Capítulo 38

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El ambiente en la habitación era cálido, con luces suaves filtradas por las cortinas. Jisung estaba sentado en la cama, mientras Jiyeon, hojeaba una revista. La puerta se abrió suavemente tras un par de golpes y Binnie asomó la cabeza con una sonrisa.

—Jisung, ¿puedes acompañarme un momento?—preguntó con voz alegre.

Jisung intercambió una mirada con Jiyeon, quien sonrió de manera enigmática, sosteniendo algo entre sus manos.

Con cierta duda, Jisung se levantó de la cama.

—Ya vuelvo, bebé,—murmuró Binnie a su pareja con una media sonrisa.

—¿A dónde iremos, hyung?—preguntó Jisung, curioso.

—Ya lo verás,—respondó Binnie emocionado, agachándose repentinamente en cuclillas.

Jisung lo miró, confundido.

—¿Por qué haces eso?—

—¿Tú por qué crees?—replicó con una ceja alzada.—Vamos, sube. No puedes hacer esfuerzos, recuerda lo que dijo Hyunwon.

—Pero estoy bien así…—intentó protestar.

—No lo repetiré dos veces.

Resignado, Jisung subió a su espalda con algo de vergüenza. Binnie sonrió satisfecho y se puso de pie con seguridad.

—¿Estás cómodo?—

Jisung emitió un pequeño sonido afirmativo.

Avanzaron por los pasillos silenciosos del centro médico hasta llegar al ascensor. Jisung observaba con atención el camino, preguntándose a dónde lo llevaría Binnie y por qué Jiyeon no los había acompañado. Kyungsoo tampoco estaba; según Binnie, había salido a hacer unas compras urgentes.

Binnie salió por la puerta trasera, que conducía a una amplia área verde decorada con senderos, jardineras, una fuente central y bancos, diseñada para el descanso de los pacientes y visitas. Luces tenues iluminaban los senderos con un azul suave y acogedor.

—Sabes,—comenzó a decir Binnie,—Kyungsoo ya lo tenía planeado desde el domingo. No quería hacerlo porque pensaba que no era el momento. Aún cree que no lo es. Originalmente iba a hacerlo en la azotea, pero sabiendo que no te gusta estar allí… tuvo que cambiar el lugar.

Jisung frunció el ceño, sin entender a qué se refería. Su atención se desvió cuando empezaron a caminar por un sendero iluminado con pequeñas luces azules. Se preguntaba si siempre habían estado allí o si eran nuevas.

—Creo que debes seguir solo,—dijo Binnie, dejándose caer nuevamente en cuclillas.

Jisung descendió con cuidado. El mayor le indicó con la mirada que avanzara. Lo hizo, lentamente, maravillado por las luciérnagas que danzaban entre los árboles.

Jisung se detuvo frente a uno de los tres quioscos del jardín. Por suerte, ese no tenía escalones. Se sentía demasiado cansado para subir. Su condición, en la etapa actual, le robaba energía con rapidez.

Allí, bajo las luces tenues, estaba Kyungsoo, sonriendo. Jisung no pudo evitar devolverle la sonrisa mientras se acercaba.

—Creí que te habías ido.

—Pues ya ves que no.—Kyungsoo le tomó la mano, guiándolo hacia el interior del quiosco, rodeado por una reja negra ornamental. Una mesa adornada con luces cálidas les daba la bienvenida.

—Es muy lindo… ¿Lo hiciste tú?—

—Binnie y Jiyeon me ayudaron. También vino Yerim.—Ayudó a Jisung a sentarse cómodamente.

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