𝗦𝗜𝗡 𝗖𝗢𝗥𝗥𝗘𝗚𝗜𝗥
Dónde Aemma Visenya Targaryen se ve metida en un lío al comenzar a sentir una fuerte atracción hacía tres hombres los cuáles pueden traerle más problemas de lo que ya tiene...
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—¿Cómo te has sentido en tú primera semana?— Pregunto una señora del consejo de brujas sonriéndome.
—Esperaba que hubiera estado peor.— Digo devolviéndole la sonrisa.
—¿Soraya cuida bien de ti?
—Por supuesto, ella no se separa de mí hasta que yo se lo ordene.— Digo girándome para guiñarle un ojo a Soraya lo cuál esta me dedica una delicada sonrisa de labios cerrados.
—¿La corona la guarda muy bien cuándo no la utiliza?— Pregunta esta señalando la corona que adorna mi cabeza con su mano.
—Por supuesto. Cuándo no la utilizo me encargo yo misma de guardarla en un cofre con seguro.
—Estupendo. — Dice esta mientra anota con tinta lo que le acabo de decir.— Tengo entendido que mañana empieza con las clases, ¿verdad?
—Sí, estoy realment-.— No pude terminar de hablar porque unos gritos se escuchan a lo lejos.
Automáticamente miro a Soraya.
—¿Me disculpa un momento?— Digo mientras me levanto de la silla.
—Por supuesto.— Suelta la señora con una mueca de preocupación.
Camino hacía la salida del gran salón sintiendo como Soraya camina detrás de mi.
Al salir de salón Soraya cierra la puerta y en ese instante siento como un cuerpo se estalla contra el mío.
Lucerys.
Este trata de alejarse y seguir corriendo pero al darse cuenta que soy yo se oculta detrás de mi espalda.
—Lucerys. ¿Qué sucede?— Pregunto con el corazón en la boca dándome vuelta para tomar su cara entre mis manos. El menor estaba aterrado.
El no puede responder porque unos firmes pasos se hacen presentes atrás nuestro. Y automáticamente pude deducir de dónde provenía el miedo de Luke.
Paso un brazo por adelante de Lucerys para protegerlo y me giro hacía el platinado con los labios apretados.
—¿No puedes defenderte solo que tuviste que venir llorándole a tú tía que te defienda?— Dice Aemond acercándose. En un movimiento rápido levanto un poco mi vestido sacando mi daga que se encontraba sujetada a mi pierna para interponerla en su camino.
