Capítulo 13

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Estaba listo, mas que listo para enfrentar su pasado, aquel suceso que había marcado su decadencia, su peor caída mental

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Estaba listo, mas que listo para enfrentar su pasado, aquel suceso que había marcado su decadencia, su peor caída mental. La vio caminar hacia él desde su lugar en la ronda. Fue como si una película pasara ante sus ojos.

Lo bueno, los primeros meses que supo enamorarse perdidamente a pesar de haber sido todo arreglado. No pudo evitar caer por ella, por la manera en la que lo cautivó.

Pero sobre todo recordaba lo malo, la cantidad de oportunidades que buscó para continuar a su lado y ella las tiró a la basura como si no lo conociera.

Emilio lo miró de reojo, estudiando su reacción, asegurándose que la integridad de su hermano mayor siguiera intacta, que nada en su rostro detonara los sentimientos que aun albergaba por esa mujer.

Katerina caminó balanceando sus caderas, obteniendo la atención inmediata de cualquier hombre, incluido su esposo que también analizó a su máximo oponente.

Donovan le sostuvo la mirada pese que la de ella buscaba atravesarlo, leer su alma.

—La copa —murmuró Emilio sin moverse —. Vas a romperla.

Era cierto.

La tensión en sus brazos y el vuelco en su estomago estaban dominándolo. Aflojó sus dedos, sus nudillos volvieron al mismo color. Sabía a lo que se enfrentaba, lo supo en cuanto voló hasta Nueva York, todo el trayecto le sirvió para prepararse, pero aún así no bastó, no fue suficiente para apagar lo que parecía encenderse en su pecho, pero si para encontrar el pequeño detalle en la sala que transformaría la noche.

La odiaba. La odiaba tanto, de esa manera tan fuerte que lograba confundirlo, cuestionarse si el odio dolía porque batallaba con otro sentimiento más.

—Sigue de ridícula como siempre —se quejó León tirando su primer comentario. No iba a aguantarse, Donovan era consciente de lo que se sometía por traerlo —. Esas botas la hacen ver mas baja y no se da cuenta.

Sergei rodó los ojos.

Los cuatros se hallaban uno al lado del otro. Hace exactamente treinta minutos que los invitados entre ellos cabecillas de las distintas organizaciones los vieron entrar. Casi tan igual que una escena de película, en cámara lenta.

Para nadie era una sorpresa que aparecerían, aunque no esperaban la presencia de los cuatro, con Donovan era suficiente para poner las barbas en remojo. La letalidad con la que se movía, el poder que albergaba y la fama de sus hermanos nunca debían tomarse como simples hechos o rumores.

Sobre todo, Emmanuel Di Ángelo tuvo que asegurarse que los guardias estuviesen en sus puestos. Nunca se sabía qué podía salir de esa mente tan despiadada y sumamente calculadora. Había una sed de venganza, la necesidad de hundirlos y él no podía permitirlo.

—Donovan y compañía —saludó Emmanuel llegando a la ronda con su esposa colgada en su brazo.

No pudo evitar trasladar su atención a ese preciso contacto entre ambos. O a la manera en la que ella apartaba su flequillo de sus ojos como tantas veces él lo hizo por ella. Oh, Katerina aun siendo escoltada por su esposo no dejaba de jugar con Donovan.

Crueldad y prestigio © (Markov III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora