Capítulo 11. Paseo nocturno
*Historia creada y escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Libro publicado en formato físico y digital en Amazon. También se encuentra disponible en Patreon en formado digital. 💖 Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar este y otros libros completos, así como capítulos anticipados en Patreon.com/chispasrojas.
Jungkook se puso una cazadora de cuero sobre la camiseta negra y se detuvo frente al espejo tras peinarse el cabello con unos dedos. Allí estaba, planeando su escapada amorosa contra todos los parámetros mentales que se había establecido para comportarse cuando estuviese con Kim Taehyung. No sabía si se trataba de su instinto strigoi, lo irreverente que se había vuelto aquellas últimas semanas, o que simplemente estaba enamorado hasta volverse un insolente, pero, cuando reflexionó sobre que estaba a punto de llevarse consigo al príncipe moroi y futuro rey de la nueva sociedad en reconstrucción, le pareció completamente razonable y justificado cometer un acto tan impulsivo.
Él siempre había pensado que podía llevarse a Taehyung hasta la luna y mantener su seguridad como si estuviese envuelto entre unas alas de algodón. ¿Por qué iba a pensar lo contrario siendo strigoi?
Tras anudarse las botas, se armó con las armas de acero y plata que guardaba desde que salió con el clan de Yul a cazar draugr. Guardó una fina daga en su chaqueta, un puñal en su cinturón y encontró entre sus antiguas cosas la daga de hielo que una vez le perteneció y que Seokjin le había devuelto.
Salió del dormitorio cuando Seokjin llevaba un buen rato durmiendo. Si se concentraba, podía escucharle en una especie de leve ronquido sumido en su habitación. Él avanzó por el rellano y desde la barandilla, vio a Taehyung en la escalera.
El moroi se giró para mirarle con un semblante circunspecto. Ojos claros, blusa negra sobre una fina chaqueta con capucha y mangas de cuero, de esas que utilizaban los dhampir y moroi de Revenant cuando salían en formación, y la misma que le regaló Freyja.
Él bajó cuidadosamente la escalera, con un paso desgarbado y una sonrisita dibujada en su rostro.
—Vamos —murmuró ofreciéndole su mano.
Taehyung se quedó embobado con la felicidad que parecía rebosar en el pelinegro. Tomó su mano y estrechó sus dedos como si el puzzle de sus manos encajasen a la perfección. El strigoi tiró de él con gentileza y sigilo comprobando que llevaba todo en sus bolsillos con la mano libre.
Estrechar los dedos de Jungkook era como volver a respirar, y cuando atravesaron la puerta silenciosamente abandonando la casa en plena madrugada, se sintió hechizado por volver a vivir esa sensación que le hacía sentirse feliz. Todo se quedaba allí atrás, el motivo por el que habían ido a visitar la casa, los asuntos políticos de la cumbre que recaían sobre sus hombros y cualquier otra norma u obligación que dictase lo que deberían estar haciendo en contra de lo que deseaban realmente hacer.
En ese momento sólo eran Taehyung y Jungkook de nuevo, actuando por sí mismos.
Con el paso de los minutos abandonaron el camino y se acercaron a la linde del bosque bajo el estrellado cielo nocturno.
—¿A dónde vamos? —preguntó el moroi con curiosidad.
—A Lang, pero antes, pasaremos por aquí —señaló el pelinegro con firmeza.
—¿Por el bosque? —Taehyung levantó las cejas—. Oh.
Jungkook se mordisqueó el labio con cierta diversión.
—No te preocupes, no hay gran cosa —dijo para su tranquilidad—. Sólo un arroyo que quiero que veas.
Su dedo pulgar acarició el dorso de su mano mientras caminaban, y Taehyung se sintió distraído por la caricia de sus yemas. Su mano era cálida sobre la suya, y aunque su temperatura fuese diferente que cuando era dhampir, se preguntó cómo era posible que su mano entibiase la suya, mientras que guardaba la otra sintiendo los dedos fríos por la fresca noche.
ESTÁS LEYENDO
Tik Tak Thirst [Vol. 3] ⋆ Kookv [Chispasrojas]
FanfictionLibro publicado en físico en Amazon [⋆] Luego de un lúgubre silencio, su corazón recuperó los latidos. Sus párpados se abrieron dando paso a una sombría mirada que consideró irreconocible frente al espejo. Abrumado por la hermosa y compleja noche qu...