Con este capítulo retomamos nuestra programación habitual de fluff y hurt/comfort.
...
— Izu-kun —lo llamó Yuga, notando que él no estaba usando una bufanda— ¿Y tu bufanda?
— Ah...—al recordar eso, Izuku se puso un poco nervioso al notar su descuido— Yo... la olvidé en casa...—admitió, recordando que la había colgado para verla y ponérsela, pero la olvidó...
Ante esto Yuga negó con la cabeza— No, no, eso está mal. Te vas a enfermar —sentenció, quitándose su bufanda para ponérsela a él.
— ¿E-Eh? Pero, Yuu-kun, ¡Esta es tu bufanda! —protestó ante esto— Además, se ve cara.
— No te preocupes por eso ☆—dijo Yuga, haciendo una de sus usuales poses— Mis padres estaban preocupados de que me pasara algo, así que me empacaron tres bufandas —anunció, mostrándole un par de bufandas en su bolso.
— ¡¿Tres?!
— Sí, tres —sonrió con su usual aire orgulloso— Por eso, no te preocupes. Tómalo como un regalo de Yuga-sama ☆.
— Ya veo...—le sonrió de vuelta. Esta bufanda olía al caro perfume Yuga— Gracias, Yuga-sama —se rió.
— No es nada, Izu-kun ☆ —aseguró el rubio— Es sólo una bufanda de cachemira, no es para tanto.
‹ ¿Cachemira? › repitió Izuku en su mente, sin poder reconocer ese material. ‹ ¿Es el nombre de una tienda...? › pensó, sin saber que la bufanda que estaba usando ahora mismo estaba hecha de una de las lanas más caras que existían.
Como de costumbre, él y Yuga caminaron juntos hasta las clases de aikido, clase que estaba llena de aspirantes a héroe, pero esto ya no intimidaba a Izuku, no, aquí todos eran muy amables. Era divertido, incluso los profesores no le dijeron nada malo cuando supieron que ambos no tenían un quirk, todo lo contrario, los animaron a seguir practicando cuando lo supieron.
‹Es divertido› pensó, colocándose el gi para inmediatamente después unirse a la clase. Lo primero eran los estiramientos, no eran tan divertidos pero sabía que si no calentabas y estirabas podías conseguir una lesión. ‹No quiero que mamá se preocupe› pensó, notando que ahora era un poco más flexible.
Cuando la clase terminó, Yuga le ofreció llevarlo a casa en su auto, ofrecimiento que no dudó en aceptar. Estaba muy helado afuera y no quería arriesgarse a caerse por el suelo congelado.
— ¡Nos vemos el fin de semana, Izu-kun! —exclamó Yuga desde la ventana del auto.
— ¡Sí, nos vemos! —sonrió, tomando las llaves para subir las escaleras que lo llevarían al departamento en el que vivía con su madre. Hoy había sido un día genial, ya quería decirle a mamá todo lo que había pasado, pero... ‹ ¿Eh? › pensó, notando que los zapatos estaban en una posición rara.
Su mamá era un poco descuidada con sus zapatos, cuando llegaba del trabajo se los quitaba y estos apuntaban al interior del departamento, pero esta vez estaban apuntando a la puerta, de la misma forma que ella los dejaba antes de irse a dormir.
Y eso no fue lo único que Izuku notó: aunque su mamá ya debería haber llegado estaba todo muy silencioso y oscuro, como si no hubiera nadie en casa.
— ¿Mamá...? —preguntó, quitándose los zapatos y poniéndolos en la entrada, pero nadie respondió. Esto ya lo estaba preocupando.
Encendió la luz de la sala, pero no vio nada inusual, ni marcas de pelea, algo roto, nada, todo estaba como cuando se fue, pero... Había un sobre abierto en la mesa.
Sabía que no debía invadir la privacidad de su madre, lo sabía, pero no pudo evitar acercarse al sobre y ver lo que había dentro.
Acta de divorcio.
Un acta de divorcio, firmada por su madre, Inko Midoriya, y por Hisashi Midoriya.
—...—Izuku dirigió su mirada hacia la puerta de la habitación de su madre. Ella... ¿Estaba ahí?
Preocupado, el chico se acercó con sigilo al cuarto de su madre y puso su mano en el pomo, girándolo de la manera más silenciosa que pudo. Ahí dentro pudo ver el cuarto de su madre, el mismo de siempre, pero el suelo estaba lleno de pañuelos y su madre estaba en la cama, en posición fetal, dándole la espalda a la puerta.
Tragó duro— ¿Mamá? ¿Estás bien? —se acercó a ella, preocupado al verla tan... quieta.
Al escuchar la voz de su hijo, Inko se sobresaltó ¿En qué momento había entrado? Ella no lo escuchó.
Viendo que su madre no estaba bien, Izuku intentó animarla un poco y fingir que no vio nada— Mamá, si estás muy cansada, puedo hacer yo la cena —aseguró, sentándose al borde de su cama— Puedo hacer katsudon, ¿Qué te parece? —sonrió.
— Midori, si estás muy cansada, puedo hacer yo la cena. Puedo hacer katsudon, ¿Qué te parece?
Por un momento, la imagen de su padre sonriendo se superpuso a la imagen de su hijo sonriéndole, dejándole ver que... Izuku y él tenían la misma sonrisa.
— ¡¿Eh?! ¡Mamá, ¿Por qué lloras? ¿Dije algo mal?! —preguntó el chico, al ver a su madre comenzar a llorar.
— No te preocupes...—aseguró, limpiándose las lágrimas con uno de los últimos pañuelos que quedaban en la caja— Yo... me siento mejor.
Aunque Izuku no estaba seguro de esto, su madre insistió en hacer ella la cena de ese día: katsudon.
No sabía porque, pero... ese katsudon en especial tenía un sabor tan familiar que pudo sentir sus ojos llenarse de lágrimas.
— M-Mamá, no te preocupes —aseguró el chico, viendo que su madre estaba a punto de llorar— No se quemó mucho, tu comida sigue tan deliciosa como siempre.
— Lo sé...
Sí, su padre siempre terminaba quemando las chuletas del katsudon. Debía ser por eso que sintió ganas de llorar al comerlas, no sabían mal, pero...
‹Papá, mamá. Yo... todavía los extraño› pensó, mientras escuchaba a su hijo hablarle sobre su día con Yuga y cómo fueron sus clases de aikido.
— Y Yuga me dio esta bufanda —mostró una bufanda roja que traía consigo, una bufanda que nunca había visto— Dijo que era de cachemir o algo así...
— ¡¿Eh?! ¡¿Cachemira?!
Sí, quizás nunca volvería a ver a sus padres en esta vida y su matrimonio de tantos años finalmente había acabado, pero... Eso estaba bien.
‹Sí, estoy bien... Yo... puedo con esto› pensó, tomando la bufanda que su hijo le dio para que lavara. ¿Cómo se suponía que la lavara? La cachemira era tan cara que tenía miedo de romperla.
Todo estaría bien mientras Izuku estuviera con ella. Quizás era un poco egoísta, pero... había avanzado tanto hasta ahora, y dolía, dolía mucho, todo lo que había creído...
‹Pero, tengo que ser fuerte›
Incluso si ella misma no se sentía con fuerzas, tenía que seguir. Incluso si no era por ella, tenía que seguir, por Izuku, por su hijo.
Ella sabía lo doloroso que era ver a su madre en mal estado, era algo tan doloroso. Por eso, mientras pudiera evitarlo, quería que Izuku nunca conociera ese sentimiento.
Seguir avanzando, eso era lo que tenía que hacer, por ella y por su hijo.
...
Oh, antes de que se me olvide. Hoy hemos llegado a la meta de 2K de estrellitas, pero sigan votando y les daré algo muy especial: les daré dibujos en el especial. Si llegamos a las 2250 será un dibujo, 2500 serán dos dibujos y, quizás, si llegamos a las 2750 serán tres.
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Mensaje de arrepentimiento - Quirkless Deku AU.
FanfictionEste fanfic está en versión comic también en Instagram y Twitter en el perfil de Sadpudingz. Universo alterno (AU) donde Izuku no tiene un quirk, por lo que fue a una escuela normal, mientras que Bakugo fue a la UA y siente algo por él. PD: Esto no...