Capítulo 26

9.3K 788 211
                                    

—No entiendo cómo ha podido venir justo en este momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No entiendo cómo ha podido venir justo en este momento.

—Es normal.

—¿Normal?

—Que llegue sin avisar. No puedes correrla, ya está aquí y no se irá hasta que cumpla con lo que sea nuestro padre le ha pedido —indicó Emilio terminando de darle el desayuno a Elliot.

—Sabe de Amelia. Estoy seguro que la enviado por eso. Nueva York está en la boca de todos y él aun es el Pakhan —retrucó meciendo su vaso con agua.

—En ese caso debes andar con cuidado y no dejar que Amelia salga de su habitación o que Arinka se meta en ella, y ten por seguro que Eleanor querrá interferir.

—¿Te lo ha dicho? ¿Te ha preguntado algo?

Emilio rechistó resignado.

—Nada. Pero observa todo y sé que quiere meterse a la habitación para acercarse.

Donovan apretó sus manos en un puño para luego pasar su dedo por su ceja repetidas veces.

Tenía dos problemas. La llegada de Arinka y las miraditas que su cuñada le lanzaba en la mesa luego de haberle salvado la vida a Amelia. ¿Qué se supone que tendría que hacer? ¿Besarle los pies? ¿Eso buscaba Eleanor?

—No sé cuál es peor.

—De Eleanor me ocupo yo, pero no pienso decirte lo mismo sobre Arinka —arqueó su ceja con precisión. Sobre sus piernas, Elliot aguardaba por un nuevo bocado de aquel postre mientras jugueteaba con el reloj de su padre entretenido.

—Solo mantén a tu esposa lejos de Amelia.

—Te preocupa que le pregunte sobre ti —se mofó divertido, buscando provocarlo.

Tirando su cabeza hacia atrás, Donovan bebió todo el líquido y limpió sus labios con el dorso de su mano.

—Supongo que a ti te preocuparía si le digo que la habitación que pedía Arinka que desocupara era la mía, y no la tuya como le has hecho creer —espetó con firmeza. Emilio alzó sus hombros indiferente, pero bien sabía su hermano que no lo estaba —. A los dos nos conviene que no se acerquen.

—No sé si a ti te conviene que Arinka vaya por Amelia exigiéndole que salga a compartir la mesa con nosotros.

"Dile que baje a desayunar con nosotros"

—No saldrá de la habitación, menos para sentarse en una mesa con todos ustedes —indicó severo.

—¿Por qué? —curvó sus labios en una sonrisa cínica —. ¿No quieres que nos conozca ahora que se casará contigo?

—Como ha dicho, se casará conmigo.

—Tienes planes de adoptar a su hijo ¿Se encerrarán los tres en una casa? —continuó entre burlas.

Crueldad y prestigio © (Markov III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora