Capítulo 10

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—Todo está en orden

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—Todo está en orden. Amelia ha decidido tomarse unas vacaciones, despejar un poco su cabeza.

—Pero, Kate, ya van casi dos meses y no vuelve —cuchicheó una de sus amigas —. El pobre de Maurizio no tardará en conseguirse una nueva mujer. Y bien merecido lo tiene eh, porque no puede abandonar a su esposo y hacer la vida loca —rezongó ganándose la aprobación de las demás que formaban parte del circulo.

—Si, en eso tienes razón. Pero Amelia siempre ha sido así, busca alejarse cuando los problemas llegan. No es novedad que cuando este clan, mi esposo y yo atravesamos tantos rumores ella decida esconderse —continuó Katerina meciendo su copa con elegancia.

—Siempre ha sido tu sombra, se mete en el lugar al que pertenece —acotó otra mientras sus esposos cerraban algunos negocios.

—No creo que sepa lucir mejor este clan que yo —se burló siguiendo aquellos elogios —, Mi esposo es el único líder y yo a su lado, eso no cambiará jamás.

El coro del "sí, claro que si" la hizo tirar su cabello hacia atrás.

—¿Entonces no es cierto que tu ex esposo, aquel ruso, la tiene en su casa? —inquirió la mas curiosa de ellas, precisamente una nueva integrante. Su esposo no era mas que un simple socio.

Katerina se puso seria, su mejor expresión de disgusto y superación. Donovan se estaba tardando y ya algunas ideas disparatadas empiezan a formularse en su cabeza.

—¿Qué podría querer Donovan Markov con mi hermana?

—Tal vez suplantarte, ya sabes todos los comentarios de su...incapacidad —carcajearon todas, pero esta vez Katerina no las imitó, se bebió el resto de su copa de mala manera.

—Nadie puede reemplazarme, mucho menos Amelia.

—Todavía sigue amándote, recuerdo cuando contabas como lloraba rogándote que no lo dejaras. ¿Te imaginas que hubieses accedido? Estarías en una de las organizaciones más poderosas. Dicen que están adquiriendo rutas por todos lados, los turcos, irlandeses...

—Ven un momento.

Emmanuel apareció sacándola de la reunión con prisa.

—¿Qué pasa? —inquirió ante su cara de fastidio.

—Deja de hablar tanto sobre tu hermana con tus amigas —pidió en voz baja —. Puedes decir algo que nos perjudique. Ya muchos saben la verdad, suficiente tengo con Maurizio y sus quejas.

—Estoy tratando de cambiar ese rumor ¿bien? —alzó sus cejas —. Amelia se ha ido de vacaciones, uy bla...bla —sonrió risueña.

Emmanuel rodó los ojos y despeinó su cabello. Últimamente se convirtió en un tic.

—Estás borracha. Lo que me faltaba —apretó sus dientes mirando hacia otro lado. Maurizio lo observó a lo lejos cabizbajo.

—Relájate, borracha o no jamás diría algo que me perjudique —acarició su brazo apretándose contra su torso —. Además, solo han hecho comentarios sobre Donovan —chasqueó su lengua —, nada que no pueda responder —guiñó su ojo con picardía.

Crueldad y prestigio © (Markov III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora