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Dafne Romanov

El gran día había llegado.

Su boda.

-¿No iras?- negué hacía Ashley y Claudia

Ellas ya tenían su vestido para la boda.

Toda la empresa había sido invitados.

-No quiero sufrir más- subí el volumen del televisor

Ellas me miraron con pena para irse.

Me quede sola en el apartamento y solo mire la foto que tenía de nosotros de esa última noche en mi oficina.

Los dos salíamos con nuestros ojos llenos de lagrimas mientras sonreíamos.

En la otra salíamos besándonos.

El último beso siempre hacía que todo doliera más.

-Iré a detener la boda- me puse de pie

Corrí a mi habitación para ducharme.

Me puse lo primero que vi.

No me importaba si estaba bonita o no, solo quería detener ese casamiento.

Pedí un Uber para poder llegar a la boda. El camino era largo y solo esperaba llegar a tiempo.

Espere una media hora a que el Uber llegara.

No había forma de llegar temprano.

-Por favor tome cualquier atajo- él asintió mientras conducía

Entro por un callejón que no reconocía, pero logramos salir a otra calle más transitada.

Media hora más tarde llegue a la boda.

Tenía que cruzar toda una calle para poder entrar a la iglesia.

El estaba vestido como cada día mientras Crystal tenía mi vestido.

-¿Quién se opone a esta boda?- escuche al padre

-¡Yo!- grité cruzando toda la iglesia

-No te cases Ulises- solloce intentando llegar a él

Unos chicos de seguridad me detenían.

-¿Por qué se opone señorita?- mire a Crystal que lloraraba

-Estoy embarazada- mentí

-La boda queda cancelada- él padre se fue

-Dafne- Ulises se acercó a mi

Acaricio mi rostro, pero se sintió frío

-Te dije que debías mantenerte al margen. No quería que te lastimaran-

El me abrazo mientras lloraba.

-Escapemosno- solloce

-Vámonos amor- besó mis labios para tomar mi mano y salir corriendo

Corrimos varias cuadras hasta que encontramos unos bancos para sentarnos.

-Dios- se rio para abrazarme

-Pensé que te perdería- él negó acariciando mi mejilla

-Jamas me casaría con alguien que no quiero- sonreí para besarlo

-Te diste cuenta que saliste con tus pantuflas- mires mis pies

-Dios- sentí mis mejillas arder

Romanov | Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora