal, o al menos eso había escuchado, y la gente se sorprendió al saber que él mismo había hecho su disfraz. Ese pequeño dato era, en realidad, una vil mentira, Frank no sabía coser y dudaba que alguna vez hubiera visto una máquina en su vida, pero sonaba convincente.
Y es que, por si no era evidente, habían intercambiado papeles por una noche.
Por supuesto que el disfraz de Daredevil de Frank era convincente porque era el traje real de Daredevil, y su disfraz estaba siendo un éxito por ser una copia idéntica al chaleco de Punisher porque era el verdadero chaleco. O al menos uno de ellos, el que menos manchas de sangre tenía y que incluso aún olía a pólvora.
Eran muy convincentes.
El borde de su máscara roza su mejilla cuando se acercó a darle un beso y Matt solo pudo reír mientras ponía su mano en su pecho, apartándolo levemente, aunque debe admitir que a pesar de no poder verlo, poder oler toda su esencia en Frank por el vestuario y le parece demasiado atractivo.
Moría de ganas por llegar a casa y quitarle el dichoso traje.
— Aquí no, por Dios. Ya tengo suficiente con verte así vestido — anuncia Foggy al acercarse a ellos, sospecha que tenía las mejillas sonrojadas y que el maquillaje de su disfraz de Beetlejuice ya se encuentra corrido por el sudor de haber estado bailando y cantando con todos los invitados.
— Ya me has visto vestido así — y era cierto, de vez en cuando, especialmente los fines de semana en los que se juntaban para salir, solía asistir con las características playeras con una calavera que fingía no darse cuenta de que llevaba puesta hasta que alguien se lo mencionaba.
— Frank debe dejar de darte esas playeras, ¿de dónde las sacas, por cierto?
— ¿Quieres una? Te la puedo regalar — responde con una sonrisa, sabiendo que eso solo lo haría molestar.
— Estoy bien así.
— Organizaste una excelente fiesta — decide decirle a Karen una vez que se acerca para desviar la atención de ellos y evitar una pelea, podría olerla a cualquier distancia con toda esa sangre falsa escurriendo por su vestido. Por lo que había escuchado, estaba disfrazada de Carrie, aunque él no estaba familiarizado con la película, se vio obligado a decirle que seguramente era genial.
— Gracias. Y deberías ir a saludar a Jen, acaba de llegar — le murmura y asiente, recordándose a sí mismo que la fiesta era especialmente para eso.
Era una fiesta de oficina que se habría visto muy triste si solo invitaran a los de su oficina, tomando en cuenta que serían tres personas o cinco a lo mucho.
— Ya vengo — golpea ligeramente el hombro de su pareja y comienza a alejarse — no se maten mientras no estoy.
— Yo los cuido, no te preocupes — le responde Karen y sabe que es verdad, por lo que solo sonríe mientras escucha los murmullos de la gente a su alrededor.
— Su trasero se ve espectacular en esos pantalones — puede escuchar el último comentario de Frank y también los golpes que le propinan sus amigos y no puede evitar sonreír con aquello.