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Dafne Romanov

Una semana desde aquel encuentro con Etham, una semana en donde mi inspiración era un asco y una semana en donde los regaños han sido para mí.

-Ni mi madre me ha regañado tanto- mire a Ashley cuando subimos al elevador

-Es que usted tampoco anda haciendo las cosas bien- la mire

-Ashley que ya salimos un día de fiesta y deberías dejar de llamarme por usted- cruces mis brazos

-Dafne- sonreí al ver a Claudia en nuestro piso

-Ve ya Claudia me llama por mi nombre- la señale para ir a donde ella

-¿Quieres que te acompañe a hacer la compra?- asentí rápidamente

Hoy no quería ir sola a hacer la compra

-Las acompaño- sonreímos hacia Ashley

-¿Qué me quede sin mantequilla?-

-¿Por qué no vivimos juntas?-

Eso sería más fácil para mi tendría con quién estar todo el tiempo

-¿Por cuánto firmaste tu apartamento?- Claudia me señalo

-Por 15 meses-

-Entonces es más fácil si le damos un update para más habitaciones, mi contrato se vence el próximo mes- Claudia y yo miramos a Ashley

-Yo vivo con mis padres- las dos nos sorprendido

-No te juzgo si fuera por mi seguiría viviendo con mis padres-

-Bueno piénsatelo Ashley y nos dices- asentí

-Las dejo- Claudia se despidió para irse

-Iré a diseñar- entre a mi oficina

Joseph tenía ya todos los diseños para los hombres aprobados, mientras yo solo tenía uno.

-¿Por qué no hacer Jessica Rabitts?-

Tomé mi tableta y comencé a diseñar el vestido.

Era un clásico vestido rojo altamente sensual.

Quería que el brillo del traje fuera pedrería que enmarcara el cuerpo de la mujer.

Luego de ese diseño fue como si la inspiración llegara logrando tener más de tres diseños.

No dude en enviárselo a Ulises.

-Dafne- sonreí al escuchar a Ashley

-¿Fue difícil?- ella negó riendo

-Le llegaron unas flores- cerré mis ojos

-¿Etham?- ella negó

Si, Etham no se cansaba y seguía hostigándome de que era su pareja y no sé qué cuánto.

Durante toda esa semana me estuvo mandando al trabajo flores, peluches, chocolates, cartas y más. Siempre le pedía al chico de seguridad que lo botara o se lo regalara a alguien más.

-Pide que la suban entonces- no quería Salí de mi oficina

Ella asintió para irse

Mis tacones ya se habían desaparecido de mis pies.

Ashley apareció con un gran ramo de diversas flores.

-Que hermoso-

Ella lo coloco en mi escritorio.

-Tiene una nota- asentí para leerla

-"A una mujer se le deben regalar rosas reales y no cualquiera que se encuentra en el camino. Se que no son rosas, pero no quiero conquistarte como es idiota. Hoy estas muy hermosa y espero siempre seguirte viendo. Con real admiración tu admirador secreto"-

Romanov | Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora