Capítulo 19

8K 716 195
                                    

La reunión con los médicos fue todo lo que imaginó y más; desde Eleanor mirándolo de reojo hasta la escena de teatro de abandonar la sala y volver a ingresar junto a un dominado Emilio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La reunión con los médicos fue todo lo que imaginó y más; desde Eleanor mirándolo de reojo hasta la escena de teatro de abandonar la sala y volver a ingresar junto a un dominado Emilio.

No hacía falta unir los cabos para saber que su hermano estaría besando el suelo que esa mujer pisara a partir de ahora. Y que el perdón, ese que juró ante la familia no permitir estaba a la vuelta de la esquina. Si existía algo que debilitaba y ablandaba a Emilio eran sus hijos, y desde hace años también lo era Eleanor. Hiciera lo que hiciera Emilio estaría ahí, pegado.

Ahora tenían el asunto del medico de Houston junto a la leve sospecha de que Dasha tenía algo que ver. Donovan era consciente que su labor ahora era tranquilizar a su hermano, poner la mente en frío y buscar alternativas, pero se tornaba imposible con su comportamiento.

—No puedo pensar en una venganza en medio de esta situación —confesó Emilio sobre la mesada de la cocina mientras su hermano servía dos vasos cargados de whisky.

—Alek puede hacerlo. Se ha quedado en Houston a disposición.

Emilio asintió peinando su cabello hacia atrás luego de un largo bufido.

—¿Crees que lo que ha dicho ese medico sea cierto?

—¿Dudas de mi palabra?

—Dudo de todo lo que tenga que ver con el bienestar de ese embarazo.

Donovan le extendió el vaso y se apoyó en la mesada con tranquilidad.

—Ya te he dicho que los médicos son de fiar. No arriesgaría la vida de tus hijos solo por lo que haya ocurrido con tu esposa —dictaminó con solvencia. Emilio lo miró con pesar, en el fondo sabía que era cierto, aun así, dudaba de todo lo que tuviera que ver con el bienestar de esa mujer —. Que no me importe lo que ocurra con ella no quiere decir que no te ayudaré si me lo pides. Lo hago por ti, que quede claro —advirtió.

—No quiero que salga el tema de Ethan frente a Eleanor. Puede ser muy fuerte el disgusto —pidió tirando su cabeza hacia atrás en medio de un profundo trago.

—No me lo tienes que advertir a mí. Ocúpate de León, de él tienes que preocuparte.

—Tienes mas poder sobre él.

Oh, quieres que sea yo quien le pida que no disguste a tu esposa —enumeró resignado —. Paso. Déjale claro los puntos y ya está.

Emilio tensó su mandíbula conteniéndose.

—¿Qué es lo que te pasa? No te agrada que haya venido con toda mi familia —acusó señalándolo con su vaso a medio llenar.

Donovan clavó sus ojos en el desastre andante que parecía su hermano, moribundo, con el alma en pena, capaz de decir diez estupideces por minuto.

—Mis sobrinos siempre serán bienvenidos —dictaminó austero —. Lo mismo para ustedes —añadió haciendo referencia a sus tres hermanos.

—El problema es Eleanor.

Crueldad y prestigio © (Markov III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora