Capítulo 7

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 Ahí estaban ante él

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Ahí estaban ante él. Maurizio y Emmanuel Di Ángelo daban la cara en esa reunión. Una que el mismísimo Donovan había programado esperándolos, porque sabía que ningún hombre por mas manchada que este su dignidad, que le hayan robado su esposa, se perdería la oportunidad de pararse frente a los demás jefes y no alardear sobre su dinero.

Y Nueva York tenía mucho.

León a su lado los miró con repulsión, como si estuviese a punto de lanzar la cena sobre aquellos sacos costosos. Y bien sabía Donovan que sería capaz de provocarse el vómito para montar una escena.

El cruce de miradas no recayó en Mauricio, era Emmanuel él que llevaba toda la atención del mayor de los Markov, sin titubear, sin mover un solo musculo ni demostrar otro sentimiento más que un firme rechazo.

—Donovan Markov —habló este al llegar —. He oído mucho de ti —lo señaló con su vaso.

—¿Sí?

—Pero no de quien crees, no. Katerina ya no sabe que existes —chasqueó su lengua —. Eres el hombre del momento, el de la gran travesura —abrió sus brazos al aire —. Tienes a mi cuñada contigo hace casi un mes. Dime cuánto es lo que quieres porque estamos hablando de dinero ¿no? —arqueó una ceja soberbio, calculador.

Donovan se tomó su tiempo de continuar perforándolo con su firme mirada. Sus movimientos fueron más lentos que de costumbre, casi en cámara lenta. Observó ahora a Maurizio, al sujeto que faltaban dos palabras mas para que llorara e hiciera una rabieta, avergonzara a su hermano y terminara sin un centavo de la herencia.

Una especie de perro faldero llevado de la cadena por Emmanuel.

¿Por ese lloraba Amelia? ¿Por ese proyecto de hombre de un metro sesenta y cinco? ¿Por ese que llevaba sus manos en los bolsillos y apretaba sus dientes controlando sus impulsos? Oh, por ese que tenía la semejante osadía de mirarlo a la cara y rogarle que devuelva a su mujer.

—Jamás dije que sea por dinero —sentenció tirando su saco hacia atrás relajado, disfrutando en esa parte retorcida de su cabeza de tener algo que ellos querían.

—Todos tienen un precio. ¿Cuánto más soportarás a Amelia? No, mejor dime ¿Cuándo será tu coronación? Entiendo que es tu gran propósito en todo esto —demandó ignorando las miradas de su hermano.

—¿Interesado en presenciarlo? Puedo hacerles llegar la invitación. Amelia estará ahí a mi lado —comentó percatándose del cambio abrupto en Maurizio. Ninguna cadena podría retenerlo.

Emmanuel carraspeó y sonrió con la copa entre sus labios.

—Tardarás meses en coronarte en tu clan, tu padre sigue activo en los negocios. Me dirás que toleraras a esa mujer tantos meses.

—Soporté a Katerina por años, qué me será su hermana ciega unos meses —alzó sus hombros desinteresado.

León tiró su cabeza hacia atrás riendo. Su mano en su pecho aumentando su diversión.

Crueldad y prestigio © (Markov III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora