XXIV. MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS

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Naruto se encontraba boca arriba sobre su cama, con su brazo cubriendo sus ojos azules cerrados. Estaba pensando, o al menos haciendo el esfuerzo por intentarlo, ya que su cerebro no articulaba otra cosa que no fuera...

Habla con tus padres...

Le parecía una tremenda estupidez... ¿Que podían hacer ellos? Su madre probablemente explotaría al enterarse de que tenía un noviazgo y su padre simplemente le diría un "me alegro, hijo" mientras intentaba escapar de los gritos y la tiradera de cosas por parte de Kushina.

Claro que necesitaba una orientación sobre su relación con Sasuke, pero estaba seguro que ellos no eran los indicados para darle la información sobre lo que quería saber. Ambos tenían una relación de Alfa y Omega, una relación como cualquier otra, por la cual, estaba seguro que no tuvieron problemas en sus momentos, ellos no tuvieron que combatir con sus destinados para poder estar juntos. En cambio el y Sasuke si, pero no perdía nada manifestandoles el tema ¿Verdad?

En cuanto al partido, ya estaba resignando a que no podría jugarlo; Pero le preocupaba como se lo diría a Sasuke, el juego sería mañana por la noche en el estadio, y no tenía ni idea de como informarle sobre esto sin que el se cree ideas en su cabeza; La idea no era hacerlo sentir culpable, además, sabía que este tenía unas deseosas ganas de hacerlo pacotilla en el combate, claro que eso jamás lo lograría, el no se dejaría vencer tan fácil, pero eso no venía al caso; el inconveniente aquí era otro. Se sentía bastante presionado y no quería molestar a sus padres con esa situación tan... Insignificante, pero sentía la necesidad de al menos desahogarse, pedir una orientación, o una opinión.

Con un suspiro escapando de sus labios, se corrió un poco hacía atrás para sentarse sobre la cama y recortarse del espaldar. No sabía si su madre o su padre estarían despiertos a esa hora, eran las 10:00pm y ellos siempre solían acostarse temprano, pero al menos lo intentaría.

Estaba seguro que hasta que no los llamara, no podría dormir en paz, además de que necesitaba ayuda y tenía muy poco tiempo, por lo mínimo esperaba que sus padres pudieran hacer algo con sus dudas.

Tomó su teléfono y marcó rápidamente al teléfono de la pelirroja, ya que su padre casi nunca solía contestar las llamadas, porque estaba ocupado, porque estaba comiendo, porque estaba en el trabajo o porque estaba durmiendo, la mujer era más confiable.

Pasaron unos cuantos aturdidores segundos en los que el solo escuchaba el molesto sonido que hacía su celular al repicar. No contestaba. Empezaba a creer que de verdad estaban durmiendo.

¿Hola? ¿Naruto?— La voz de su madre se escuchó del otro lado y eso iluminó su rostro.

— Hola mamá— Saludó ameno.

¿Pasó algo, hijo?— Preguntó esta. A juzgar por su voz estaba adormilada.

— ¿Te desperté?

¿Ah? No, no, tranquilo— Negó rápidamente, pero Naruto obvio no le creyó.

— Si quiere te dejo para que descanses...

No, no... Dime que necesitas, bebé— Vaya... Parecía estar de buen humor.

— Bueno, yo... Necesito de tu orientación— Pidió algo apenado.

Kushina activó sus instintos de madre y se emocionó del otro lado porque su hijo le estaba pidiendo consejos— ¡Que honor que me llames a mi! A ver, cuenta con toda confianza sin omitir detalle— Habló eufórica con una hermosa y comprensible sonrisa.

— Es que yo... Conocí a alguien aquí en el torneo— Empezó por ahí— Pero es un... Un Alfa— Dijo sin rodeos, no quería a largar tanto la conversación para que su madre pudiera dormir y el también lograra descansar.

Mi novio y mi rival (omegaverse) |EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora