Capítulo 13. Aliados
*Historia creada y escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Libro publicado en formato físico y digital en Amazon. También se encuentra disponible en Patreon en formado digital. 💖 Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar este y otros libros completos, así como capítulos anticipados en Patreon.com/chispasrojas.
Una despejada noche, Jungkook fue hasta el club espectro y se detuvo frente a la puerta detectando a algunos miembros del clan strigoi de Yul. Lin pasó junto a Chad, topándose con el pelinegro frente a la puerta.
—¿Habéis visto más draugr? —preguntó el pelinegro—. ¿Ha habido algún otro ataque?
—No hemos visto nada —contestó Lin, ofreciéndole una explicación—. Peinamos la zona cada tres noches, y no hemos encontrado a ninguna criatura más por ahora. No obstante, es recomendable no bajar la guardia.
—Oh, Kook, ¿qué hay de tu amiguito moroi? —formuló Chad inesperadamente, esbozando una lenta sonrisa—. A Rick casi se le cae el pelo por haber metido las narices donde no debía.
Jungkook puso los ojos en blanco.
—Hmnh, siguiente pregunta.
«¿Había alguien que no hubiese cotilleado su pequeña visita nocturna al club?», se preguntó a sí mismo.
Lin mantuvo la boca cerrada, apretó los labios con un inevitable recelo que se inyectaba lentamente en sus venas. Chad soltó una risita áspera. No sólo era relativamente imposible relacionarse con un moroi, sino poco probable conocer a uno que no corriese como un gato asustado en cuanto se cruzase con uno de ellos o les rechazase.
«¿Cuál era el maldito encanto de esos vampiros débiles?», pensó la chica. «Menos agilidad física, sentidos inferiores, y un ademán por sentirse superiores por el simple hecho de que intentaban negarse entre ellos que también necesitaban la sangre para sobrevivir».
Yul salió por la puerta del club y encontró a los tres strigoi en lo que intentaba ser un amago de conversación agradable, sin mucho éxito. Jungkook y él compartieron una mirada de soslayo, y en lo que Lin y Chad se deslizaron al interior del club para conseguir un almuerzo, el líder del clan le ofreció al azabache tomar algo distinto en el nido.
Jungkook aceptó su propuesta, creyendo que esa noche estaría más cómodo en un lugar privado donde pudiera hablar con Yul. Le acompañó hasta las instalaciones antinucleares al exterior de Lang, y atravesó la puerta del búnker bajando por la escalera metálica de la entrada. Sus botas negras resonaron sobre la chapa, y en lugar de ocupar la sala común del nido, Yul le indicó con la cabeza para pasar a otro lugar y evitar molestias.
No se cruzó a nadie en el interior, excepto a un par de chicas dhampir (lo supo por su olor e iris carentes de los resplandecientes halos strigoi) conversando entre ellas.
El pelinegro entró en lo que supuso que debía ser un dormitorio a pesar de su amplitud. Sus ojos pasaron por encima de la estancia en un leve escrutinio que resultó más que revelador. Era una sala grande, sin ventanas, con una alfombra de terciopelo carmesí, una cama de seda negra y muy deshecha, varias butacas y un trono de cuero negro a un lado, y una interesante colección de cuadros, pergaminos enrollados y pinturas amontonadas. También constaba de un acopio de botellas de vodka y licores en un pequeño mueble.
Jungkook se detuvo frente a un lienzo sobre un atril; sus tonos eran marinos, celestes, amarillos y púrpuras, con la emulación de las nebulosas celestes que sus iris podían apreciar en la más recóndita oscuridad de la noche.
No se esperaba que Yul fuese un artista en aquel rincón de su nido, pero por el desorden general, algo le decía que su interior era tan caótico como aquel espacio.
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Tik Tak Thirst [Vol. 3] ⋆ Kookv [Chispasrojas]
FanfictionLibro publicado en físico en Amazon [⋆] Luego de un lúgubre silencio, su corazón recuperó los latidos. Sus párpados se abrieron dando paso a una sombría mirada que consideró irreconocible frente al espejo. Abrumado por la hermosa y compleja noche qu...