VIII. LA MARCA

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Todos observaban expectantes, hasta que...


Márcalo... Clava tus colmillos en su cuello y reclamalo— Sus instintos animales se revelaron totalmente, incitándolo a cometer esa locura que tanto anhelaba.

Se vio consumido por sus deseos carnales y solo pudo dejarse llevar sin poder resistirse más.

— L-lo siento, Sasuke— Pronunció en un jadeo, sintiéndose sumamente culpable de no poder controlarse.

Agarró de manera posesiva su mano y lo arrastró fuera del lugar, lleno de ansiedad y exasperación. No podía seguir ignorando las evidentes ganas que tenía de morder su pálida piel.

— ¿Qué demonios?— Kiba se desconcertó irremediablemente, observando lo que acababa de suceder.

Suigetsu se aproximó a él con el ceño fruncido— ¡Hey! ¡Tu capitán secuestró al mío!— Se quejó señalándolo acusatoriamente con su índice.

— ¡Fue al revés! ¡No mientas!— Le reprochó, empezando una aparente y absurda discusión sin sentido.

Mientras tanto, Shisui observó temeroso la escena. Naruto se había salido de control y Sasuke podría entrar en celo si sentía las feromonas de su Alfa necesitado. En resumen: estaban apunto de intentar procrear, aunque ninguno de los dos pudiera concebir concebir.

Suspiró mentalmente, sintiéndose abrumado. Se preguntaba constantemente por qué siempre tenía que estar involucrado en situaciones de tal magnitud.

— Sai ¿Puedes entrar por Sasuke?— Preguntó inquisitivo, obteniendo una respuesta positiva— Gracias, iré por ellos.

— Lee... Parece que tu momento a llegado— Sonrió enseñando sus brillantes dientes.

— Si, sensei, prometo no decepcionarlo— Determinó exageradamente con una pose militar y entró a la cancha como el suplente de Naruto.

Así se llevaría a cabo el final del partido sin los capitanes de ambos equipos.

En otro sitio del edificio, específicamente en un corredor poco concurrido, Sasuke seguía siendo arrastrado por un rubio desesperado y jadeante.

— Naruto ¿Qué mierda te sucede?— Inquirió, comenzando a sentirse persuadido por el olor— ¿P-por qué me trajiste a...— Fue interrumpido.

Naruto lo acorraló contra la pared drásticamente, silenciándolo al colocar su dedo índice sobre sus labios. Sasuke lo observó con intriga e inquietud, esforzándose en mantener su coraza fría y hostil.

— Perdóname, Sasuke, pero...— Lo olfateó de cerca, embriagándose con la deliciosa escencia que lo hacía alucinar— Hueles demasiado bien— Se acercó a su blanca tez, suspirando sobre ella.

Sasuke arqueó la espalda, percibiendo un escalofrío erizar su piel, provocando ligeros espasmos en su cuerpo. 

Se encontraba en un remolino de sensaciones y emociones confusas, mientras se esforzaba por comprender el motivo detrás de las enigmáticas acciones y comportamientos de Naruto. No entendía por qué actuaba de esa forma, ni cómo de repente podía sentir sus feromonas y viceversa.

La intriga lo consumía lentamente, torturándolo como si su mente le estuviera jugando una mala pasada.

Pensar en todo aquello rápidamente, le estaba produciendo un punzante dolor de cabeza y lo estaba sumergiendo en un estado de demencia.

— ¿Q-que ha- ¡Dobe!— Exclamó alto cuando el contrario lamió su cuello, estimulando sus sentidos.

Ya no podía soportar esa situación tan extraña. Simplemente no entendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo y precisaba respuestas en estos momentos.

Mi novio y mi rival (omegaverse) |EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora