Naruto dormía plácidamente, como un bebé, en una posición cómoda y descuidada. Su rostro reflejaba una expresión de absoluta tranquilidad, mientras su mente se perdía en sueños desconocidos. La imagen era digna de ser contemplada y las porristas no desaprovecharon la oportunidad de admirarlo, lo que desató una ventisca de comentarios entre ellas sobre lo guapo que se veía el capitán de su equipo descansando.
Entretanto, Hinata se levantó de su asiento, siguiendo el flujo de los demás estudiantes que salían del vehículo que había arribado Konohagakure. Mas, antes de retirarse, el insoluble deseo de detenerse a contemplar a Naruto le golpeó cual patada violenta en el estómago. Un sonrojo se instaló en sus pálidas mejillas de porcelana, revelando su atracción hacia él.
Desde el primer año de preparatoria, Naruto había captado su atención con su atractivo rostro y su energía contagiosa. Estaba de más añadir que su físico fue llamativo y corpulento desde entonces; pero lo que verdaderamente la había persuadido fue su gran carisma y genialidad. Siempre se destacaba en la cancha de baloncesto demostrando por qué era el capitán y, lideraba al equipo con pasión y determinación inquebrantable. Tenía una personalidad tan bondadosa y generosa, que no comprendía como podía existir alguien tan amable en el mundo, y se destacaba por su agraciado humor cómico que atraía a todos a su alrededor. A veces, anhelaba entablar una conversación con él, pero le resultaba una tarea casi imposible. Era como si una fuerza invisible le impidiera atravesar el umbral que los separaba, ya que cada vez que intentaba acercarse y pronunciar una palabra, se encontraba atrapada en un torbellino de frases incoherentes que terminaban convirtiéndose en trabalenguas confusos. Al final, lo que a ella le gustaría que fuese una plática amena y estructurada, se convertía en un momento incómodo, dejándola avergonzada y en ridículo frente a él.
De repente, se vió envuelta en un acogedor abrazo que provenía de Ino, quien deslizó uno de sus brazos alrededor de su cuello, brindándole regocijo: como una especie de consuelo silencioso.
— Se ve lindo ¿No?
— S-si— Tartamudeaba apenada— ¿T-tú crees que...?
— ¿Se fije en ti?— Completó. Hinata asintió sutilmente, añorando una respuesta alentadora— La verdad, no lo creo.
Ino, caracterizada por su franqueza, no pudo evitar ser brusca al contestar. Sin embargo, se arrepintió rápidamente de sus palabras al presenciar el estado decaído de su amiga.
— No estoy diciendo que no seas linda, Hina. Al contrario, eres bellísima— Se apresuró a decir— Pero Naruto y tú se conocen desde hace 3 años y no han intercambiado muchas palabras. Tampoco hay indicios de que sea tu Alfa.
La aludida bajó la cabeza, desprendiendo un aura depresiva y palpable. Inclusive, Ino alcanzó a escuchar un suspiro melancólico escaparse de sus finos labios tintados de sutil carmesí.
— Pero, oye, no pongas esa cara. No estoy diciendo que no tienes oportunidad, solo es una suposición mía. ¡Cautívalo! ¡Date la tarea de hablarle con regularidad y mostrarle quién eres en realidad! Verás que si le permites conocer a la verdadera Hinata, fuera de sus trabalenguas indescifrables, podrá enamorarse perdidamente de ti— Curvó sus labios en una sonrisa esperanzadora que le brindó confianza— Yo te apoyo, Hinata. ¡Tienes todo el potencial para conquistar su corazón!
Antes de recibir cualquier contestación, unos sarcásticos aplausos las desconcertaron. A sus espaldas, Deidara aplaudía junto a un Gaara inexpresivo.
— Si, si, que gran discurso, Ino. Muy conmovedor. Vamos, Hinata, actúa como mujer empoderada— Soltó con notorio toque sardónico. La Omega sintió sus mofletes arder de vergüenza— Ya tenemos que irnos.
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Mi novio y mi rival (omegaverse) |EDICIÓN|
RomanceEra casi fin de año y todos los adolescentes de diferentes preparatorias sabían lo que significaba: ¡Torneo Nacional de Básquetbol! Naruto se encontraba más que eufórico, era su evento favorito en todo el mundo, sobre todo porque si ganaban nuevamen...