Capítulo 2.

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[For those who don't speak Spanish: confess your native language >:o]

Sus brazos dolían, sus piernas también dolían, su espalda, su pecho, su rostro, su estómago... todo dolía...

No quería ir a casa.

No quería ir a casa y que su madre lo viera en ese estado, esta vez él... no podría ocultarlos. Era imposible.

Él no quería ver la expresión de su madre cuando lo viera, ella... ella se sentiría muy culpable por esto, ella pensaría que esto era su culpa, ¿No? Pero... no era su culpa, su madre no tenía la culpa de nada. Ella no tenía la culpa de que no tuviera un quirk así como no tenía la culpa de que papá nunca estuviera en casa, eso... no era su culpa.

Tratando de controlar su respiración, Izuku puso la llave en la puerta mientras pedía un deseo.

— Izuku, ya llegas-...

Las palabras de su madre se cortaron a la mitad al ver el estado en que llegó su hijo. Él estaba...

— ¡¿Qué pasó?! ¡Izuku, ¿Qué pasó?! ¡Dime! —pidió, tomándolo de los hombros, sacándole un jadeo de dolor. Al notar esto, ella de inmediato alejó sus manos.

Esto... esto no era nada, él sólo...

— Lo siento, mamá —se obligó a sonreír, pero por los golpes esa sonrisa le dolió— Esta vez... jugamos muy fuerte... Y me caí de las escaleras...

En ese momento, Inko supo la verdad.

Todas esas marcas, todos esos golpes con los que Izuku venía a casa y que ella lograba ver... No eran accidentes, no eran juegos bruscos. Izuku, él... su niño... ¿Cómo había sido tan ciega? Su hijo estaba siendo abusado en la escuela y ella no lo había notado...

‹ ¿Qué clase de madre soy? › pensó, sintiendo ganas de echarse a llorar— Izuku...

— Mamá, en serio, esto no es...—pero con cada sílaba que pronunciaba, su voz se iba quebrando cada vez más hasta ser sólo un débil jadeo— No... es nada...

Bajo la mirada de su madre, Izuku finalmente ya no pudo soportarlo más y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas lastimadas.

— A-Ah...

Quiso buscar una excusa, quiso disculparse por llorar, por hacerla sentir culpable, pero de su voz sólo salió un tembloroso sollozo.

Inko no pudo soportarlo más, volvió a envolver sus brazos alrededor de su hijo, intentando de no causarle dolor, pero eso fue imposible, todo su cuerpo estaba golpeado.

Envuelto por los brazos de su madre, Izuku rompió a llorar como cuando era un niño y se hacía daño jugando, pero esta vez él no era un niño, él era más alto que ella, pero aun así lloró como un niño en busca del consuelo de su madre. Lloró por el dolor que este abrazo le estaba causando, por la tristeza que se había apoderado de su corazón, por la vergüenza de que su madre lo hubiera descubierto mintiéndole, por el alivio de que ya no tendría que seguir mintiendo; lloró por el miedo que le causaba el no saber que iba a pasar ahora.

Su madre también lloró, pudo sentir sus lágrimas mojar su ropa. Torpemente envolvió sus brazos alrededor de su madre, intentando darle la misma sensación de consuelo que ella le estaba dando, intentando detener las lágrimas que estaban escapando de los ojos de su madre, esos ojos iguales a los suyos; pero fue imposible, él ni siquiera pudo cerrar sus manos en la espalda de su mamá.

— Mamá... lo siento...—sollozó, temblando como una hoja en brazos de su madre— Te hice llorar... Soy un terrible hijo ¿No es así...?

¿Por qué tuvo que nacer?

¿Por qué? ¿Por qué no podía ser más fuerte? ¿Por qué no pudo tener un quirk? ¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser un mal hijo? Incluso ahora sólo podía causarle dolor a su mamá.

— No, Izuku...

Sólo entonces Inko pudo notar lo herido que estaba su hijo. No era sólo su cuerpo, su espíritu, su corazón; todo estaba destrozado.

— Tú no hiciste nada, Izuku. Tú eres... un buen niño —sollozó.

Si alguien tenía la culpa en esto era ella, ¿Cómo no vio las señales? ¿Cómo fue tan ciega y no vio lo que ocurría delante de ella...?

No, no es que no hubiera visto, ella lo vio todo, las marcas, las cosas rotas, las roturas en las ropas, ella... lo vio todo, y no hizo nada. Debió preguntar, debió insistir, debió ser la madre que su hijo necesitaba, pero no lo fue, le había fallado a Izuku, le había fallado a su hijo.

‹No más›

No podía sólo quedarse mirando otra vez, no, no más.

— Nada de esto es tu culpa.

Ese día Inko hizo una promesa, una promesa que se aseguraría de cumplir. No volvería a dejar que su adorado niño volviera a pasar por algo así.

Mensaje de arrepentimiento - Quirkless Deku AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora